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LA MÚSICA Y EL BAMBÚ JAPONÉS: NO APTOS PARA IMPACIENTES

Como bien es sabido por todos, si observamos con detenimiento la naturaleza podemos cosechar grandes lecciones de vida. No todo lo que tiene valor en nuestro entorno es tangible para nuestros sentidos ni comida rápida para nuestra insaciable impaciencia, de ahí emana la estrecha relación que une al bambú japonés y a la música.

¿POR QUÉ EL BAMBÚ?

No hay que ser un experto en botánica para saber que de casi todas las semillas, tras unas pocas semanas de plantación y ciertos cuidados específicos, empezará a brotar un tallo.

El caso del bambú japonés es muy especial, pues permanecerá aproximadamente unos 7 años sin que asome por la superficie nuestro futuro árbol. No hay señales de vida. Nuestro esfuerzo por cuidar el bambú puede quedar frustrado si desistimos en su cuidado, necesitándose altas dotes de paciencia y perseverancia durante años.

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Repentinamente, después de toda la larga espera, de la semilla brotará un tallo que, en tan sólo 6 semanas desde este momento, podrá llegar a alcanzar más de 20 metros de altura. Además de este precoz desarrollo en pocos días, este árbol se convertirá en uno altamente resistente y flexible, doblándose con facilidad, pero siendo tremendamente difícil de partir y tirar abajo.

Entonces, ¿el bambú tarda sólo 6 semanas en crecer? No, para nada, tarda 7 años más 6 semanas. Mientras, durante todo este largo periodo de tiempo, estará creándose de forma no visible un complejo y férreo sistema de raíces que le permitirá, en un futuro, convertirse en esa planta con tan excelentes propiedades de adaptación.

LA MÚSICA Y EL BAMBÚ

La música es una disciplina que, como todo el que lo ha experimentado activa o pasivamente sabe, requiere, al igual que el cultivo del bambú, un profundo desarrollo de virtudes como la perseverancia, la constancia y el sacrificio, lo que les convierte a ambos en “no aptos para impacientes”.

PAZ CHINAEs imprescindible no desistir porque, aunque no se puede acelerar como nos gustase, en el momento que dejemos de cuidar y mimar nuestro cultivo, todo el esfuerzo depositado caerá en saco roto. Será difícil, ya que al igual que no veremos nuestra semilla germinar en años, no sentiremos dominar un instrumento, no entenderemos la música como otros la perciben y nos sentiremos torpes y perdidos en las interpretaciones grupales en las que participemos.

Un buen día, el tallo empezará a emerger con entereza por la superficie, dando sentido al esfuerzo y dedicación de años. Al igual que el bambú se ha pasado tanto tiempo diseñando su sistema de raíces, la música nos ha hecho de crecer internamente: conocimientos, habilidades físicas y cognitivas, espíritu artístico, inteligencia emocional, etcétera.

De la misma manera que este paciente proceso convertirá a este árbol en uno de tales características naturales, cada minuto que hayamos dedicado a cultivar nuestras “semillas musicales” se transformará en frutos de calidad, pudiendo nosotros y nuestro entorno disfrutar de ellos y manifestándose a través de elementos de índole musical y personal.

RAICES

INTERIORIZAR Y TRANSMITIR

Como lo aprende y asume el agricultor mediante el bambú japonés, la música nos hace adquirir y experimentar nuevos valores y aptitudes, siempre y cuando no desistamos y creamos en “aquello que aún no se ve, pero sí está”.

Este proceso de creencia e interiorización es algo para lo que podamos necesitar ayuda. Posiblemente, necesitemos recordar el caso del bambú en aquellos momentos en los que parece que el túnel no tiene salida, todo está muy oscuro y no hay señales de luz, pero no podemos rendirnos porque llegará lo esperado y disfrutaremos ampliamente de ello cuando empiece brotar.

Dicha enseñanza, es muy importante de tener presente en cualquier proceso de formación, madurez u objetivo propuesto, pero más aún (desde mi propia experiencia) en las carreras artísticas y, concretamente, en la música, donde las cosas parece que no crecen, no se desarrollan, no brotan, no se avanza, pero, en verdad y de forma invisible, se está creando un complejo entramado en y sobre nosotros que pronto empezará a dar sus frutos, dibujando una línea de ascenso casi exponencial.

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El papel del docente es muy relevante, ya que éste tiene la obligación de monitorizar que los aprendices están diseñando y forjando sus raíces; sin desesperar, sin querer volar, sin hacer trampas ni tomar atajos que nos empujen al fracaso, entendiendo la filosofía del proceso y ayudando a hacer pedagogía continua del mismo, tanto con los propios alumnos como con, si procede, con los padres de los mismos, poniendo sobre la mesa las características e importancia del mismo.

Asimismo, es también una obligación animar a extrapolar todo lo aprendido e interiorizado en nuestras clases y experiencias con la música (o cultivando bambús), con los demás aspectos de la vida en general; la importancia de la humildad, la virtud de la constancia y perseverancia, el dulce sabor del sacrificio tras alcanzar una meta propuesta, ayudar a entender el entorno a través de nuestras experiencias musicales, etcétera.

Para finalizar y como broche, me gustaría acercarles un texto que escribí hace unos meses en un momento de reflexión, inspiración y escape:

 ¿SACRIFICIO?

Al igual que la energía, que ni se crea ni se destruye, se transforma, ningún sacrificio se desvanece. Cuando creemos que hemos esperado el suficiente tiempo como para obtener resultados, y estos no llegan, necesitaremos otro nuevo sacrificio; la paciencia.

La paciencia es el sacrificio de esperar luchando, de esforzarse por alcanzar un objetivo sin saber cuándo llegará. Si no desistimos, llegará lo esperado, aunque nos daremos cuenta de que lo que deseábamos en un principio, se habrá transformado. Como consecuencia, descubriremos que, aun teniendo lo anhelado, el mayor logro es haber desarrollado la valiosa capacidad de conseguir lo propuesto.

