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YAMAHA CLASSBAND: OTRA EDUCACIÓN MUSICAL HA LLEGADO AL SISTEMA EDUCATIVO




Estimados amigos y/o lectores de Music, Think & Shout,

Después de una larga temporada (17 meses), estoy de vuelta para seguir creando y difundiendo nuevos contenidos. Durante este tiempo, el blog ha seguido creciendo, teniendo una media diaria de 250-300 lecturas, una cifra muy interesante y motivadora dada la obligada y obvia inactividad que ha tenido.

El motivo de este paréntesis, como muchos ya sabréis, es que he estado embarcado en uno de los proyectos más intensos y ambiciosos de mi vida; la redacción de mi tesis doctoral. El pasado diciembre de 2018, formalicé la matrícula y, desde enero de 2019, he estado obligado a dedicar el 100% de mi esfuerzo a dicha tarea. Afortunadamente, hace unos días que concluí en trabajo y, mientras que preparo la defensa, que tendrá lugar en un par de meses, os voy a ir acercando algunos de los contenidos e información valiosa en formato blog que he ido cosechando durante esta etapa final de mi carrera académica.

GRACIAS.

Para esta retomada ocasión, me gustaría acercaros la idea de que, en contextos escolares, otra educación musical a la que la inmensa mayoría de nosotros hemos recibido, es posible, ya que, últimamente, un buen número de colegios e institutos están optando por embarcarse en proyectos curriculares alternativos para la asignatura de música. Dejadme que os muestre.

Antes de empezar, por supuesto, mencionar que estos contenidos no hubieran sido posible sin la aportación y contribución de diversos autores e instituciones que se encuentran recogidos al final del documento.

Asimismo, me gustaría abrir paso a este contenido con esta nueva “joke-new” del famoso diario cómico www.elmundotoday.com

[ENLACE]“Detenido al fin el profesor de música que obligaba a los niños a tocar la flauta en casa”

Cuando la leí, lo primero que pensé, obviamente, fue; “se trata de una broma”, no obstante, dicha mueca sobre “la flauta del colegio” no deja de significar y dar voz a un sentimiento generalizado de la sociedad respecto a la educación musical escolar.

(Importante, cuando me refiera a “escolar”, me refiero a aquella impartida y proporcionada a partir del propio colegio o instituto)

Asimismo, en esta ocasión, y aprovechando que he investigado en profundidad sobre éste y otros métodos alternativos de música escolar, me gustaría daros a conocer la metodología Yamaha ClassBand, una alternativa no muy conocida en España pero que puede llegar a dar mucho que hablar.

La empresa japonesa Yamaha es, además de una de las compañías más importantes del mundo en cuento a fabricación y venta de instrumentos musicales, una entidad pionera e innovadora en términos de educación musical o, al menos, así lo manifiesta con el lanzamiento de su programa llamado Yamaha ClassBand, definido por la propia compañía como “la banda del cole”.

Por supuesto, comentar que no tengo ningún tipo de relación comercial ni empresarial con la empresa ni ningún interés concreto en ello. (El único producto Yamaha que tengo es el aceite de los pistones de la tuba)

La descripción e información mostrada en la propia página web de Yamaha España acerca de su método de enseñanza musical escolar es:

 “Se trata de una metodología de enseñanza musical en grupo que se imparte en horario lectivo como asignatura curricular de música, con resultados espectaculares. Los alumnos son capaces de impartir un concierto para padres en tan sólo 3-4 meses. En tan sólo un par de años, la banda podrá interpretar un repertorio bastante extenso y tendrán las herramientas necesarias para afrontar mayores retos y proyectos musicales. Pero Yamaha ClassBand es mucho más que un sistema de enseñanza musical. Es todo un compendio de valores positivos transmitidos con la música como vehículo principal. Los beneficios directos pedagógicos de aprender música [ ] están sobradamente demostrados, pero además, en el caso de Yamaha ClassBand, se suman al hecho de que se practica en grupo. Esta característica potencia en los alumnos valores esenciales como la autoestima, el respeto, el compañerismo, el trabajo en equipo, la confianza o el compromiso”

“La adaptación curricular que se ha hecho de la metodología Yamaha ClassBand es completa [ ] todos los conceptos son evaluables al 100% cumpliendo así con los requerimientos oficiales de enseñanza reglada actual”.

Logotipo de la metodología propuesto por Yamaha

Historia, trayectoria y alcance

El programa surgió en Alemania de la mano de Wolfgang Feuerborn hace más de 20 años. Hoy, más de 2000 ClassBand hacen sonar sus instrumentos en aulas 18 países de toda Europa, destacando la presencia del programa en Alemania y Reino Unido, países donde está más extendido el método ya que sus currículos contemplan la enseñanza instrumental de forma estructural. No obstante, esta metodología está inspirada y toma referencia en la tradición de bandas escolares norteamericanas.

En España, fue iniciado por el CEIPS Adolfo Suárez en el curso 2011-2012, apoyado institucionalmente por la Comunidad de Madrid, que mostró interés por el proyecto y su seguimiento pero no llegó a ayudar económicamente la puesta en marcha del mismo. Aquí, se empezó a cursar de forma extraescolar (voluntaria) para alumnos de 5º y 6º de Educación Primaria, es decir, no suponía la convalidación de la asignatura de música del currículo general. Desde entonces, varios centros tomaron interés por la metodología, iniciaron contactos con Yamaha y acabaron incorporando a sus centros su propia ClassBand como materia integrada en el propio currículo el centro.

Los centros educativos españoles que he detectado que tengan integrada la metodología Yamaha ClassBand en sus aulas en la actualidad son los siguientes:

(Si conoces alguno más, no dudes en hacermelo saber y actualizaré la lista)

  • CEIPS Adolfo Suárez (Madrid) desde el curso 2011-2012
  • British Council School (Pozuelo de Alarcón, Madrid) desde el curso 2012-2013
  • IES Las Rozas 1 (Las Rozas, Madrid) desde el curso 2013-2014
  • IES Beatriz Galindo (Madrid) desde el curso 2013-2014
  • Colegio Rivas-Luna (La Eliana, Valencia) desde el curso 2016-2017
Foto de la ClassBand del Colegio Rivas-Luna (La Eliana, Valencia)
Fuente:
http://www.rivasluna.org/yamaha-class-band/

Objetivos de la metodología

  • Promover un aprendizaje significativo en el aula de música.
  • Lograr el aprendizaje de conceptos partiendo de la práctica musical instrumental.
  • Convertir la asignatura de Música en una experiencia real y un proyecto musical auténtico que culmina en una o varias actuaciones con público durante el curso.
  • Favorecer la motivación intrínseca del alumnado y una actitud positiva hacia la asignatura de Música.
  • Fomentar el trabajo en equipo y el aprendizaje cooperativo, creando oportunidades para el desarrollo de habilidades de liderazgo y de resolución de conflictos.
  • Favorecer la inclusión en el aula.

Profesorado y formación

En España, para poder dar clase dentro del método, los profesores deben de tener una formación musical instrumental demostrable y equivalente, como mínimo, al Título de Enseñanzas Profesionales de Música, además, tendrán que asistir a una serie de seminarios de formación específicos impartidos por Yamaha.

Dependiendo de factores como la formación previa del profesor, el país donde se imparta, el presupuesto del que se disponga o si la actividad es curricular o extraescolar, en las aulas de ClassBand puede haber un único profesor o dos en el mismo espacio; uno especializado en viento-metal y, preferiblemente, otro en viento-madera.

Yamaha proporciona la formación a nuevos profesores, organizando seminarios y talleres anuales donde aprenden nuevo repertorio, realizan prácticas con distintos instrumentos y comparten experiencias sobre el método.

Instrumentos y plantilla instrumental

Dependiendo de la dotación de instrumentos de la que disponga el centro que lo imparta, puede rondar desde las 25 a las 30 vacantes instrumentales. Los instrumentos por los que se compone son: flauta, clarinete, saxofón, trompeta, trombón, bombardino, tuba y percusión.

Yamaha es la encargada de proporcionar el instrumental y ofrece soporte técnico para el mantenimiento y reparación de este. El material es compartido por los alumnos del centro, que no pueden sacar los instrumentos de éste.

Antes de cada sesión, ellos se encargan de montarlo y, al finalizar, los limpian y vuelven a dejar en sus estuches preparados para que otros alumnos puedan volver tocarlos. El cuidado y mantenimiento de los instrumentos es, también, parte del aprendizaje.

Un ejemplo de plantilla para una clase convencional de 30 alumnos sería:

  • 6 flautas traveseras
  • 6 clarinetes
  • 5 saxofones
  • 7 trompetas
  • 3 trombones
  • 1 bombardino
  • 1 tuba
  • 1 percusión-batería.

Una misma dotación de instrumentos es usada por todos los alumnos de un mismo centro, que comparten instrumentos pero no boquillas, ya que cada uno dispone de la suya propia. Antes de cada sesión, los montan y, al terminar, los limpian y recogen debidamente para que otro lo pueda usar.

ClassBand del IES Las Rozas 1 (Las Rozas, Madrid)
Fuente:
http://www.rozas1.es/classband-musica-en-el-aula/

Integración  y planteamiento dentro del currículo

La ClassBand puede ser planteada desde diferentes edades y cursos, aunque la propia metodología muestra que la edad recomendada para participar en él es entre los 11 y 13 años, es decir, durante los primeros cursos de la ESO. A pesar de ello, en España encontramos casos desde 5º de Educación Primaria.

Tanto en primaria como en secundaria, la asignatura de música del currículo general es suplida íntegramente por esta metodología alternativa. Tiene una duración de dos años y se podría llegar a ampliar a un tercero en el caso de que se opte por ello.

En la entrevista que se le realiza a María de las Viñas Jimeno en podcast Dopamínate -altamente recomendable de seguir y escuchar-, la profesora de música del IES Las Rozas 1, María de las Viñas, asegura que la sustitución de la asignatura de música curricular ordinaria por esta metodología no necesita ser aprobada por ningún inspector educativo. Lo único que se requiere es contar con la aprobación y apoyo del claustro de profesores y el consejo escolar. Asimismo, comparte que, en su caso, ha recibido y sigue recibiendo un gran apoyo por parte de toda la comunidad educativa de su centro.

[ENLACE] PODCAST DE DOPAMÍNATE –YO TENGO UNA CLASSBAND

El tercer año de ClassBand es, en el caso del centro de Las Rozas, reservado para aquellos que eligen la asignatura de música como materia optativa en 4º de ESO. Solo se cuenta con 30 plazas dentro del ratio de la clase y, según comenta, es todo un éxito; todos los años se cubren todas las plazas e incluso queda gente fuera. Es una actividad muy demanda y suele conocerse como ClassBand Plus.