Por encima de todo, entenderemos que el mayor tesoro es olvidar, o dejar de comprender, el significado de la palabra “sacrificio”, ya que realmente es lo que nos ha ayudado a conseguir todo aquello que hoy disfrutamos.

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Eduardo Sánchez-Escribano García de la Rosa.

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EL RELATIVISMO CULTURAL EN LAS PROFESIONES ARTÍSTICAS: QUÉ ES Y CÓMO NOS AFECTA.

(Si va a leer este artículo, aconsejo que lo haga de forma íntegra o, de lo contrario, podrá dar pie a una comprensión incompleta de lo que se intenta expresar y dar a entender)

Seguramente, todos nosotros y no en menos de una ocasión, hemos participado o presenciado  algún tipo de manifestación cultural, artística o religiosa que, visto desde una perspectiva cultural ajena, pueda ser considerado como algo peyorativo, irrespetuoso, ilógico, inmoral o, simplemente, no compartamos bajo ningún concepto por su falta de valor pero, aun así, lo toleramos (o no) en base a una contextualización simbólica y cultural.

etnomusicaEn las disciplinas artísticas, tanto practicadas de forma amateur, como en su ejercicio profesional (sobre todo) y por su propia naturaleza, existe una inclinación propensa a vivir experiencias que nos obliguen a emitir juicios de valoración personal, así como a poner en marcha la maquinaria de la toma de decisiones respecto a esos dictámenes.

Desde el punto de vista de la colectividad, es muy común que desde temprana edad aquellas personas pertenecientes, por ejemplo, a una compañía de teatro, banda de música, charanga o grupo de arte folklórico, viajen cerca, lejos o muy lejos, para compartir o regalar su trabajo a otras tierras distintas a la de origen. Asimismo y desde una perspectiva individual, el grado de intensidad de la inmersión cultural puede llegar a ser abismalmente mayor, ya que bien por las características técnicas y/o como por los conocimientos de un artista, éste puede ser requerido e invitado para colaborar “codo con codo” en un proyecto artístico muy “peculiar” (desde tu juicio cultural personal)  o en el que no tengas absolutamente nada en común con los demás participantes ni el público.

Por todo esto y explicado con “brocha gorda” debido a su tamaña complejidad, aquellas personas que dedican altruista o profesionalmente su tiempo a proyectos artísticos están más expuestas a desarrollar un mayor grado de consciencia respecto a lo que la filosofía y la antropología denominan “relativismo cultural”.

¿QUÉ ES EL RELATIVISMO CULTURAL?

El relativismo cultural es una perspectiva de análisis o punto de vista sobre unos hechos concretos o globales que tienen lugar en el mundo respecto a un sistema cultural determinado. Existen múltiples teorías, subdisciplinas y acepciones al respecto, pero todas ellas tienen un mínimo común divisor; el rechazo de las teorías etnocentristas y de todas aquellas tendentes a la universalización, es decir, pensar que nuestro sistema cultural es el idóneo, existiendo motivos y razones para realizar comparaciones y análisis en base a elementos comunes y semejantes entre sí.

Por otro lado, nos orienta a desviar los pensamientos respecto a la referencia de que nuestra cultura es mejor por sus ideas, costumbres, valores, mecanismos sociales, etcétera. chinos-tocandoTambién nos alerta de que, a pesar de sentirnos especiales y únicos, simplemente hemos sido productos de un proceso de enculturización, a través del cual hemos sido socialmente instruidos para sobrevivir, adaptarnos de la mejor manera posible y ayudar a hacer prevalecer dicho sistema en el que nos ha tocado vivir.  Además, sostiene que, a pesar de que los seres humanos presentamos predisposiciones genéticas y psicológicas comunes en lo que concierne a la consciencia y a la estructura ética, la última palabra la tiene el sistema o código moral prevaleciente en un lugar y momento concreto, siendo y funcionando de manera muy distinta en la práctica totalidad de las diferentes culturas que cohabitan en este planeta.

Realmente, profundizar de forma teórica en la corriente del relativismo cultural es una ardua y áspera tarea, pues al final, todas las propuestas y discusiones acaban en complejísimos temáticas que ahora no abordaremos como pueden ser la globalización, la Declaración Universal de los Derechos Humanos o las distintas teorías evolucionistas, ya que el tema que ahora me preocupa y quiero resaltar no pasa por intentar resolver en unas líneas una de los más complejas temáticas, trayendo verdaderos quebraderos de cabeza a los más brillantes humanistas académicos de las últimas décadas.

Por encima del marco teórico y en base a esta breve introducción, la esencia que, desde mi punto de vista, tiene más valor sobre esta perspectiva es el aprender a valorar y a apreciar que lo distinto no es ni superior ni inferior, sólo es distinto y, “a priori” y contextualizando continuamente, deberíamos tomarlo como tal y hacer acopio del famoso “beneficio de la causalidad”. Con esto que acabo de decir, no estoy excluyendo la posibilidad de que algo culturalmente propio no pueda ser más o menos bueno/malo, debido/indebido o valioso, casos en los que la responsabilidad de juzgar recae sobre cada individuo en última instancia, sino que dicha valoración no debe de ser emitida por el simple hecho de que algo sea producto de nuestra cultura mater,  o eso es lo que sustentan las distintas teorías relativistas como enraizado factor.

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¿QUÉ INFLUENCIA TIENE LA PARTICIPACIÓN EN ACTIVIDADES ARTÍSTICAS SOBRE EL DESARROLLO DEL REALATIVISMO CULTURAL? ¿CÓMO AFECTA A LOS ARTISTAS?

Como ya se ha comentado anteriormente en este artículo, la participación en actividades artísticas, o más aún, si conviertes alguna de las distintas existentes en tu profesión y forma de vida, te hace de exponerte a una serie de experiencias de contacto o inmersión cultural que, en el caso de no practicarlas, nunca llegaríamos a vivenciar.

Para poder entenderlo mejor y realizar una más correcta acotación, voy a dividir mi propuesta sobre el relativismo cultural en dos grandes subniveles:

                -Perspectiva cultural intranacional: Ésta es seguramente a la que antes tenemos o hemos tenido acceso debido a su mayor accesibilidad. Empieza a desarrollarse en el momento que empezamos a tomar contacto con otros practicantes de la cultura, procedentes de distintos pueblos, ciudades o comunidades autónomas, cercanas o muy lejanas, pero todos ellos portadores y representantes de un código de barras muy personalizado llamado “cultura”. Un ejemplo muy claro es el que se produce cuando ingresas (normalmente a temprana edad) en algún centro artístico provincial o nacional y comienzas a tener contacto con estudiantes de distintos rincones o, por otro lado y desde la experiencia personal, cuando te vas a tocar en procesiones una Semana Santa completa en Andalucía con una banda andaluza (y siendo de Toledo), aunque estoy seguro que a cada uno de los lectores se le ocurre un ejemplo distinto en primera persona.

                -Perspectiva cultural internacional: Por suerte y aunque es menos fácil acceder a este subnivel que al anteriormente propuesto, cada vez una mayor número de personas disfrutan de sus beneficios. mundomusicaÉste se desarrolla bien cuando accedemos a alguna experiencia de inmersión cultural en un país extranjero, o bien cuando participamos/trabajamos en proyectos o actividades con personas de una nacionalidad distinta a la nuestra, aunque sea “en casa”. En este apartado es importante hacer hincapié en que, dentro de la pluralidad cultural internacional, es muy distinto el tener contacto con otras culturas occidentales (u occidentalizadas) que el tenerlo con otras que no lo son, pues la ruptura y choque de pensamiento son mucho más contrastantes, ayudándonos a sacar conclusiones mucho más profundas y contribuyendo a un mayor afloramiento del relativismo cultural, tanto sobre temas directamente relacionados con el arte como otros transversales y paralelos.

A pesar de que las disciplinas artísticas puedan premiarnos (por su propia naturaleza social e intercultural), con estar expuestos a este tipo de experiencias (entre otras muchas cosas), no es algo exclusivo ni excluyente, teniendo todos también acceso a otras actividades no artísticas que nos pueden hacer desarrollar dichos beneficios, como puede ser cualquier tipo de actividad deportiva o la participación en proyectos de desarrollo, cooperación o voluntariado.

Desde mi punto de vista, el relativismo cultural en el desarrollo de los trabajos relacionados con las artes escénicas es necesario e inherente, es decir, es una característica indispensable para poder desenvolverte hábilmente en los distintos acometidos, proyectos, entornos o destinos donde te haga llegar tu actividad creativa o interpretativa, y sobre todo en el s. XXI. Asimismo, es inevitable que dicha exposición a otras perspectivas o formas de pensar no erosionen nuestro concepto de realidad y verdad, ya que la plasticidad cultural es una propiedad intrínsecamente humana, sirviéndonos como mecanismo de adaptación y supervivencia, así que, aunque nos resistamos marcará (en mayor o menor medida y dependiendo del individuo) nuestra capacidad de contextualización.

Hablar sobre el relativismo cultural siempre suscita múltiples controversias y opiniones muy contrastadas pero, por encima de todo y del estar a favor o en contra, es muy importante hablar de ello porque nos hace de tomar consciencia al respecto y fomenta el pensamiento crítico y analítico. Hoy en día y en el lugar en el que nos ha tocado vivir, causal o casualmente globalizado, es muy importante hablar, abordar y tomar consciencia respecto a estos parámetros que, aunque no se ven, está.

paz-chinaEstrechamente relacionado con el mundo de las artes y con todo lo anteriormente expuesto, se me viene a la cabeza una expresión que escuche hace años y viene muy al caso: “¿Tú quieres ser músico o quieres vivir en tu casa (o cerca)?” Si extrapolamos la palabra “músico” y la sustituimos por cualesquiera de las profesiones que le puedan ser semejantes, esta pregunta nos recuerda que si decidimos seguir por ese camino profesional, estamos condenados (o premiados) a una vida total o parcialmente nómada, con los correspondientes beneficios o inconvenientes y, por lo tanto a tener que hacer constante uso del relativismo cultural en todas y cada una de nuestros constantes juicios y decisiones.

EL RELATIVISMO NOS AYUDA A ENTENDER SIN NECESIDAD DE COMPARTIR Y DESPIERTA AL HUMANISTA QUE TODOS LLEVAMOS DENTRO. Y SIN NINGUNA DUDA, LA PRÁCTICA E INMERSIÓN EN PROYECTOS ARTÍSTICOS FOMENTAN SU DESARROLLO E INTERIORIZACIÓN.

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ÉTICA Y MORAL. ¿QUÉ ENTENDEMOS? ESTRUCTURA, CONTENIDOS Y ACTITUDES.

Día a día, solemos emplear y añadir en nuestras conversaciones palabras y conceptos que, en el fondo, no dominamos con exactitud, pudiendo caer en un desafinado uso de los mismos. Un claro ejemplo es el de las palabras “ética” y “moral”, frecuentemente utilizadas, tanto éstas como toda la amplia gama lingüística que emana de las mismas, como sinónimos, adjetivos o adverbios.

En líneas generales, la Ética (también conocida como filosofía moral) es una disciplina filosófica que trata sobre asuntos morales, es decir, aquello concerniente a nuestra conducta, ofreciéndonos una catalogación de ésta como buena o mala (ética aristotélica), debida o indebida (ética kantiana) o más o menos valiosa (ética scheleriana).

La palabra “ética” posee dos raíces etimológicas (ambas griegas):

   êthos: hace referencia a “el lugar” metafórico donde habitan las disposiciones generales y naturales del hombre.