El caso de otro de los centros donde se imparte es el British Council School (Pozuelo de Alarcón, Madrid). Aquí, cada clase que sigue esta metodología tiene dos horas semanales de banda, una de ellas sustituye a la hora de enseñanza curricular normal y la otra se ha sacado del currículo de ciencias. La actividad está disponible para los alumnos de Year 5 hasta Year 7, lo que equivalente a 5º de Educación Primaria y 1º de ESO, respectivamente.

Metodología y contenidos

Se trata de un método secuencial de aprendizaje para la enseñanza instrumental en grupo. El material para su desarrollo está recogido en el libro Essential Elements 2000 Comprehensive Band Method. Este libro, usado comúnmente en los colegios de EEUU (doy fe de ello), cuenta con dos versiones: una para cada alumno e instrumento específico, y otro para el profesor. Viene acompañado de CD-DVD en el que se recogen diferentes materiales y grabaciones El objetivo es abordar el primer nivel del libro durante los dos primeros años de clase y, en el caso de haber un tercero, usar el segundo volumen.

Gracias a este libro, los alumnos tienen acceso a contenidos y ejercicios como piezas de dificultad progresiva para conjunto de instrumentos, conceptos teóricos musicales, ejercicios relacionados con la dirección musical, historia de la música, ejercicios de improvisación, calentamientos instrumentales, escalas y arpegios básicos, ejercicios de coordinación rítmica. Para ello, incluye herramientas como: grabaciones de cada pieza para cada instrumentos interpretadas por un profesional, grabaciones, software para ajustar las grabaciones a distintas velocidades para facilitar el aprendizaje, grabaciones de las piezas para banda, software para facilitar las grabaciones por parte del alumno y aprender notación musical básica, propuestas de programas y actividades de concierto y vídeos en los que se enseña al alumno a montar e instrumento y su mantenimiento básico.

Ejemplo de libro de trompeta de la metodología ClassBand

Dedicación

En el caso del IES Las Rozas 1, por ejemplo, las horas de dedicación a la asignatura de Música corresponde a lo establecido en la LOE-LOMCE y su concreción en Madrid: dos sesiones semanales de 50 minutos en los cursos 2º y 3º de ESO, donde la materia de Música es obligatoria. No obstante, en dicho instituto aseguran que ha conseguido ampliar a tres las sesiones para todas sus bandas escolares.

En el caso de implantarse en Educación Primaria, se puede solicitar de forma voluntaria la ampliación de la única sesión semanal estipulada por la normativa  a dos sesiones para la asignatura de música y, en el de secundaria, se puede ampliar de dos o tres sesiones. En ambos casos, se ha de tener cuenta con el apoyo del claustro y del consejo escolar para conseguirlo.

Evaluación

Para la evaluación se tendrán en cuenta los siguientes aspectos:

  • Interpretación individual con el instrumento y/o actividades teóricas propuestas para entregar en forma de trabajo o presentación.
  • Actitud y comportamiento en las clases: asistencia, puntualidad, uso adecuado del instrumento y material, respeto al silencio, actitud positiva.
  • Interpretaciones realizadas con el grupo de instrumentos iguales (sección).
  • Interpretaciones realizadas en conjunto con la banda al completo.

No se propone ningún tipo de evaluación predefinida o examen externo más allá de la propia observación y participación de los alumnos. Simplemente, los participantes son evaluados de forma continua y la consecución del programa no está ligada a la obtención de ningún título o diploma acreditativo.

Financiación

Salvo casos excepcionales en los que los instrumentos los presta la empresa Yamaha, los instrumentos tiene que adquirirlos el centro. Esto implica un gasto que, en la mayoría de las ocasiones, los colegios e institutos no podrían costearse. En cambio, los instrumentos de esta marca son afamados por su calidad, durabilidad y facilidad para emitir sonidos, algo a tener muy en cuenta si se van a usar con fines estrictamente pedagógicos.

No obstante, el mercado actual de los instrumentos sí que puede llegar a ofrecer otras alternativas con muy buena calidad-precio, lo único que, en el caso de Yamaha, la misma empresa ya ofrece en el mismo pack de mantenimiento, formación continua para profesores, organización de eventos y contacto entre centros educativos. En resumen, para entrar dentro de la metodología y disfrutar de las diferentes ventajas que oferta, hay que adquirir sus instrumentos.

Por lo que se ha podido comprobar en diversas fuentes, medios y testimonios, una dotación de 25-30 instrumentos podría llegar a costar entre 32.000 y 34.000 euros, incluyéndose los libros y parte del material didáctico y musical requerido (boquillas, cañas, atriles, aceites, etcétera). Es mucho dinero, sí, pero si tenemos en cuenta que es una inversión que puede durar unos 10 años de media, y que todos los alumnos de un colegio o instituto se pueden beneficiar de ellos, ya no parece un gasto tan desorbitado. Es cuestión de preferencias y voluntad.

Oportunidad para crear y compartir música

Los diferentes centros que tienen adoptada dicha metodología en sus aulas de música, tienen la oportunidad, aparte de interpretar conciertos en los propios centros y localidades, de compartir su música y el repertorio trabajado con ClassBands de otros colegios e institutos, y no solo a nivel nacional, sino internacional, ya que, como he mencionado anteriormente, Yamaha tiene extendido su método por toda Europa.

La propia empresa organiza festivales y encuentros europeos en lo que las diferentes ClassBands tienen la oportunidad de participar, lo que supone una gran experiencia, y no solo a nivel musical y formativo, sino también personal.

[EVENTOS] YAMAHA CLASS BAND EUROPEAN FESTIVAL / FLICORNO D’ORO

Observaciones sobre la metodología

A partir de la experiencia y observación directa de varios autores y profesores, podemos imaginarnos cómo sería una ClassBand en la práctica.

  1. En el inicio de la sesión, los alumnos, acompañados por sus profesores, se dirigen a una sala donde están almacenados los instrumentos y son repartidos respectivamente.
  2. Cada alumno monta su instrumento y realizan ejercicios de calentamiento y preparación; respiración, ritmos y primeras notas con el instrumento.
  3. Interpretan algunas canciones del libro que ya han tocado anteriormente para repasarlas.
  4. Trabajan material musical nuevo.
  5. Finaliza la clase; los alumnos limpian y recogen los instrumentos que son devueltos al mismo lugar en el que estaban depositados.

Algunas de las apreciaciones y apuntes positivos respecto al método son:

  • El resultado musical es muy satisfactorio. Se observan grandes logros en sonido, afinación y ritmo teniendo en cuenta que llevaban sólo cuatro meses de práctica. La lectura musical no parece ser un inconveniente
  • Es una oportunidad de aprendizaje significativo musical real. Se aprende música practicando y haciendo música.
  • Aprendizaje basado en proyectos, en 3-4 meses los alumnos son capaces de interpretar un primer concierto con piezas cortas y sencillas.
  • Potencia en los alumnos valores esenciales como la autoestima, el respeto, el, la confianza o el compromiso respecto a un grupo y la vinculación a éste.
  • El ambiente es distendido y la actitud general del grupo ante estas actividades es seria y responsable.
  • Se percibe una gran motivación entre el alumnado, lo que se traduce en bastantes ganas por aprender y aprovechar cada sesión.
  • Facilita el aprendizaje cooperativo y es una fantástica oportunidad para practicar el trabajo en equipo y desarrollar el liderazgo (ensayos parciales, coordinación musical, etcétera).
  • Los profesores están contentos con los resultados y consideran que esta actividad, aun teniendo una intención distinta que la que tiene la enseñanza de los conservatorios, puede ser una buena cantera para alumnos que quieran  ampliar sus estudios musicales, además de ser una forma muy efectiva de iniciación musical.
  • Todos los alumnos del centro tienen oportunidad de iniciarse en la práctica de un instrumento musical y tocar en una banda

Asimismo, a partir de su análisis también se detectan algunas dificultades o inconvenientes de esta metodología:

  • La enseñanza simultánea de los instrumentos de las familias de madera y metal puede crear dos velocidades de aprendizaje dentro del alumnado, ya que los alumnos que tocan instrumentos de viento-metal pueden tardar más en dominar la producción de sonido de su instrumento que los de viento-madera por razones puramente organológicas y fisiológicas.  
  • No está permitido llevarse a casa los instrumentos para practicar individualmente ni practicar en los ratos libres o recreos, ya que ello requeriría que un adulto lo supervisase.
  • La práctica totalidad del material está escrito a una sola voz para todos los instrumentos (sobre todo en el nivel inicial), por lo que presenta carencias en cuanto a riqueza melódica y armónica.
  • La enseñanza está muy esquematizada, lo que impide que el profesor se adapte creativamente a cada circunstancia, que puede ser muy distinta en cada centro o grupo en el que se use. Falta de flexibilidad metodológica.
  • No todo el profesorado de música tiene el perfil específico exigido/idóneo para impartir este método. Si un centro comienza a impartir la metodología, depende de que el profesor habilitado para el mismo no deje el centro.
  • No existe formación especializada sobre este tipo de metodologías en España, solo los seminarios impartidos por Yamaha que únicamente consisten en unos breves seminarios de uno o dos días, insuficientes para prepararse para una labor en la que otros países dedican carreras universitarias específicas.
  • Solo es válida para un perfil muy concreto de profesorado de música, es decir, profesores con experiencia en el mundo de las bandas de música y habilidosos con los instrumentos que las integran.

Tendencias y nuevos proyectos

En general, se puede percibir un creciente interés sobre este tipo de proyectos alternativos de educación musical, especialmente en la Comunidad de Madrid -más adelante os traeré más-. El método de Yamaha es tan solo uno de ellos pero, en esencia, nuevas tendencias y demandas emergen y empiezan a aparecer en las aulas de música de colegios e institutos.

Como ejemplo de ello, está la campaña que el equipo directivo y claustro del IES Nicolás Copérnico de Parla ha llevado a cabo para materializar su deseo de tener una ClassBand el curso 2020-2021. A través de ella, se han propuesto recaudar la mitad del presupuesto necesario para poner en marcha el proyecto; 34.000€ para conseguir una dotación de 30 instrumentos y, al parecer, lo han conseguido. ¡Enhorabuena!

[ENLACE] CAMPAÑA PROTAGONIZADA POR EL IES NICOLÁS COPÉRNICO DE PARLA (MADRID) PARA CONSEGUIR SU PROPIA CLASSBAND

Con esta iniciativa pretenden que todos los alumnos del centro tengan acceso a la oportunidad de tocar un instrumento e interpretar música en conjunto. Éste, es un claro ejemplo de que, si se desea y hay voluntad, se puede conseguir.