   éthos: carácter o forma de ser (hablando en términos modernos).

aristotelesAmbas fueron traducidas y sintetizadas al término latín “mos” que, más tarde, desembocaría en la palabra “moral”. En dicha traducción prevaleció el sentido de “costumbre” o “hábito”, haciendo referencia a la vida moral de los hombres y tomando, en un principio, la potestad de calificar los actos de éstos como buenos o malos, división muy característica de la ética que el filósofo griego Aristóteles desarrolla en su “Ética a Nicómaco”.

En este contexto, entendemos que la vida moral de una persona se construye mediante la relación circular que existe entre sus actos, sus hábitos o costumbres y su temperamento (disposición natural), tomando dicha relación entre todos estos elementos como un todo indisoluble.

He aquí la importancia de la educación en el proceso de desarrollo de la vida moral de un individuo, ya que es la encargada de tomar nuestra “primera naturaleza”, es decir, nuestras disposiciones temperamentales “de serie”, y moldearla a través de experiencias y sus respectivas consecuencias y conclusiones,  gestando así la llamada “segunda naturaleza” o “personalidad moral”.

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Llegados a este punto podemos tomar la Ética y la Moral como sinónimos, pero en realidad se suele realizar una distinción entre estas dos disciplinas:

   La Ética (con mayúscula) o también llamada “filosofía moral” es la disciplina encargada de realizar el estudio reflexivo y teórico de la vida moral práctica. Ésta observa, analiza y teoriza sobre el funcionamiento, razón de ser y finalidad de los distintos códigos moralistas que regulan y catalogan las acciones humanas, pudiendo ser, por ejemplo, de naturaleza religiosa, ideológica o puramente personalista.

   La moral (con minúscula) es aquella ejercida por las personas preocupadas por reformar y alentar la práctica moral entre humanos (y a veces con la naturaleza también), fomentando los hábitos y comportamientos dentro de una perspectiva o código moralista concreto.

A pesar de esta distinción, el uso y regulación de estas definiciones no es regular entre todos los autores, culturas y  épocas, por lo que es totalmente necesario realizar una contextualización previa antes de abordar o calificar cualquier teoría, conducta o acto concreto.

Ante la gran complejidad y ambigüedad de la temática que presenta la definición y estudio de la moralidad, y con tal de seguir profundizando en su entendimiento, es necesario abordar la misma desde perspectivas y dimensiones distintas:

MORAL COMO ESTRUCTURA

equilibrioNuestra libertad reflexiva y la necesidad de adaptarnos culturalmente al entorno hacen que desarrollemos una personalidad moral concreta, obligándonos a tomar decisiones de forma estructural y a partir de la naturaleza de sus contenidos.  Analizar a ésta de forma estructural significa comparar los elementos de naturaleza moral en contraposición con otras dimensiones o perspectivas, abordándolos dentro de una estructura binaria (bueno y malo, por ejemplo). En este contexto encontramos tres principales estructuras o dicotomías:

    +Moral vs Inmoral: Aunque nos creamos conscientemente libres, estamos determinados a no poder renunciar a llevar a cabo una vida moral, ya que deliberadamente o no, es más bien la libertad de nuestra consciencia y el cálculo de nuestras consecuencias morales lo que nos hace libres. La propia naturaleza moral del hombre como estructura nos obliga a ubicar nuestros actos o hábitos respecto a un “más acá” o un “más allá”. Entorno a este juicio también aflora la virtud innata y constante del “beneficio de la causalidad”, aquél que nos permite calcular el valor y las consecuencias de una manifestación moral dependiendo de la relación de éste con un contexto determinado, ayudándonos e interfiriendo en cuan moral o inmoral es algo desde nuestro punto de vista.

    +Moral vs Amoral: Entendemos por una actitud amoral aquella que permanece exenta de cuestionar si algo se encuentra “más acá” o “más allá”. Una personalidad más ética es considerada como tal conforme a la virtud para elegir respecto a su propia razón y sentido, en cambio, por una personalidad estética entendemos aquella abandonada a la merced del capricho, del impulso y de las corrientes sociales.  Según la antropología, no se han dado estructuras socioculturales donde no hayan existido preferencias de actuación, por lo que el fenómeno de la “amoralidad” es contemplado más bien como un problema psicopatológico, ya que bien a la merced de la propia razón, o bien impulsados por las corrientes sociales, estaremos actuando dentro de un marco que nos permite distinguir entre algún tipo de “más acá” y “más allá”.

    +Moral vs Desmoralizado: “Estar desmoralizado” no es sinónimo de actuar inmoralmente como antítesis de lo ubicado más cerca de la ética. desmoralizadoEsta dicotomía califica lo moralizado frente lo desmoralizado como algo con la capacidad de mantener el suficiente ánimo para afrontar la vida pese a las dificultades que ésta presenta. A priori, esta estructura es paralela e independiente al obrar mejor o peor, pues se puede estar atravesando una etapa de desmoralización y, pese a lo que se puede intuir, estar cosechando unos hábitos o actos cercanos a “lo bueno” o “más acá”, no obstante, presentar una disposición moralizada, con energía, puede ayudar a enfrentarnos a los dilemas de actuación moral que nos podemos encontrar en nuestro día a día.

MORAL COMO CONTENIDO

A partir de la condición estructuralmente moral por la que el ser humano no solo se trata de ajustar a la realidad de cualquier forma, sino con justeza y de una manera preferible (buena, debida o valiosa), surge lo que llamamos la “moral como contenido”, contenidos que normalmente se presentan guiados por un “código moral” o unos “principios morales”

¿Es posible no elegir lo bueno, deseable o más valorado? Según Aristóteles no, no es posible. El equívoco se encuentra en la ambigüedad del término “bueno”, ya que no siempre se utiliza en sentido moral, siendo usado como un concepto utilitarista, es decir, algo es bueno cuando ha cumplido la función que le ha sido encomendada. kantEl contenido está supeditado al acto como herramienta. Kant, en cambio, trascendió la calificación de algo “bueno o malo” y lo separó de algo “provechoso o perjudicial” respecto a una voluntad humana determinada por la razón, tanto práctica como teórica y premiándonos con la confección de sus imperativos hipotéticos (reglas de tres) y categóricos (principios universales)

Dependiendo de su contenido, podemos distinguir entre dos tipos de éticas:

   +Éticas materiales-¿Qué hacer?: Un claro ejemplo sería el de los códigos morales, pues prescriben y regulan de modo bastante concreto y detallado el contenido de nuestros comportamientos.

   +Éticas formales-¿Cómo hacerlo?: La ética sin códigos, basada en principios y donde destaca el papel de la ética kantiana, puramente formal y vacía de contenidos. Kant se preocupó más sobre los requisitos que debía de cumplir una acción moral por encima de definir una conducta como tal.  “Obra sólo según aquella máxima por la cual puedas querer que al mismo tiempo se convierta en una ley universal”. Estas palabras traídas del filósofo I. Kant son un claro ejemplo de su concepto de imperativo categórico y de su ética formal.

 MORAL COMO ACTITUD

Para hablar de la moral como actitud hemos de hablar del protagonismo de la consciencia ya que, a pesar de estar expuesta a múltiples condicionamientos, sólo los individuos pueden presentar una actitud moral si se responsabilizan de sus acciones.

La consciencia ha de ser abierta al diálogo, a la interrogación y a ser advertida de sus dobleces y autoengaños, pues ésta es la línea irrebasable de la moral, conscienciahaciendo que el individuo sea el único protagonista y responsable de las consecuencias de sus actos. El individualismo ético proviene de la sociabilización, ya que la identidad moral como actitud se construye en base a las identificaciones y relaciones que se producen con el entorno, no obstante y a pesar de que la moral se ejerce de forma individual, no existe una actitud realmente ética individual que no tenga en cuenta una ética social e interpersonal.

Por otro lado y centrado en la moral como actitud ejercida desde la política, Max Weber contrapone la “ética de la responsabilidad” a la “ética de la intención” (también conocida como la “ética de la convicción”):

   +Ética de la intención o convicción: Ligada a la ética kantiana y en la que los resultados son independientes de la acción. Está basada en una actitud moral de principios, inviolables independientemente de los fines o consecuencias. No hay nada que pueda ser bueno sin restricciones más allá de una buena voluntad.

   +Ética de la responsabilidad: Aquella que presenta una actitud atenta a las consecuencias (deseadas o no) directas y colaterales previsibles a una acción. Ésta esconde la llamada “ética del éxito”, una actitud resultadista que, en teoría, acaba con cualquier ética al ser proclive a vulnerar unos principios éticos con tal de perseguir unos objetivos concretos o eludir una serie de problemas o consecuencias negativas.

Por encima de las teorías, definiciones y desde mi punto de vista, lo más importante de instruirse, consumir contenidos y de reflexionar acerca de la Ética y la moralidad es el inevitable juicio que se produce al entrar en contacto ( y posible conflicto) toda esta información con nuestro propio autoconocimiento. mts4Es absolutamente necesario el papel del estudio de las conductas y valores humanos en el proceso de la educación, pues no existe otra forma de ser conscientes de nuestra propia personalidad moral si no hay nada que constantemente esté (mínimamente) haciéndonos reflexionar sobre ello. Haciendo referencia a uno de los párrafos anteriores, me gustaría añadir que nuestra “segunda naturaleza” no acaba nunca, está en constante evolución, siempre está moldeándose y es muy importante hacer especial incapié en aquello que, como he dicho en anteriores ocasiones, convirtió al “homo” en “sapiens”.

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Eduardo Sánchez-Escribano García de la Rosa

Bibliografía utilizada para el presente artículo:
“La aventura de la moralidad: paradigmas, fronteras y problemas de la ética” (Carlos Gómez, Javier Muguerza)
“Ética a Nicómaco” (Aristóteles)
“Fundamentación para una metafísica de las costumbres”, “Crítica a la razón práctica” y “Crítica a la razón pura” (Immanuel Kant)
“El formalismo en la ética y la ética material de los valores” (Max Schler)

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La relación que guardan todos estos personajes es, indiscutiblemente, un claro ejemplo de que tras siglos y siglos después de que este anillo cobrara vida, los dilemas éticos que trae consigo siguen siendo una verdadera y compleja ecuación sin resolver para la filosofía moral. Directa o indirectamente, la mitología, la literatura, el arte, la filosofía académica y práctica y, por último, el cine, nos han hecho de emitir un veredicto u opinión respecto a los dilemas éticos universales que esta ficción nos propone.

Platón, en el Libro II de La República, menciona la leyenda mitológica del “Anillo de Giges”. El filósofo ateniense propone a Giges, un pastor que presencia una furiosa tormenta, la  cual provoca una gran brecha en la superficie. Adentrándose en la grieta, encuentra, entre otras cosas, un anillo.  Sorprendido por lo que experimenta al introducir dicho la-republica-platonanillo en su dedo y después de asegurarse fehacientemente de sus poderes, descubre que realizando una pequeña maniobra con él, nuestro pastor resultaba invisible para las demás personas.  Rápidamente, Giges esbozó un plan para lucrarse ambiciosamente de los poderes de esta joya que había caído en sus manos. Éste lo usó para infiltrarse en los aposentos reales; sedujo a la reina y mató al rey para apoderarse de su reino. El plan articulado había salido a la perfección y todo gracias al mágico anillo.

Dicho relato, fue el central protagonista de muchos de los diálogos que Platón y Glaucón, su hermano, mantuvieron. Contradiciendo las palabras y enseñanzas de Sócrates que indican que, a grosso modo, actuar con justicia es un bien en sí mismo y no es necesario un medio a través del que obtengamos reconocimientos o evitemos castigos, Glaucón usa esta leyenda para ejemplificar su teoría de que todas las personas son injustas por naturaleza. Éste, afirma que todo aquél que tenga la oportunidad de usar los poderes del anillo lo hará, lejos de empatizar y pensar sobre el contenido ético del acto a cometer en sí mismo, como puede ser robar o matar, siempre y cuando nos reporte un beneficio personal.