Una reflexión superflua…

El trabajo de autores y docentes que han tenido la oportunidad de observar, estudiar y/o participar en la puesta en marcha de la metodología, muestra que es una forma muy efectiva y motivadora de proporcionar una formación instrumental de iniciación.  

Desde mi punto de vista, sí que me gustaría añadir que el planteamiento de este tipo de iniciación instrumental a partir de 2º de ESO (como se da en la mayoría de centros), puede ser un poco tardío desde el punto de vista de la edad idónea para iniciarse en un instrumento musical. Quizás, sería mucho mejor plantearlo para los dos últimos cursos de Educación Primaria (como el caso del colegio valenciano de La Elinana), edad en la que los alumnos, en caso de querer ampliar su formación musical en otros centros, tienen más margen de desarrollo.

Antes de esa edad también sería posible, obvio, pero este tipo de metodologías colectivas requieren que los alumnos tengan un cierto grado de independencia. No olvidéis que todos aprenden a la vez. Sí, todos los instrumentos a la vez y, en la mayoría de las ocasiones, con un solo profesor.

Yo, que soy un músico formado en la metodología de los conservatorios y con cierta experiencia en la enseñanza instrumental, era bastante escéptico respecto a este tipo de métodos grupales. Básicamente, creía que no era posible o que los alumnos no podrían aprender correctamente de esta manera.

Afortunadamente, durante este año he tenido la fantástica oportunidad de participar activamente en el sistema educativo norteamericano, es decir, la versión original del método ClassBand –de eso ya hablaré más adelante-. Después de investigar ampliamente sobre el tema y sumado a mi propia experiencia, puedo afirmar no solo que funcionan, sino que funcionan bastante bien.

Pero claro, para entender esta perspectiva hay que ubicarse en un contexto marcado por los tres siguientes puntos clave:

  1. El profesorado que imparte estas actividades/asignaturas está preparado específicamente para ello.
  2. El objetivo de la clase no es adquirir un perfeccionamiento instrumental individual, sino aprender música haciendo música en conjunto. Aprender colectivamente como formación básica y perfeccionarse individualmente como necesidad personal.
  3. La presencia y actividad de las bandas de música escolares en EEUU suponen un elemento imprescindible en la vida cultural de todos los centros educativos y de cualquier etapa.

Además, se añade que, para nada, sustituye la labor de las escuelas de música, sino todo lo contrario ya que, al acercar la oportunidad de tocar un instrumento musical (de viento en este caso) a todos los alumnos de un colegio o instituto, lo que se hace es crear cantera y aumentar exponencialmente el número de usuarios potenciales de los centros de perfeccionamiento (escuelas de música o conservatorios), a los que los alumnos acuden ante la necesidad de ampliar sus conocimientos y habilidades. Y eso por no hablar de la necesidad de despertar futuras audiencias para el sector cultural.

Por último, mencionar lo que para mí es el mayor valor de este tipo de metodologías -en este caso es la de Yamaha pero podría ser cualquier otra-, y es que acercan a el único lugar por donde pasan todos los jóvenes (colegios e institutos) la oportunidad de experimentar lo que es la interpretación dentro de una agrupación musical y, también, de introducirse en la práctica de un instrumento.

Solo aquellos que lo hemos vivido podemos llegar a ser consciente de lo importante y vital que esto puede llegar a significar, y, por qué no, todos los estudiantes han de tener la oportunidad de experimentarlo.

Yamaha, con las distintas ventajas y desventajas de su método, nos acerca una opción para conseguirlo, ya que, en verdad, la inmensa mayoría de los egresados del sistema educativo nunca han tenido la oportunidad de aprender a tocar un instrumento. Sin duda, otro tipo de educación es posible.

Para finalizar, te dejo por aquí unas preguntas…

¿Estamos preparados para este cambio de paradigma educativo?

¿Qué nos lo impide?

¿Conocías anteriormente Yamaha ClassBand?

¿Qué impresión te ha dado esta propuesta metodológica?

¿Te animarías a introducirlo en tu colegio o instituto?

¿Te gustaría que tu hijo/hija disfrute o haya disfrutado de esta oportunidad en sus respectivos colegios o institutos?

Gracias por la lectura y visita. Si te ha interesado, te recomiendo que COMPARTAS, para que otros puedan acceder a su lectura, que COMENTES, si tienes algo que añadir u opinar (me interesa tu opinión) y que te HAGAS SUSCRIPTOR/A POR CORREO ELECTRÓNICO (parte superior de la columna derecha) y así no te perderás la pista ni ninguna de las actualizaciones.

Eduardo Sánchez-Escribano García de la Rosa.

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Bibliografía consultada y páginas web.

Algunos contenidos los he extraído de mi tesis doctoral, que no la menciono aún porque será defendida en al Facultad de Educación de Toledo (UCLM) en al plazo de dos meses, no obstante, os dejo algunos enlaces y fuentes de interés para el que quiere profundizar en el tema.

Collado, G. Yamaha ClassBand en España. Docenotas nº19.

González, A., & Ponce de León, L. F. (2017). El método Yamaha ClassBand en el aula de música: una experiencia en ESO en la Comunidad de Madrid. Pulso. Revista de Educación nº40, 229-247.

Villanueva, R. (2014). La enseñanza musical instrumental en la enseñanza obligatoria: análisis de la situación actual y la clase de cuerda como alternativa al currículo. Alcalá de Henares: Universidad de Alcalá de Henares. Tesis doctoral inédita.

Viñas, M. (Podcast Dopamínate del 18 de marzo de 2018). Yo tengo una Class Band. (M. J. Acevedo y A. D. Ruiz , Entrevistadores)

Página web de Yamaha ClassBand

EN SANTA CECILIA… ¡ME VOY PA’ EL PUEBLO!

Actualmente, España es, en general, un referente internacional e indiscutible exportador de músicos y, especialmente, de aquellos que dominan un instrumento de viento. Todo esto no es casualidad, sino que es fruto de una extensa y profunda tradición musical bandística. Gracias a, en parte, esta dilatada y arraigada red de bandas de música populares (algunas de ellas prácticamente semi-profesionales), la gran mayoría de los músicos que hoy triunfan dentro y fuera de nuestras fronteras tuvieron acceso a una serie de aprendizajes y experiencias (tanto musicales como no musicales) que les ha aportado parte de los pilares personales y, obviamente, musicales que han impulsado su éxito.

[ARTÍCULO RECOMENDADO] LA DÉCADA ESPAÑOLA DE LOS SUPERHÉROES MUSICALES

El vínculo que une a los integrantes de este tipo de agrupaciones va transformándose según los músicos van evolucionando.

La mayoría de los músicos que, en algún momento, decidieron convertir sus estudios artísticos en algo formal, se han visto obligados a trasladarse desde sus poblaciones natales hasta el conservatorio profesional de turno más cercano. Allí, te encuentras con músicos de otros lugares que, por norma general y salvo excepciones, cada uno de ellos pertenece a alguna banda de música o agrupación distinta. Es en ese preciso momento donde suele potenciarse el sentimiento de pertenencia social que tan presente está en los seres humanos. Otros tienen sus bandas, pero tú tienes la tuya, y te gusta con sus virtudes y defectos.

Según va pasando el tiempo, tu nivel musical va aumentando, y con él tu protagonismo e importancia en esta agrupación, incluso, empiezas a ser un referente para otros que puedan seguir tus pasos en esta andadura musical. Te sientes valorado y eso te une aún más.

 

Algunos, por unos motivos u otros, cesan su andadura académica en el mundo de la música antes de dar el paso hacia la profesionalización, otros, deciden convertirse en músicos profesionales asumiendo lo que ello conlleva; viajes, conciertos sin parar, cientos de “tengo que estudiar”, decenas de “mañana tengo audición” y, por supuesto, innumerables veces en las que una actuación o compromiso te coincida con alguna otra de tu banda. Es ahí, en el esfuerzo y sacrificio ejercido en los momentos difíciles, donde se pone verdaderamente a prueba el sentimiento de pertenencia a la banda que te ha visto crecer y gracias a la que, incluso, has podido a llegar a disfrutar de tus primeras oportunidades profesionales.

La vida avanza, y con ella tu andadura musical. Si todo te va bien, cada vez te sientes más obligado, muy a tu pesar, a desligarte de la actividad regular de tu banda de música, aquella de la que, cuando tenías 16 años, no te perdías ni un solo ensayo y/o actuación. Asimismo, realizas esfuerzos para, siempre que puedes, apoyar, musical y moralmente, a aquellos que llegas a considerar parte de tu familia.

Dentro de este contexto, una vez al año, llega una fecha muy señalada; Santa Cecilia. Cada 22 de noviembre, el calendario santoral católico marca la que es patrona de todos los músicos y, alrededor de estas fechas, tienen lugar innumerables conciertos, pasacalles, comidas, cenas y otro sinfín de tradiciones que cada banda va confeccionando a lo largo de su historia, fruto conglomerado de la imaginación de sus miembros.

El vínculo emocional que un músico profesional pueda tener con su banda, suele verse incrementado cuando se acerca esta época del año, ya que es inevitable pensar en todos esos “santa cecilias” del pasado, desde tu juventud hasta adultez, que te han ayudado a evaluar tanto tu evolución personal, como la de tu propia banda.

Cada año, músicos profesionales que ejercen a cientos o miles de kilómetros de sus localidades natales, sienten la necesidad de emprender largas tiradas de coche y/o viajes de avión para acompañar a los suyos en los actos y celebraciones programadas para estas semanas que atravesamos. En muchas ocasiones, dejando atrás otras oportunidades remuneradas o, como comúnmente llamamos los músicos, algún “bolo”, porque compartir cada año el concierto de Santa Cecilia con los tuyos, vale más que 50 o 100€ sentado al lado de otros, con suerte, conocidos. Asimismo, siempre se podrá dar el caso en el que, por razones de peso y muy a tu pesar, no se pueda estar ahí, dónde te gustaría. Ese es el típico día en el que tu cuerpo está en un sitio y tu cabeza en otro.

Las bandas celebran muchos conciertos por muy variopintos motivos, pero el de Santa Cecilia es el único llevado a cabo por el mero hecho de ser músico y de compartirlo rodeado de aquellas personas que te hay ayudado tanto a convertirte en uno de ellos. En el caso de los que alcanzamos la profesionalización musical, tenemos bastante que agradecer, por lo que qué menos que aportar nuestra propia presencia.

 

Banda Municipal de Música de La Guardia. Teatro de Rojas (Toledo). Enero de 2018

 

Por el camino, algunos músicos abandonan sus agrupaciones de origen por tan ásperos motivos como discusiones personales con alguno o parte de los otros miembros, incluso (con o sin motivo) con los propios directores de éstas (somos personas y esto suele ocurrir). También, suele darse el caso del desapego emocional; cuando, bien por dejadez o por el mero hecho de resultarte incómodo, dejas mermar el vínculo con aquella agrupación de la que tantas veces has vestido el uniforme en tu adolescencia. Creo que merece la pena, pero… allá cada uno.