Como resultado del diálogo frodo-y-anilloy la reflexión, Glaucón llegó a la conclusión personal de que es imposible, por motivos de la propia naturaleza humana, actuar moralmente en la ficticia situación de Giges si no es por el amor y admiración a la justicia como máxima en sí misma. Además, subrayó que si en situaciones reales sí actuamos respecto a un marco de ideales éticos, es porque existe un sistema de castigos y bonificaciones de todo tipo que así lo provocan, ya que si estuviéramos exentos o fuera de la influencia de ese sistema (como nos brinda “el anillo”), no actuaríamos igual.

Miles de años después y a través de medios y formatos archipopulares, nos seguimos exponiendo al correcto o incorrecto uso que los poderes del “Anillo de Giges” nos, hipotéticamente, brindarían. J. R. R. Tolkien, que casualmente hoy se conmemora el 125 aniversario de su nacimiento, abordaría de forma prácticamente directa e íntegra la leyenda propuesta por el filósofo ateniense, no obstante, le da otro contenido e interpretación ya que Frodo, el protagonista, se ve poseído e incitado hacia el mal por el poder del anillo, del que pasa, durante toda la trilogía, huyendo. El poder para hacer el mal que éste contiene, harry-potter-capa-invisibilidadlo  presenta como una gran y pesada carga, y no precisamente desde el punto de vista material, que el hobbit tiene el encargo de destruir y alejar de los hombres. En otro formato, J. K. Rowling, escritora y autora de la saga de culto “Harry Potter”, también aborda este dilema filosófico-moral regalándole en la ficción a su protagonista la “capa de invisibilidad”, cuyas propiedades son exactamente las mismas que la de los anillos anteriormente mencionados. Este objeto es usado por Potter en la práctica totalidad de los libros y sus respectivas y taquilleras versiones cinematográficas.

Si existe algún denominador común entre Frodo Bolsón y Harry Potter, es que sus autores les presentan como dos personajes de valores íntegros y acreedores de la gran carga ética que supone tener en posesión objetos con semejantes propiedades. Por otro lado, resulta muy interesante también resaltar la figura de la persona que, en cada historia, dota al personaje de dicho objeto; Gandalf y Dumbledore, presentados los dos como adalides moralistas y ejecutantes y protectores de la “buena ética” en cada una de sus respectivas historias. Figuras que, por su ejemplaridad y fe en las buenas conductas como máximas humanas nos pueden recordar al pensamiento y enseñanzas que predicaba el filósofo Sócrates. No obstante, la conducta y uso que ambos presentan, hubiesen supuesto una mera y simple utopía para Glaucón, el cual, seguramente, no hubiese estado de acuerdo con la versión e interpretación particular que dichos autores realizaron del mito platónico del “Anillo de Giges”.

LA HUMILDAD COMO VALOR TRANSVERSAL EN LA MÚSICA

[PUBLICACIONES EXTERNAS DE ESTE ARTÍCULO]

REVISTA SEXTA SECCIÓN (ARGENTINA)

http://www.lasextaseccion.com.ar/educacion/ensenar-humildemente/

En nuestros días, la era de las telecomunicaciones y la información instantánea, y en consecuencia al desarrollo tecnológico e informático, estamos siendo testigos de la transformación y desuso de muchos valores o prácticas puramente humanas e inherentes a nuestra propia condición como seres sociales. Una de las características de las personas (o personalidad) que más ha captado mi atención y admiración en los últimos años ha sido la humildad y, sin ninguna duda, debido al cúmulo de experiencias que he vivido entorno al mundo de la música y la gente que ahí me encontré.

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SOBRE LA HUMILDAD…

Llegados a este punto, me gustaría ahondar en el valor anteriormente mencionado: la humildad. En primera instancia, se puede definir como la actitud de una persona que posee autoconocimiento de sus límites y debilidades, reconoce sus fallos y fracasos, no vanagloria sus logros y actúa consecuentemente a ello. Por encima de la perspectiva teórica, y desde mi punto de vista, está la práctica del mismo y los beneficios que trae consigo para el que intente interiorizarlo y para su entorno.

musician-623362_640La humildad genera empatía (y viceversa), ayudándonos a estar cerca de los demás sin más interés que crecer y sumar, elimina el miedo a quedarse atrás y nos ayuda a aprender y enseñar a admirar sin necesidad de hacer sentir pequeños a los demás, pues no entiende de tamaños y no genera frustraciones en consecuencia de agravios comparativos. Una persona humilde es valiente, ya que no tiene miedo a equivocarse, pues lo reconocerá y aprenderá de ello, además, sabe criticar constructivamente y recibir críticas, uno de los factores bisagra del relacionarse con éxito y del aprendizaje social. Alguien humilde es sensible con su entorno, le ayuda a entenderlo tal y como es y logra escribir el guión de su propio personaje.

Asimismo, interiorizar la humildad nos hace disfrutar de los éxitos como consecuencia del sacrificio y del esfuerzo y no como derecho intrínseco y adquirido (supuestamente) a través de los mismos. Contrariamente a lo que se pueda intuir, la humildad no trae consigo una falta de autoestima, todo lo contrario, porque al igual que nos enseña a no alardear de los premios, no permite que nos hundamos por nuestros defectos y miedos, es más, nos dota de herramientas para mejorarlos y superarlos.

¿QUÉ RELACIÓN TIENEN LA HUMILDAD Y LA MÚSICA?

equilibrioComo ya he preludiado antes, la música, como disciplina artística, social, teórica y práctica, nos ayuda a hacer pedagogía de la importancia que tiene esta aptitud y actitud humana. Dentro de la música, la cual abarca distintos tipos de colectivos en los que se interactúa con la humildad, he distinguido entre 4 grandes grupos que, entre su membresía, suelen guardar unas mismas experiencias, visiones y relaciones entre música y humildad.

EL PÚBLICO

Entre aquellos individuos que tengan un mínimo de sensibilidad y salvando excepciones, existe un denominador común entre aquellas personas que se exponen a una manifestación musical en cualesquiera de sus formatos; la capacidad de admirar y de valorar una actividad o habilidad ajena. Independientemente de que sean (o no) profesionales los ejecutantes, el público suele valorar, consciente o inconscientemente, el esfuerzo, sacrificio y templanza, entre otras virtudes, que hay detrás de una actuación.

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A veces, puede que encontremos individuos que sean reacios a pensar, y muchos más a exteriorizar, esa valorización de lo ajeno, argumentándose a sí mismos que no tiene tanto valor la actividad o comparando una habilidad o sapiencia propia con lo percibido con el fin de no sentirse “pequeños”, es decir, una mentalidad no humilde. Por otro lado, como norma general y haciendo acopio de la magia de la música, el público genera valor y practica la humildad al exponerse, como ya he comentado anteriormente, a cualquier tipo de  manifestación musical que guarde una mínima calidad e intencionalidad artística.

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MÚSICOS NO PROFESIONALES

Muchos recurren a la música como entretenimiento, vía de expresión artística y creativa, etcétera. En general, las personas llegamos a la música para lo que se suele llamar “autorealizarse”. Desde una perspectiva intrapersonal, debido a las características naturales de la práctica musical y si pretendemos dominar mínimamente habilidades al respecto, es necesario desarrollar aptitudes como la perseverancia, asumir críticas de terceras personas y, por básico que parezca, el esforzarse por algo en general.

Desde un punto vista social e interpersonal, pertenecer e interpretar música en conjunto o en grupo refuerza en gran medida la práctica de actitudinal de la humildad. Esto es debido a que siempre vamos a tener a alguien en nuestro entorno del que aprender y al que enseñar. Por ejemplo, independientemente de ser un gran profesional de prestigio en cualquier campo, podemos tener la experiencia de crecer, directa o indirectamente, con la ayuda de otros socialmente mucho menos valorados, asimismo, los miembros más veteranos de un grupo o aquellos que poseen una dilatada experiencia en la práctica grupal, suelen ser embajadores de esto, ya que premian las conductas humildes y disfrutan, e invitan a disfrutar,  de los beneficios que llevan toda la vida experimentando.  (Más información en:  “CARTA ANÓNIMA DE UN PROFESOR DE ESCUELA DE MÚSICA” Y REFLEXIÓN. )

ESTUDIANTES Y ASPIRANTES A PROFESIONALES DE LA MÚSICA

Cuando se empieza a estudiar música todos somos humildes, todos tenemos uno o varios profesores/as de los que aprendemos y, normalmente, les solemos admirar. Según vamos adquiriendo profesionalidad en nuestras habilidades y si el entorno no lo impide, a veces nuestra humildad entre en crisis, ya que al sentirnos destacar respecto a un grupo determinado podemos no hacer buen uso de nuestra nueva posición. Ante esta situación, familiares, amigos y, sobre todo, los tutores musicales, debemos detectar e intentar hacer ver y sentir las limitaciones que se pueden obtener al alejarse de la humildad en la música y, como refuerzo positivo en los casos que sea necesario, hacer pedagogía de los beneficios que trae consigo a corto y largo plazo, profesional y personalmente, la práctica del valor matriz que estamos abordando.

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Hay que instruir en la humildad, porque un estudiante humilde no se frustra por sus esfuerzos sin recompensa, no tiene miedo a mostrar sus debilidades en público y será aceptado y bien recibido allá donde vaya; aprenderá más, mejor, y más rápido, así la humildad le ayudará a conseguir sus objetivos y a disfrutar y compartir sus presentes y futuros éxitos.

MÚSICOS PROFESIONALES

Dedicarse a la música profesionalmente es una carrera de continuo autoconocimiento y constante autorregulación del propio ego. Para empezar y en el intento de describir a un músico (con mayúsculas) humilde, hay que retomar y subrayar la totalidad del contenido aportado al principio durante la propia definición del valor. A parte, como todos saben, la humildad se premia y el divismo y egocentrismo se castigan, ¿por qué?, porque desde la humildad hacemos crecer a los demás y desde el divismo mostramos grandilocuencia, pero haciendo sentir pequeños, de forma casi intencionada, a los que nos rodean. Todo ello podríamos tacharlo casi de intolerante, ya que es incomprensible e inasumible que sea común en el sector de la música profesional las prácticas prepotentes y arrogantes, en una disciplina tan social, integradora y educativa como es el arte de la música.

Por suerte, grandes músicos del pasado y del presente, provenientes de todas las subdisciplinas, son y serán recordados por ser o haber sido grandes representantes de la humildad y, por lo tanto, de humanismo, siendo este valor uno de los verdaderos y más puros ingredientes de éxito y liderazgo conocidos.

ESCENARIO

No hay cambio de conducta ni actitud sin un pensamiento previo que así lo provoque. En base a ello, espero haberles ayudado a reflexionar y revalorizar todo lo que envuelve y entrelaza a la música, en todas sus facetas, y la humildad, dos elementos con mucho valor y con una cosa muy clara en común: hacer crecer.

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UNA DE HISTORIA Y UNA DE FILOSOFÍA PARA AYUDARNOS A ENTENDER LO QUE ESTÁ PASANDO.

(Aunque seguramente lo pensabas antes de disponerte a leer esta entrada, ESTO NO ES UN ARTÍCULO DE OPINIÓN)

Están sucediendo cosas que enfurecen y entristecen a la masiva opinión publicada pero, anecdóticamente, han sido provocadas y electas por la manifiesta opinión publica.  Algo muy complicado de entender y, por la tanto, de explicar.