En las bandas de música populares tiene lugar una magia social de la que solo llegas a ser consciente cuando eres partícipe activo de una. En mi caso personal, que desde hace más de cuatro años tengo la oportunidad de ser director de una, estoy pudiendo experimentar desde una perspectiva diferente todo este fenómeno, un fenómeno que, si te pones a analizarlo desde un punto de vista más filosófico, pedagógico o de la propia psicología social, llegas pronto a la conclusión de que tiene un valor incalculable.

[ARTÍCULO RELACIONADO] LAS BANDAS DE MÚSICA Y LAS HABILIDADES SOCIALES

En este ámbito, siempre he apostado por la ejemplaridad (para mí la mejor metodología de pedagogía moral), aquella que me ha impulsado a no renunciar a mis raíces y que me da la esperanza de poder esperar lo mismo de aquellos que me siguen. La misma que muestra respeto por el mero hecho de estar ahí aunque tengas que dejar algo por el camino. Ejemplaridad que hace que aquello en lo que estás involucrado, y tanto a influido en ti, cobre valor, dándote la oportunidad de devolver parte de lo que tú de ella has obtenido.

En mi caso personal, llevo dando guerra por Santa Cecilia desde el año 2012 y, desde entonces, solo me he perdido esta festividad en una ocasión, obviamente, por motivos de fuerza mayor. Otros años, he tenido que hacer auténticos malabares para poder estar sentado en el momento que el director de mi banda marcaba el primer compás del concierto, y por no hablar de todos aquellos “bolos” que he rechazado gustosamente en estos años por estas fechas.

Nota de mi madre en el programa de mi primer concierto. Noviembre de 2002

Dicho fenómeno, no solo se da en el mes de noviembre, sino que se extiende durante todo el año siempre que la ocasión lo merece. Volviendo a mi propia experiencia como ejemplo para mí más cercano, intento estar ahí durante todo el año e, incluso, colaboro gustosamente en actuaciones que, si me llamasen para tocar de forma remunerada por otras vías, no iría, como, por ejemplo, hacer pasacalles a las 10 de la mañana un fin de semana en pueblos de 300 habitantes.

Este año, el 24 de noviembre tengo concierto como tubista con la banda que me ha visto crecer, la Banda Municipal de Música de Ocaña (Toledo), y el próximo 6 de diciembre, con la Banda Municipal de Música de La Guardia (Toledo), banda que yo, muy orgulloso, estoy viendo crecer. Ambas perspectivas, en su conjunto, me hacen de poner en juicio todo esto y ser consciente de la puesta el valor que todo esto merece, es por ello que siento la necesidad de plasmar este pensamiento/sentimiento.

Es bonito sentirse parte de algo en lo que eres valorado y sabes que aportas, es un sentimiento distinto que, algún día, me gustaría que otros futuros músicos llegasen a sentir. Por eso, entre otros motivos, los que valoramos esa sensación sabemos que, simplemente, hay que estar ahí. Eso es suficiente.

Banda Municipal de Ocaña. Certamen de Catarroja. Octubre de 2018

Sin más, brindo y felicito a todos esos músicos que durante este mes planifican sus viajes y agenda profesional para poder estar cerca de los suyos. También, les doy las gracias, porque sin estas pequeñas historias, y, a la vez, tan grandes, el mundillo de las bandas de música en España no sería lo que es, ya que detrás de estas agrupaciones se esconden virtudes humanas que no siempre abundan, pero son muy necesarias para seguir creyendo y teniendo esperanza en todo lo que la música tiene que continuar aportando a las futuras generaciones.

EN SANTA CECILIA, ME VOY PA’ EL PUEBLO ¡Viva Santa Cecilia!

 

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Eduardo Sánchez-Escribano García de la Rosa.

 

 

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DECÁLOGO DEL LIDERAZGO EFICAZ PARA DIRECTORES DE BANDA DE MÚSICA

Artículo original: abril 2018

Revisión: enero 2022

Como ya vimos en “BATUTAS 2.0: LOS 15 SUBPERFILES DE UN DIRECTOR MUSICAL”, dirigir una agrupación va mucho más allá de lo meramente musical.

En esta ocasión, vengo a acercaros la interesante temática del liderazgo y su influencia en el sector de las agrupaciones musicales. Lo abordaremos, tanto desde la perspectiva teórica, de observación y reflexión, como desde la propia experiencia (pasiva y activa).

DIRIGIR VS LIDERAR

En este sector, el concepto de dirección puede que no solo esté ligado a lo estrictamente artístico y musical, sino también a otras tareas no musicales más propias de la gestión o administración de equipos u organizaciones.

De forma paralela a la labor como director musical, puede que se trabaje con juntas directivas de asociaciones sin ánimo de lucro, administraciones públicas o, con suerte, se estará asesorado por personal profesional de la gestión.

Por otro lado, el concepto de director también ha sido tradicionalmente relacionado con una figura de autoridad; alguien que ostenta un cargo en una organización con un reconocimiento oficial y basa su influencia interpersonal en directrices a terceros de los que espera obediencia incondicional.

Dicha concepción, a menudo, ha sido ejercida por gran cantidad de músicos directores que, bien reproducen un modelo que aprendieron y utilizan como ejemplo, o bien se han ido transformando en lo profesional y lo personal hasta llegar a la comodidad que, si los de su entorno lo permiten, confiere la autoridad y la posición en la parte alta de la jerarquía.

Contrastando con las características que puede presentar el perfil de un director, encontramos las que definen a la figura del líder, alguien que, principalmente, se basa en guiar a otras personas, mostrarles el camino. Aquel capaz de influir en su entorno sin necesidad del “ordeno y mando”.

Más allá de lo musical, las principales diferencias entre un director y un líder son:

                        DIRECTOR

LÍDER

Es competente y se centra en cumplir sus funciones correctamente.

No se conforma con cumplir; inspira e ilumina a los de su entorno.

Su autoridad dentro de una organización se basa en aspectos formales y oficiales.

Su autoridad en un entorno u organización no se basa en aspectos formales ni es obligatoriamente oficial.

Toma decisiones de forma estrictamente racional.

Toma decisiones de forma racional y emocional.

Es técnico y resuelve problemas siguiendo pautas tradicionales y estereotipadas.

Es original y resuelve problemas de forma creativa.

Verticalidad: actúa centrado en el ahora.

Horizontalidad: actúa y prevé pensando en el futuro.

En el trabajo son estrictamente profesionales y no muestran su personalidad.

En el trabajo son profesionales, pero se abren y dejan conocer como personas.

Dirige y organiza.

Coordina y guía.

Aunque un director musical es, obviamente, mucho más que algunas de las características expuestas en la tabla anterior, se pueden captar factores esenciales que nos ayuden a determinar las diferencias entre uno basado en el modelo directivo y otro basado en el modelo de liderazgo. También, es cierto que se puede ser director y no tener liderazgo o, por lo contrario, poseer liderazgo en un entorno concreto en el que no se ostente ningún cargo directivo. Sin embargo, lo ideal es que en una misma persona recaigan y desarrolle ambos roles, pudiendo así ejercer con el mayor grado de satisfacción la función o cargo directivo encomendados; un auténtico líder.

Liderazgo y dirección no siempre recaen en la misma persona.

EL LIDERAZGO Y LA DIRECCIÓN MUSICAL

Llegados a este punto, y puestos a hablar del papel del liderazgo y su influencia dentro de la dirección musical, es muy importante discernir entre dos grandes grupos.

Por un lado, los directores que ejercen en agrupaciones profesionales (compuestas por músicos que obtienen una remuneración que, a su vez, es su principal medio de vida) y, por otro lado, los que dirigen agrupaciones no profesionales e independientemente del nivel musical que sus integrantes presenten.

Dentro de una agrupación profesional, llámalo orquesta, banda sinfónica, coro u otro tipo de conjunto, existe un denominador común y que no se puede obviar: el dinero, recompensa percibida por prestar servicios profesionales a dicha organización. En estos casos, se podría determinar que un director musical es aquel encargado de establecer un criterio artístico que aúne el trabajo y voluntad de todos los músicos que intervienen en una idea y/o producto musical, satisfaciendo, a su vez, las expectativas de las instituciones o empresas que lo gestionan y, cómo no, las exigencias del público.

Para desempeñar dicha labor, lo más importante es tener grandes dotes técnicas y teóricas en cuanto a la dirección musical, así como un gran criterio y experiencia artística. Tanto el factor social, como emocional, esenciales para ejercer un liderazgo efectivo y transformacional, son muy a tener en cuenta en un entorno laboral, pero en un ambiente estrictamente profesional, por su propia naturaleza, un director se puede permitir el lujo de imponer unas directrices más cercanas al modelo autoritario.

En este caso, aunque los músicos intérpretes no vean en “el de la batuta” un líder al que seguir, creer y en el que confiar plenamente, bien como persona o como profesional, e independientemente de su grado de motivación, estos salvarán muy dignamente sus papales por su propia reputación, amor propio y respeto a la música. Las partituras (digamos que) “sonarán” siempre que lo tengan que hacer y siempre estarán todos los músicos (empleados) detrás de su atril cuando se disponga de ellos. Sea como fuere, no es un tema en el que voy a profundizar porque, a día de hoy, nunca he dirigido una agrupación musical profesional.

En cambio, todo esto es muy, muy distinto cuando te subes a la tarima de una agrupación no profesional, en la que sus componentes lo son por mera pasión a practicar este arte, gobernando el desinterés económico (a veces hasta pagan). En estos casos, ejercer un liderazgo efectivo no es una opción para el director de la misma, sino una necesidad siempre y cuando se desee y quiera el más próspero futuro y buen funcionamiento, tanto para la agrupación, como para sus propios integrantes.

En este contexto, aprovechando mi experiencia como director de banda, intérprete y colaborador bandas y orquestas profesionales, así como de otras muchas que no lo son, añadido a mi reciente interés e indagación en la temática del liderazgo, he redactado lo que he bautizado como: “Decálogo del liderazgo eficaz para directores de bandas de música”.

DECÁLOGO DEL LIDERAZGO EFICAZ PARA DIRECTORES DE BANDA DE MÚSICA

1) Repite conmigo: “la banda no es del director”

La banda es de lo músicos; un patrimonio social, cultural y educativo que, por lo contrario de los directores, no va y viene, perdura y se consolida en el tiempo gracias principalmente a sus músicos. Por ello, un director no puede permitir que el funcionamiento y supervivencia de las bandas recaiga exclusivamente sobre él y hay que trabajar para trasmitir el sentido de responsabilidad y pertenencia de los músicos a las mismas. No obstante, el director debe argumentar sus actos y decisiones; transmitir confianza, guiar a través de sus conocimientos y experiencia a los músicos, haciéndoles sentir que, el camino escogido en cada ocasión, es el correcto.

2) Exige y tolera a partes iguales

Un director musical ha de ser una persona que exija la mejor versión, tanto de cada uno individualmente, como del conjunto, intentando exprimir y sacar lo mejor de cada componente a base de motivación, espíritu de superación y compromiso colectivo. En contraste, también es imprescindible aprender a tolerar errores, tanto musicales como, por supuesto, personales.

3) Actualiza constantemente tus conocimientos y destrezas

Para liderar hay que ser un referente ante aquellos que coordinas, por lo que es imprescindible ser ambicioso en cuanto a mantenerse actualizado y a la adquisición de nuevas destrezas y conocimientos, sobre todo musicales, pero es recomendable no cerrarse a otros campos. Si se espera y desea que los miembros evolucionen, es necesario que un líder evolucione con ellos de forma paralela y continuada.

4) Sé creativo e innovador

Proponer soluciones típicas para problemas tradicionales, a veces, no es una opción. Hay que intentar resolver los conflictos desde la creatividad, aunque sin obviar el peso de la experiencia. Además, no hay que dejarse llevar por la inercia cultural del sector, intentando realizar propuestas innovadoras y nuevos proyectos que den respuesta a necesidades surgidas en un entorno en constante cambio y evolución.

5) Sé consciente del coste de oportunidad a la hora de planificar actividades

Hay que tener en cuenta un principio muy necesario; por parte de los músicos, quienes (recordemos) no reciben ninguna gratificación económica que les obligue a ello,  asistir a un ensayo o actuación es, principalmente, cuestión de prioridades. En el momento que los componentes tengan otra prioridad, llámalo familia, amigos, trabajo, ocio o descanso, puede que se desvinculen total o parcialmente de la agrupación. De tal forma, es muy importante intentar conseguir que, cada vez que la agrupación se reúna, los músicos no se arrepientan de haber invertido dicho tiempo en esa prioridad, de lo contrario, estarán más cerca de alejar la música de su lista de prioridades. Es decir, hay que tener en cuenta el “coste de oportunidad” de participar en las actividades programadas. Cada colectivo es distinto, compuesto, a su vez, por personas de perfiles muy heterogéneos, por lo que convertir cada ensayo o actuación en una prioridad es algo que sólo pueden conseguir aquellos que conozcan y sepan analizar cada entorno en concreto.

[ARTÍCULO RECOMENDADO: LA GESTIÓN DEL TIEMPO, REFLEXIÓN, FELICIDAD Y EL GUIÑO MUSICAL]

6) Convierte la banda en una comunidad de aprendizaje

Si por algo se caracterizan las bandas de música es por la diversidad de perfiles que en ella interactúan y la riqueza socio-cultural que esta trae consigo. Ante todo, estas agrupaciones constituyen un gran patrimonio educativo en el que todos pueden tener algo que aprender y algo que enseñar, tanto en materias meramente musicales, como en otras que no, y no se enseñan de forma explícita. Tanto absorber cultura y conocimiento, como transmitir experiencias, son necesidades y ambiciones humanas que un buen líder musical tiene que intentar conectar entre los distintos miembros de un colectivo. Contemplar y participar en cómo se crea y consolida una comunidad artística de aprendizaje en el seno de la misma produce una inmensa satisfacción personal.

7) Los miembros, antes que músicos, son personas

Un líder se preocupa en conocer quién hay detrás de cada instrumento, y no de forma fría y estratégica, sino porque realmente siente la necesidad de conectar con las personas con las que trabaja y coordina. La música no es algo meramente racional, las emociones y la conexión sensorial entre director y músicos es algo que hay que trabajar y conseguir. Tratando a los músicos como simples piezas técnicas e impersonales de un engranaje será muy difícil alcanzar de forma colectiva la parte más emocional y artística de la música, imprescindible para su disfrute y real compresión.

8) Delega, invita a participar y deja opinar

Antes que un conjunto musical, una banda es una entidad social con su propia personalidad. Dicha personalidad, se construye desde la colectividad y no desde la unilateralidad (director), siendo necesario escuchar y tener en cuenta las opiniones de cada uno de los componentes, promoviendo la cultura de la participación y delegando responsabilidades en aquellos que deseen, voluntariamente, formar parte de una manera más activa.

9) Actúa respecto a tus valores y vigila tu integridad personal

Un líder destaca por su empatía, sus capacidades para comunicar y transmitir, honestidad, tolerancia, gestión del estrés, es resolutivo en conflictos que puedan surgir, sabe identificar prioridades y toma decisiones de forma racional, emocional y desde el interés común. Ante todo, ha de destacar por su humildad, pero no desde el concepto generalizado de esta, ya que puede dar a la confusión (os invito a reflexionar sobre el concepto de humildad en este contexto). Además, se deberá poner especial atención a un aspecto tan relevante como es la inteligencia emocional.

[ARTÍCULO RECOMENDADO: LA HUMILDAD COMO VALOR TRANSVERSAL EN LA MÚSICA]

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10) Ama y respeta la música y la cultura

Cómo no, un buen líder musical destaca por ser un incondicional apasionado de este arte. A pesar de que reciba una remuneración por ello, disfruta con su trabajo más allá de una simple obligación laboral, transmitiendo la música y sus valores de una forma inagotable y siempre gozando al ver a los demás crecer a través de la misma. Entiende la música y el papel que juega en cada persona, poseyendo herramientas de todo tipo para ayudar a los demás a adentrarse y profundizar en la misma. Sabe que es un imprescindible embajador y agente cultural para su entorno de influencia, pues, la práctica totalidad de las personas con las que trabaja, no tendrá contacto ni muy posiblemente practicará ninguna otra disciplina artística.

[ARTÍCULO RECOMENDADO: ES UN PÁJARO, UN AVIÓN.. ¡NO! ES UNA BANDA DE MÚSICA]

Dirigir una banda u otra agrupación de similares características, puede ser muy gratificante y, a su vez, muy sacrificado. Entender, analizar y reflexionar sobre los principios del liderazgo adaptado a este sector puede hacernos mejorar, disfrutar y hacer mejor nuestro trabajo pero, sobre todo, puede ayudar a los que la integran a convertir su pertenencia, o paso por las mismas, en una gran oportunidad de aprendizaje y desarrollo personal, y no sólo en lo musical.

En algunas ocasiones, liderar puede contemplarse e identificarse como un acto estratégico, manipulador y repleto de frialdad organizativa, pero es todo lo contrario, puesto que el principal requisito para liderar es creer en la gente, confiar en ellos, desear lo mejor a nuestro entorno y, sin obviar lo racional, dejarnos guiar y mostrar el camino desde lo más desnudo de nuestra personalidad; nuestras emociones.

Para finalizar, me gustaría añadir unos párrafos que redacté allá por finales de 2017 y al que titulé: “El liderazgo también suena”.

“Hace ya unos cuantos años, cuando estaba inmerso íntegramente en el estudio de mi instrumento, solía colaborar como tubista en bandas y otras agrupaciones en las que se realizaban cursos de dirección. Entonces, ya escuchaba aquello de “la batuta suena” (o no) y yo sabía que eso era verdad, pues lo había experimentado, aunque de forma pasiva y como intérprete, en innumerables ocasiones y en distintas graduaciones.

Años después, el destino me puso una batuta en la mano y empecé a interesarme de forma activa y en mayor profundidad por la dirección musical. Aunque me quede muchísimo (mucho) por aprender como director, ya entiendo y he experimentado a la perfección aquello de la “batuta suena” y que, como cualquier instrumento musical, requiere técnica, disciplina, constancia, humildad y pasión en su ejecución.

Si aquello de que la batuta, un “palo” más o menos largo, más o menos pesado, más o menos caro, oscura o clara, es capaz de sonar por sí misma, mucho más abstracto resulta pensar que cualidades y valores personales, humanos e intangibles como el liderazgo, la confianza, la complicidad, la amistad o la simple sinceridad de una mirada entre dos personas es capaz de influir en el sonido tanto, o más, como cualquier otro recurso técnico imprescindible.

Desde luego, son perspectivas que, única y exclusivamente, pueden aprenderse desde la experiencia, además, son de aquellas cosas que solo pueden verse si realmente lo quieres ver y crees en ello.

Partiendo de esto, nunca dejaré de ser ambicioso y constante en mi formación musical, porque me encanta, porque es mi vida y así lo decidí. No obstante, tampoco dejaré de cosechar mi desarrollo personal, mis valores, de esforzarme por entender a las personas y todo aquello que me rodea, no pararé de preguntarme cuál es mi hueco en el mundo y cómo puedo ayudar a otras personas a ser más felices con las herramientas que dispongo mientras que cosecho mi propio jardín. Todo eso, también suena.”

Como en todo lo que suelo escribir, me gustaría contar con vuestra participación, opinión y crítica (constructiva, a ser posible). Dicho tema puede suscitar un debate muy enriquecedor en el que todo tipo de perspectivas y experiencias puede ayudar a que, muchos de los que nos dedicamos a este bello sector, tengamos más herramientas personales y profesionales con tal de seguir incrementando el valor de este gran patrimonio cultural, social y educativo que poseemos en España: las bandas de música.

¡Ah! Y no te pierdas mi nuevo mi recién estrenado canal de Youtube “EN CLAVE DE LETRAS”: un espacio de recomendación de libros de música y/o para músicos.

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Eduardo Sánchez-Escribano García de la Rosa.

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SIN ÁNIMO DE LUCRO: UN GRAN MOTOR DE DIFUSIÓN MUSICAL EN ESPAÑA.

Décadas atrás, mucho antes de que conservatorios profesionales y escuelas de música municipales integraran la excelente oferta educativa que en muchas ciudades españolas se disfruta en la actualidad, ya venía existiendo un gran tesoro cultural que difundía y democratizaba el acceso a la práctica música: las sociedades musicales.

Éstas, común y fiscalmente enmarcadas como asociaciones sin ánimo de lucro, han permitido que incontables personas de todo tipo condición económica y social hayan podido experimentar los beneficios de la práctica musical, asimismo, han organizado eventos y han puesto banda sonora a lugares y momentos que hubiesen sido insulsos sin la valiosa actividad y existencia de las mismas.