En un esfuerzo personal por entender lo que está pasando en el mundo contemporáneo, he dado con dos herramientas que me han parecido muy interesantes y me gustaría compartirlas con ustedes. Por un lado, os invito a leer un fragmento de un libro que he leído recientemente sobre Historia Antigua. En concreto, habla sobre la democracia griega y las crisis de las “polis”. Por otro, que rescatemos e intentemos reflexionar sobre la problemática que cada uno estime oportuna aplicando el archiconocido Mito de la Caverna, texto que, como bien sabréis, podemos encontrar en La República de Platón. Para este último no me he tomado muchas molestias y he copiado, literalmente, una parte de la explicación del mismo en Wikipedia, no obstante, el que esté interesado ya he mencionado dónde lo puede encontrar.


UNA DE HISTORIA…

“…administrar la comunidad significa ejercer un poder sobre los demás, lo que convierte esa tarea en algo deseable; solo si existe una igualdad de oportunidades para acceder a las distintas formas de ejercer el poder, existirá igualdad entre los ciudadanos. Esa es la meta que pretende alcanzar la democracia griega. En todas las comunidades existen diferencias de linaje y de riqueza entre los ciudadanos, que diversifican las condiciones de ejercicio del poder. Incluso las nuevas fundaciones, que arrancan con el patrón igualitario, se van adulterando con el paso del tiempo. Lo normal es que el colectivo de los ciudadanos esté polarizado en grupos de muy distinto tamaño: el de los nobles y/o ricos, que son pocos, y el que forman los demás.

Eso genera una tensión social, que en ocasiones alcanza puntos críticos amenazando con colapsar el funcionamiento de la polis. Empieza a ocurrir en el tránsito del s. VII al VI a.C., cuando “los pocos” se encuentran divididos, en la medida en que la riqueza ya no coincide exactamente, como antes, con la excelencia de linaje. La aristocracia mantiene, en general, una actitud conservadora, pero precisamente de sus filas salen individuos dispuestos a encabezar iniciativas de cambio; se proyectan, de un modo u otro, sobre una masa heterogénea, compuesta por ciudadanos de muy distinta capacidad económica, que demanda, potencialmente, una aproximación al modelo igualitario, en lo económico y en lo político…

… en el caso de Atenas, se van sucediendo fases de desarrollo constitucional, hasta llegar a un modelo con una asamblea y un tribunal de justicia accesibles a la totalidad de los ciudadanos, que son los órganos políticos dotados de los poderes supremos.

Esa forma de política es la democracia, “el gobierno de todos”. Y la democracia consagra en Grecia un modelo de igualdad limitado al ejercicio del poder, que ni consigue ni puede pretender la igualdad económica. Porque la verdadera soberanía de la democracia griega corresponde a la ley, y la ley garantiza la estabilidad de las relaciones económicas básicas. Cicerón llegó a escribir, en una Roma convulsionada por la lucha política, que la razón del origen de los estados es proteger la propiedad privada. Y la Historia le ha ido dando la razón: la igualdad económica, que se ha revelado incompatible con la propiedad privada, no ha conseguido rebasar los límites de la utopía.

En la etapa más lograda de la democracia ateniense, desde el punto de vista de la teoría política, se llega a producir, por razones coyunturales (la pérdida del imperio y la guerra, básicamente), la mayor desigualdad económica entre los ciudadanos, un buen número de los cuales carece por completo de medios de vida. Subsisten gracias al salario que obtienen por participar en la asamblea y en los tribunales; y, al estar desocupados, son quienes votan regularmente. Pero ese voto no determina la vida económica de la polis ateniense. Los ciudadanos ricos, y hasta los menos ricos, resultan, en mayor o menor medida, marginados de la vida política y actúan a la defensiva. La disociación entre los derechos/deberes políticos y la integración económica de los ciudadanos en la comunidad es una causa manifiesta del fracaso de la democracia ateniense”


UNA DE FILOSOFÍA…

“Platón describió en su alegoría de la caverna un espacio cavernoso, en el cual se encuentran un grupo de hombres, prisioneros desde su nacimiento por cadenas que les sujetan el cuello y las piernas de forma que únicamente pueden mirar hacia la pared del fondo de la caverna sin poder nunca girar la cabeza. Justo detrás de ellos, se encuentra un muro con un pasillo y, seguidamente y por orden de cercanía respecto de los hombres, una hoguera y la entrada de la cueva que da al exterior. Por el pasillo del muro circulan hombres portando todo tipo de objetos cuyas sombras, gracias a la iluminación de la hoguera, se proyectan en la pared que los prisioneros pueden ver.

Estos hombres encadenados consideran como verdad las sombras de los objetos. Debido a las circunstancias de su prisión se hallan condenados a tomar únicamente por ciertas todas y cada una de las sombras proyectadas ya que no pueden conocer nada de lo que acontece a sus espaldas.

Continúa la narración contando lo que ocurriría si uno de estos hombres fuese liberado y obligado a volverse hacia la luz de la hoguera, contemplando, de este modo, una nueva realidad. Una realidad más profunda y completa ya que ésta es causa y fundamento de la primera que está compuesta sólo de apariencias sensibles. Una vez que ha asumido el hombre esta nueva situación, es obligado nuevamente a encaminarse hacia fuera de la caverna a través de una áspera y escarpada subida, apreciando una nueva realidad exterior (hombres, árboles, lagos, astros, etc… identificados con el mundo inteligible) fundamento de las anteriores realidades, para que a continuación vuelva a ser obligado a ver directamente “el Sol y lo que le es propio”, metáfora que encarna la idea de Bien.

La alegoría acaba al hacer entrar, de nuevo, al prisionero al interior de la caverna para “liberar” a sus antiguos compañeros de cadenas, lo que haría que éstos se rieran de él. El motivo de la burla sería afirmar que sus ojos se han estropeado al verse ahora cegado por el paso de la claridad del Sol a la oscuridad de la cueva. Cuando este prisionero intenta desatar y hacer subir a sus antiguos compañeros hacia la luz, Platón nos dice que éstos son capaces de matarlo y que efectivamente lo harán cuando tengan la oportunidad, con lo que se entrevé una alusión al esfuerzo de Sócrates por ayudar a los hombres a llegar a la verdad y a su fracaso al ser condenado a muerte.”