Detrás de esta gran labor, siempre se encuentran y recuerdan a innumerables músicos profesionales: instrumentistas, compositores y directores (o más bien “maestros”, tal y como tradicionalmente se suelen referir a éstos dentro del sector), pero existe una realidad paralela que, lejos de quitar el merecido mérito a aquellos que dedicaron (y dedican) su vida laboral a ello, no se suele sacar a la luz, no siendo otra que la de todo ese gran número de personas que, de forma altruista, invirtieron (e invierten) su tiempo, esfuerzo y, a veces, también sus propios recursos en el mantenimiento y buen funcionamiento de estas organizaciones socio-culturales.

 

HISTORIA DE UNA GRAN Y GRATUITA LABOR EN FAVOR DE LA MÚSICA.

Historia de un sacrificio. Esfuerzo, desde el punto de vista monetario, ya que los recursos empleados ni buscan, ni suelen encuentran, beneficios, e inversión, desde el punto de vista social, donde el desarrollo cultural y artístico del entorno, y el de todo aquel que interactúa con él, es el principal objetivo.

Una historia de auténticos héroes; héroes que luchan y se quiebran la cabeza constantemente para conseguir flexibilizar el acceso a la cultura musical en aquellos lugares donde la inversión pública está, a veces, imposibilitada o, simplemente, ciega o mal asesorada en cuanto al sector musical se refiere. Y todo ello capitaneado, en muchas ocasiones y confiriéndole un mayor mérito, por personas que desconocen el significado de la palabra “bemol” o el valor de las figuras musicales.

Asociaciones que, mediante fuentes de financiación puramente populares, tales como sorteos y rifas, comisiones de loterías, humildes patrocinios locales, actuaciones “remuneradas”, cuotas de socios y, con suerte, inversión y aportaciones públicas regulares, soportan los innumerables gastos que el correcto funcionamiento de una sociedad musical supone: adquisición y mantenimiento de instrumental, uniformidades, infraestructuras y amueblamiento, material didáctico, material de oficina, nóminas y seguros sociales del personal laboral, gastos de gestión y administración, gestión de patrimonio, gastos de transporte, además de otra larga lista de derramas necesarias para el buen funcionamiento de las mismas.

No dispongo de datos específicos (ni tampoco me he preocupado de buscarlos porque creo ciegamente en ello), pero en base a la experiencia, propia y ajena, y también a la mera contextualización intuitiva de los hechos, afirmaría que centenas de miles de personas, desde que este tipo de comunidades empezarán a proliferar por toda la geografía española allá hacia finales del siglo XIX, han disfrutado de una oportunidad e iniciación en el mundo de las bandas y su música. Dicho “mundillo” ha sido, a su vez,  uno de los grandes pilares y becarios de que España se haya convertido en uno de los países referentes en cuanto a calidad y cantidad de músicos exportados a todo el planeta.

[LECTURA RECOMENDADA]

¿ES UN PÁJARO, UN AVIÓN? ¡NO, ES UNA BANDA DE MÚSICA!

Auténticos héroes, y no precisamente profesionales de la música, sino del entusiasmo hacia ella y del ver cómo ésta hace crecer y unir a las personas. Juntas directivas, socios, padres, concejales, músicos aficionados y otros colaboradores que velan por obtener y administrar recursos, materiales y humanos, con el único fin de mantener y hacer crecer este tipo de organizaciones culturales. Compran y prestan desinteresadamente instrumentos, crean centros de formación económicamente deficitarios pero de un alto valor formativo, ofreciendo las tasas más asequibles posibles con tal de que el mayor número de personas pueda disfrutar de sus servicios y beneficios.

VOLUNTARIADO CON LETRA PEQUEÑA: RESPONSABILIDADES.

Pertenecer a la junta directiva de una asociación sin ánimo de lucro o ser representante voluntario de una entidad cultural no es, precisamente, un “camino de rosas” (a no ser que el correcto funcionamiento de la misma no sea tu preocupación u objetivo).

Estas organizaciones no lucrativas que buscan algún tipo de bien común, también conocidas como “ONG’s”, son, por encima de todo, empresas; empresas con responsabilidades administrativas y fiscales que gustosamente, aunque también algunas veces sin conocimiento real de causa, asumen los propios y voluntarios miembros directivos de las mismas.

Además de las responsabilidades fiscales y legales, existen otras que ni te llevan a la cárcel ni te multan por incumplirlas, y son las de velar por que todo el esfuerzo y sacrificio empleado por los anteriores al cargo no sea diezmado o caído en el olvido. El compromiso por defender lo que tantos años y sinergias ha costado crear y el cometido de seguir haciendo crecer y madurar aquello que desinteresadamente se ha asumido liderar.

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GESTIÓN: SE DEBEN Y SE PUEDEN HACER LAS COSAS BIEN (O MEJOR).

En los últimos años, se ha empezado a gestar una cultura de la buena gestión que, ni hace mucho ni en todos los sitios, no existía y disfrutaba el sector, es más, tradicionalmente parecía que estaba enemistado con la misma. Esto, en gran parte, ha sido impulsado por el surgimiento de gestores culturales y otros profesionales expertos, además de verse alentado por el miedo e inseguridad que se ha infundido mediante las inspecciones públicas en las que se han visto involucradas este tipo de asociaciones recientemente.

Sí, efectivamente, es muy difícil, pero no imposible. “Hacer las cosas bien”, abarcando el significado más pleno de la expresión, requiere técnica, trabajo, ilusión, creatividad, muchos correos electrónicos, “telefonazos” y, muy importante y ausente en muchas ocasiones: servicios de consultoría a profesionales de la cultura, el arte, la educación y su gestión.

El sector no lucrativo ya supone, y no es nada comparado con la realidad y cifras de las que podemos llegar a ser testigos en próximos años, una muy valiosa fuente de trabajo de calidad a tener en cuenta para el sector, suponiendo un gran motor económico y fuente de empleo para los miles de graduados en música que produce el amplio sistema de conservatorios, profesionales y superiores, de España.

[LECTURAS RECOMENDADAS]

LA DÉCADA ESPAÑOLA DE LOS SUPERHÉROES MUSICALES

MÚSICOS PROFESIONALES VS PROFESIONALIZARSE CON LA MÚSICA

Grandes músicos y docentes que, en la mayoría de los casos, están altamente preparados y repletos de ganas por transmitir  sus conocimientos y habilidades, así como los propios beneficios de la práctica de la música.

Ante la calidad que éstos pueden ofrecer y que, por otro lado, se está empezando a exigir indiscriminadamente por “exceso de oferta”, hay que corresponder, empezando por una remuneración adecuada y por unas dignas y legales condiciones para el empleo. Hay que exigir y ofrecer a partes iguales, si no, la balanza se desequilibra y alguien sale perdiendo, y este no es un juego de ganar o perder, sino el de construir un contexto y entorno donde se pretende que todos aquellos que se vean involucrados en él ganen y crezcan.

MUSICOS OSOS

INFINITAS GRACIAS.

A todas estas organizaciones se les debe exigir, sí, pues poseen la tarea de gestionar un patrimonio cultural, social y artístico de gran valor, pero, ante todo y por partida doble, se les debe agradecer, regularmente y más de lo que se suele acostumbrar, dicha desinteresada labor.

Directores laureados, reconocidos profesores y grandes artistas que surgen en estos nichos obtienen, merecidamente, su puesta en valor, pero no olivemos a cada miembro de esa junta directiva u otros voluntarios que trabajan gratis y, a menudo, con mucha más dedicación e ilusión que muchos profesionales, compaginando dicha labor y cargos con sus propias vidas personales y profesionales.

Gracias, tanto en mi nombre como en el de todo aquel que no supo cómo ni cuándo expresarlo, por permitir y luchar por la existencia de millares de bandas y escuelas de música, además de otras asociaciones promotoras de cualquier tipo de artes escénicas, que se esfuerzan por organizar eventos, espectáculos, conciertos y otras actividades que acercan la música y la cultura a la sociedad.

SIN ROSTRO

La música y músicos de España os deben mucho. Ahora toca aprender de los fallos y reforzar los aciertos, pues hay mucho que construir, mucho patrimonio que preservar y mucho trabajo que reconocer en esta historia de héroes sin capa ni antifaz; buenas personas que han ayudado (y ayudan) a que la música y la cultura hayan llegado (y lleguen) a rincones donde sólo en este formato, desinteresado y altruista, hubiese sido posible.

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Para concluir esta primera serie de artículos sobre INTELIGENCIA EMOCIONAL Y MÚSICA, he dejado el mi capítulo favorito, no siendo otro que el de las habilidades sociales y su relación con las comunidades artísticas de aprendizaje.

¿QUÉ SON Y CÓMO NOS INFLUYEN LAS HABILIDADES SOCIALES?

Básicamente, son los comportamientos de tipo emocional y conductual que exteriorizamos en las relaciones interpersonales (entre personas) y que nos permiten, por norma general, adaptarnos a un entorno social. Éstas son imprescindibles para desenvolvernos con éxito por el mundo, permitiéndonos reconocer, comprender y responder adecuadamente a las diversas situaciones que podemos experimentar en nuestra interactuación con el medio.

El desarrollo de las habilidades sociales, así como el de todos los otros elementos que integran la inteligencia emocional, son esenciales para la consecución de los objetivos y metas marcadas, ya que, incluso las personas más brillantes académica e intelectualmente hablando, están avocadas al fracaso en su interactuación con el entorno si no desarrollan éstas adecuadamente, pudiendo ser tachadas de arrogantes, poco empáticas, insensibles y, en general, evitadas por los demás.

El psicólogo P. Ekman, en sus estudios respecto a la capacidad que poseemos de interactuación con nuestras emociones como habilidad social fundamental, acuñó el concepto “despliegue de roles” para referirse al cómo, cuándo, dónde, por qué y con quién, resulta adecuado expresar nuestros sentimientos, y para el que es totalmente imprescindible conocer y dominar el entorno cultural en que estemos relacionándonos.

[ARTÍCULO RECOMENDADO] EL RELATIVISMO CULTURA EN LAS PROFESIONES ARTÍSTICAS

Este tipo de aprendizaje se desarrolla desde edades tempranas. Parte de él es explícito, es decir, nos dicen directamente como mostrarnos en ciertas situaciones, y parte se adquiere mediante un proceso de moldeado indirecto  que, desde niños, vamos absorbiendo a través de observar las relaciones de los demás. Es vital, puesto que el éxito social y personal está estrechamente ligado con la capacidad de sociabilización.

 

INFORMACIÓN SOBRE EL LIBRO “INTELIGENCIA EMOCIONAL” (1996) DE D. GOLEMAN

 

Según R. Gardner, y vinculándolo directamente con la categoría de la inteligencia interpersonal que  presenta en su Teoría de las Inteligencias Múltiples, existen cuatro principales habilidades sociales. Éstas, determinan los elementos que componen la inteligencia emocional de una persona y, a su vez, vincula la posesión de los siguientes talentos con el estimado éxito que se puede cosechar al desempeñar ciertas funciones o profesiones.

diferente

+Organización de grupos: Es la habilidad esencial para ejercer el liderazgo. Consiste en poseer las capacidades y herramientas necesarias para movilizar y coordinar los esfuerzos de un grupo de personas.

+Negociación de soluciones: Talento social consistente en impedir la aparición de conflictos y/o en solucionar aquéllos que puedan surgir.

+Conexiones personales: Sus bases radican en la empatía de las personas y en el “arte de trabajar en equipo”. Ésta, favorece el contacto con los demás, facilita el reconocimiento y el respeto por los sentimientos e intereses ajenos.

+Análisis social: Habilidad fundamentada en saber detectar, definir y expresar los sentimientos, intereses y motivaciones de los distintos colectivos o de la sociedad en general. En otras palabras; la capacidad de profundizar en los problemas y emociones de los demás con facilidad.

Aquellos que disfrutan de estas habilidades interpersonales son más propensos a desarrollar los otros elementos que componen la inteligencia emocional. Además, suelen ser ese tipo de personas con las que la gente desea pasar su tiempo, básicamente, las sensaciones agradables que transmiten por su mera presencia y compañía.

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LAS BANDAS DE MÚSICA Y EL DESARROLLO DE LAS HABILIDADES SOCIALES

La música es una disciplina artística que, generalmente, destaca por ser extraordinariamente social. Realmente, en los entornos no profesionales, es donde más tangible se hace dicho poder de sociabilización, estimulado, como principal factor, por la gran diversidad que suele darse entre los miembros que componen una banda de música, orquesta, coro o cualquier tipo de agrupación amateur.

Este tipo de formaciones se denominan “comunidades artísticas de aprendizaje”, entendiéndose como aquél grupo de personas que se reúnen regularmente, y bajo una denominación común, para realizar actividades interpretativas, como puede ser, más allá de colectivos únicamente musicales, un grupo de teatro o un club de danza.

Dese la perspectiva de mi propia experiencia cosechada, estudio y percepción, afirmo que las bandas de música populares son comunidades donde se genera y potencia, profundamente, el desarrollo de las habilidades sociales, capacidad propia de la inteligencia emocional y donde radica el gran porcentaje de posibilidades de éxito.

Las bandas de música componen uno de los más valiosos elementos y tesoros de la actividad cultural y musical de España, ya que, gracias a ellas y desde que se empezaron a estabilizar por toda la geografía nacional hace más de un siglo, cientos de miles de personas han tenido acceso a la práctica artística e interpretativa.

 

 

Las  características y naturaleza de sus componentes suele ser extremadamente variada. Mágicamente, aúna la voluntad e inteligencia, sobre un mismo escenario, de personas de muy distintos perfiles sociales, económicos, edades, géneros, ideologías, culturas y razas con un solo fin; hacer música y disfrutar de ello.

Pertenecer y participar en las actividades llevadas a cabo por una banda de música nos permite, desde muy pequeños y hasta muy entrados de edad (mientras la salud lo permita), compartir tiempo, conversaciones, viajes, proyectos y experiencias con gente muy distinta a nosotros, y en todo tipo de espacios y contextos que podamos imaginar.

Inconscientemente, al pertenecer y participar activamente en la vida de una comunidad artística y, en la mayoría de los casos, desde muy jóvenes, estamos absorbiendo y desarrollando innumerables herramientas sociales, aprendiendo constantemente a desenvolvernos en múltiples contextos y con una amplia gama de tipos de personas.

cerebro-musicaEn este tipo de entornos se favorecen relaciones humanas muy diferentes y complejas, ya que en otros ambientes, difícilmente, un niño de doce años, estudiante de sexto de primaria, por ejemplo,  puede compartir responsabilidades en un mismo atril con un exitoso empresario y padre de dos hijos, o un joven adolescente puede ejercer tempranamente lo que conlleva el liderazgo, siendo el encargado de instruir y guiar a toda una cuerda de “cincuentones” licenciados de la vida.

Estos ejemplos, son sólo una muestra de las tan infinitas como provechosas situaciones que se pueden dar en el día a día de nuestras bandas de música. Obviamente, con el paso del tiempo, se normalizará y puede que no le demos la importancia y trascendencia real que posee, pero, tanto para los jóvenes como para los más veteranos, es una auténtica escuela de habilidades sociales que, sin ninguna duda, constituye un denominador común en la personalidad, trayectoria e inteligencia emocional de gran parte de los expuestos a ello.

La música transforma a las personas, desarrolla íntegramente su potencial, te da alas y te hace libre, las experiencias a las que te expone te harán desenvolverte eficientemente en el mundo, pero lo que no hay que olvidar es que la música es buena en sí misma y no hay que permitir que se esté continuamente empleando y ejemplarizando como puente utilitarista para conseguir otros objetivos.

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En estos días que estamos viviendo, donde tradición y religión confluyen en lo que denominamos “Semana Santa” (además de un fresco aliento vacacional para los no practicantes), millones de personas se lanzan a las calles durante toda esta semana a participar, activa o pasivamente, en las innumerables procesiones que se llevan a cabo por toda la geografía española y que tantos feligreses y turistas, nacionales e internacionales, mueven año tras año.

Como no puede ser de otra forma, la práctica totalidad de estas procesiones, fruto de la gestión y organización de todo un año de hermandades y cofradías, van acompañadas de una o varias agrupaciones musicales; bandas de música, grupos de cornetas y tambores, música de capilla, etcétera. Nadie, excepto porque así lo dicte una tradición concreta, se imagina una procesión sin música o, como mínimo, un funcional redoble de tambor.

SIN ÁNIMO DE LUCRO: UN GRAN MOTOR DE DIFUSIÓN MUSICAL EN ESPAÑA

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Al contrario de otro tipo de agrupaciones más específicas, las cuales se dedican a practicar de forma casi exclusiva  el género musical de las marchas de procesión, las bandas de música, es decir, aquellas formadas por instrumentos de viento-madera, viento-metal y percusión, sólo ocupan una pequeña parte de su actividad musical del año a preparar e interpretar música sacra, puesto que gastan la mayoría del esfuerzo y tiempo de su actividad musical en abordar un repertorio más “sinfónico”, variado y, técnicamente hablando, más complejo.

Desde mi punto de vista, fruto de mi experiencia y percepción personal, las bandas de música en general y, de forma más específica, los músicos que éstas componen, obvian la magnitud e importancia que se debería de dar realmente a la hora de poner música y aportar presencia a este tipo de actuaciones. ¿Por qué? Muy sencillo, porque aunque no te des cuenta, estás ofreciendo un concierto móvil por todas las calles de una ciudad, haciendo llegar tu música a, probablemente, miles o decenas de miles de personas en cada ocasión, la mayoría de las cuales no pisan con frecuencia ningún auditorio, no saben que existes, no saben a qué te dedicas, qué calidad musical y artística ofreces, ignoran lo que puedes aportar y no tienen la más remota idea de lo que significa pertenecer y hacer música en un conjunto instrumental.

[“CARTA ANÓNIMA DE UN PROFESOR DE ESCUELA DE MÚSICA” Y REFLEXIÓN.]

Resumiendo, la cultura musical de la gente que te va a ver puede que sea insignificante o nula pero, en cuestión de unos escasos minutos, tienes la oportunidad de hacer construir un valor de respeto y admiración, por tu labor y por tu música, por parte de todas estas personas con las que te cruzarás en tu recorrido y más allá de la función o servicio religioso que estés llevando a cabo (seas creyente o no).

En muchas ocasiones, los músicos que gozan de más nivel y experiencia, son los que menos ayudan a generar un valor positivo de su propio patrimonio; uso indiscriminado de teléfonos móviles, presencia y estética poco adecuada, fuman en momentos o lugares inadecuados, no se esfuerzan musical y técnicamente tanto como pudiesen, etcétera. Además, los más novatos de las agrupaciones absorben todo; tanto lo que se ve, como lo que he enumerado justo antes, y que, aunque no se percibe explícitamente, está presente.

[INTELIGENCIA EMOCIONAL Y MÚSICA: LAS BANDAS DE MÚSICA Y LAS HABILIDADES SOCIALES (PARTE 6/6)]

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Por otro lado, la realidad no es otra que, más allá de lo que debería ser o lo que nos gustaría a los músicos, nos cuesta llenar el aforo de teatros y auditorios de nuestras propias localidades, en contraste, cuidamos hasta el más mínimo detalle musical, estético y de organización de nuestros conciertos “sinfónicos”.

[ARTES ESCÉNICAS Y LA NECESIDAD DE HACER PEDAGOGÍA DE “LA EXPERIENCIA”.]

A todos nos gusta que se reconozca el esfuerzo y valor de aquello que creemos que lo tiene y, como es en el caso de la música en conjunto, lo es en grandes cantidades. Por todo ello, respetemos y esforcémonos todo lo que esté en nuestra mano por hacer las cosas lo mejor que podamos cuando salgamos a la calle. Despertemos los sueños de aquellos niños que señalan a las bandas con ilusión y admiración, imaginándose en un futuro siendo ellos los integrantes de estas agrupaciones, ayudemos a retomar el deseo frustrado de todos aquellos adultos que siempre quisieron tañer un instrumento y, sobre todo, difundamos el amor por la música, haciendo aflorar en nuestro ocasional público el “gusanillo” de interés, querer más, empujándoles a ir a otros conciertos y representaciones culturales más allá de con las que se topan en Semana Santa.

Para todo ello, existe una única fórmula secreta: si quieres respeto y reconocimiento, sólo puedes esperarlo si tú mismo te entregas al máximo y ayudas a que así sea. ¡A inundar las calles de toda España de música!

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MÚSICOS PROFESIONALES VS PROFESIONALIZARSE CON LA MÚSICA

Desde luego, no les estaría iluminando con nada nuevo a ninguno de ustedes si menciono cuánto y cómo está cambiando nuestra forma de entender tanto los diversos campos profesionales como toda la esfera académica, es decir, todo aquél camino de experiencia y formación que recorremos previamente a vernos inmersos en el mundo laboral. Nuevos modelos de vida, de pensamiento, fervor por el emprendimiento y la innovación y cierto “olor a rancio” de gran parte de lo que tomamos por tradicional.

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Universidades y centros de formación que se posicionan en la más incipiente vanguardia (o al margen de lo hasta ahora conocido) como la Singularity University, proponen novedosas estructuras y formas de entender la formación, hasta el punto de poner “patas arriba” los sistemas académicos universitarios tal y como lo conocemos hoy en día. En verdad suena lógico que, si el mundo cambia y se transforma, también haya que buscar nuevas formas de interpretarlo y adaptarnos a él.

Obviamente, el mundo de las artes escénicas no se encuentra al margen del tan inevitable como notorio cambio que se está produciendo o, mejor dicho, que se ha producido; nuevas metodologías de aprendizaje,1260511_S una brutal necesidad de multidisciplinariedad y transversalidad de conocimientos y habilidades, destrucción de estereotipos tradicionales, aparición de nuevos sectores y profesiones, creación o surgimiento de nuevas necesidades artísticas y sociales, etcétera. Al igual que actualmente nadie en su sano juicio se plantearía dedicarse profesionalmente a ser copista musical o a ser luthier de saxofones en el s. XVIII, ningún otro a principios de siglo se podría imaginar que su nieto llegara a ser community manager de una orquesta profesional o de una prestigiosa compañía de teatro.

En España, frente a la diferente estructura de enseñanza musical no universitaria que se oferta en otros países, poseemos una amplia y numerosa red de conservatorios profesionales (dato que, a su vez y en sí mismo, podría generar un interesante debate, pero en el que ahora no nos detendremos). Dicho valioso patrimonio académico-musical, sumado a factores como la arraigada e histórica tradición musical de bandas populares en nuestro país, confluyen en la consecuencia de que miles de personas accedan cada curso escolar a ingresar en dichos centros de formación profesional musical.

A pesar de que muchos de estos centros artísticos y profesores de los mismos están creando nuevos enfoques y estrategias académicas, existe una alta tasa de abandono escolar en los conservatorios profesionales, donde muchos alumnos dejan de luchar y sacrificarse por alcanzar el nivel necesario para obtener el título. ¿Por qué?.  Eso, o, algunos casos, terminan dichos estudios por inercia, sin llegar a alcanzar los mínimos exigidos y con la contienda de que “cómo no van a seguir estudiando profesionalmente, le damos facilidades para obtener el título y… gracias por venir”

1243664_SDesde mi punto de vista, existe una principal razón por la que un alumno o aspirante a profesional barrunte la idea de dejar de estudiar música de una forma seria, y es que desde el primer contacto con el aula y ambiente del conservatorio son víctimas de un proceso de enculturización, de forma tanto directa como indirecta.

Personalmente y de la misma forma les expongo, entiendo por un proceso de enculturización musical aquél conjunto de mecanismos a través de los que se absorbe (directa e indirectamente, insisto) una forma de entender la música desde una perspectiva global: cómo estudiarla, cómo usarla, cómo definirla y defenderla, qué buscar en ella, qué buscar a través de ella, a qué estáticas y predefinidas profesiones te puedes dedicar dentro del sector y qué pasos hay que dar para llegar a cada una de ellas, etcétera.

Un importante cúmulo de factores se combinan para hacer pensar a profesores y alumnos que los posibles perfiles y trayectorias académico-profesionales que pueden cosechar ya están disponibles, pero eso no es así y, afortunadamente, ya existen ciertos brotes verdes al respecto. Tanto fruto de la necesidad como del progreso, empezamos a ser conscientes de que los acotados perfiles profesionales en los que la práctica totalidad de los músicos de finales del s.XX cosecharon el éxito (empleo público en su mayoría), ya no son el único y deseado modelo de empleabilidad para los aspirantes del sector. La numerosa y tremendamente valiosa generación de músicos que empezaron su trayectoria profesional bien entrado el presente siglo (generación a la que pertenece un servidor), ya es consciente, o debería de serlo, de que no te puedes quedar encerrado en la cabina de estudio esperando a que salga la convocatoria pública de turno, cosa que pasa muy esporádicamente y al que solo unos pocos afortunados accederán (perfil muy común transmitido y heredado entre los músicos, sobre todo en España, y que, a su vez, podría generar una línea de debate muy intensa e interesante).

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Se podría decir incluso que estamos siendo testigos de una especie de renacimiento del sector, siendo este impulsado por la actual crisis económica y financiera, el desmesurado desajuste entre oferta y demanda de empleos artísticos tradicionales, surgimiento y necesidad de creación de nuevos perfiles profesionales respecto a sectores guía como el tecnológico, las comunicaciones, la innovación educativa,  el turismo, la investigación, la salud, la empresa, etcétera.

¿QUÉ PODEMOS HACER LOS DOCENTES?

1- Invitar a los alumnos a crear y participar en proyectos artísticos y culturales de todo tipo: es importante que experimenten y sientan las distintas formas que existen de involucrarse en diversos tipos de actividades vinculadas con la cultura, así como la capacidad de tener una idea y poner en marcha toda la maquinaria necesaria hasta que ésta se vea materializada.

2- Hacer sentir la necesidad e importancia de aprender idiomas y viajar: nuevas formas de comunicarse, nuevas fronteras, nuevas personas, nuevos lugares, nuevas pensamientos y nuevas ideas.

3- Fomentar la percepción de la música como un arte multidisciplinar y transversal: descubrir qué otras disciplinas o ámbitos, musicales o no, acaparan el interés de nuestros alumnos. Los nuevos tiempos demandan perfiles dinámicos que sepan identificar y generar nuevas necesidades. Si existen alumnos que presenten inquietudes por diversos campos (aunque a priori no tengan ningún tipo de relación), y nosotros insistimos en hacerles elegir desde sus inicios en las enseñanzas profesionales artísticas, puede que estemos cohibiendo el potencial del próximo ingeniero que diseñe el instrumento más popular del futuro, el profesional de la salud de los músicos que más información y soluciones nos aporte en las próximas décadas o el emprendedor empresario que más empleo cree en el sector, por poner algunos ejemplos.

4- Detectar, motivar y canalizar talentos potenciales: tanto en la especialidad de la interpretación (la más común y por la que todos empezamos)  como en cualquier otra de las que conocemos tradicionalmente o incluso las más novedosas y experimentales, además de aquellas que faltan por venir y aún desconocemos.

5- Transmitir ilusión y esperanza: todos sabemos la vital importancia que tiene el sentirse motivado en una carrera de fondo como es la música, en la que si te desvías o te desilusionas unas semanas puedes perder el trabajo de meses. Normalmente, hasta que no lo experimentas no eres consciente de ello, en este contexto, la labor del docente es reforzar y convertir este proceso en una valiosa oportunidad de feedback y aprendizaje significativo para el alumno.

6- Ayudar a encontrar el equilibrio y la eficiencia en el estudio y esfuerzo realizado: pongámonos en el supuesto de que uno de nuestros alumnos se encierra la práctica totalidad del tiempo del que dispone para estudiar a tocar, y retocar, su concierto favorito o unos mismos y repetitivos ejercicios técnicos. Aunque parece lógico, es necesario proporcionarle material de todo tipo e intentar que amplíe perspectivas con tal de que surja en él la inquietud y necesidad de cultivar otros campos. Evidentemente, esto no es incompatible con un estudio centrado, profesional y eficiente de un perfil profesional musical como intérprete, es más, todo lo contrario, le puede hacer madurar artísticamente y potenciar sus virtudes y capacidades como instrumentista, acercándolo más a convertirse en músico, con mayúsculas y según lo entendían las culturas clásicas, y alejándolo de ser un mero tañedor.

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…¿Y LOS ALUMNOS?

1- Ser emprendedores y atreverse a diseñar y lanzar sus propias ideas y proyectos: si la idea te ilusiona y crees en ella, acabarás encontrando la manera y las personas que te ayudarán a llevarla a cabo.

2- Conoce, indaga y descubre: interactúa con estudiantes y profesionales de otros países y empleos, viaja, aprende e investiga sobre todo aquello que interese o creas que te merece la pena.

3- Permanece dispuesto a sacrificarte y esforzarte continuamente: si no estás dispuesto a esto ves abandonando la idea de alcanzar cualquier meta u objetivo propuesto, es bastante simple y fácil de aceptar.

4- Analiza la gente de la que te rodeas y lo que te intentan transmitir: no te dejes influenciar por aquellos que sólo manifiestan e insisten en recordarte todo lo negativo y difícil que es el mundo de las artes escénicas. Ineludiblemente, es un sector complejo que presenta particularidades y problemas como cualquier otro, pero a grandes y muchos problemas, grandes y múltiples soluciones, es cuestión de observar, investigar y ser creativos.

5- Se exigente y busca diversos docentes: intenta exponerte a la influencia y enseñanzas de diversos perfiles de profesorado, sobre todo de aquellos que se vean identificados con las ideas expuestas en los puntos anteriores.

Nuevos contextos y retos requieren nuevas y creativas formas de pensar, aunque para ello quizás tengamos que optimizar y multiplicar nuestros esfuerzos (o no). Tal y como proponen las teorías evolucionistas, aquellos que consigan adaptarse al entorno obtendrán beneficios y pondrán un pié al frente en la carrera evolutiva o, en este caso, la carrera por el desarrollo profesional  y la creación y obtención de empleo en el sector de las artes escénicas. ¿Qué nuevos empleos o sectores obtendrán y/o crearán los músicos de las generaciones venideras?

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EL RELATIVISMO CULTURAL EN LAS PROFESIONES ARTÍSTICAS: QUÉ ES Y CÓMO NOS AFECTA.

(Si va a leer este artículo, aconsejo que lo haga de forma íntegra o, de lo contrario, podrá dar pie a una comprensión incompleta de lo que se intenta expresar y dar a entender)

Seguramente, todos nosotros y no en menos de una ocasión, hemos participado o presenciado  algún tipo de manifestación cultural, artística o religiosa que, visto desde una perspectiva cultural ajena, pueda ser considerado como algo peyorativo, irrespetuoso, ilógico, inmoral o, simplemente, no compartamos bajo ningún concepto por su falta de valor pero, aun así, lo toleramos (o no) en base a una contextualización simbólica y cultural.

etnomusicaEn las disciplinas artísticas, tanto practicadas de forma amateur, como en su ejercicio profesional (sobre todo) y por su propia naturaleza, existe una inclinación propensa a vivir experiencias que nos obliguen a emitir juicios de valoración personal, así como a poner en marcha la maquinaria de la toma de decisiones respecto a esos dictámenes.

Desde el punto de vista de la colectividad, es muy común que desde temprana edad aquellas personas pertenecientes, por ejemplo, a una compañía de teatro, banda de música, charanga o grupo de arte folklórico, viajen cerca, lejos o muy lejos, para compartir o regalar su trabajo a otras tierras distintas a la de origen. Asimismo y desde una perspectiva individual, el grado de intensidad de la inmersión cultural puede llegar a ser abismalmente mayor, ya que bien por las características técnicas y/o como por los conocimientos de un artista, éste puede ser requerido e invitado para colaborar “codo con codo” en un proyecto artístico muy “peculiar” (desde tu juicio cultural personal)  o en el que no tengas absolutamente nada en común con los demás participantes ni el público.

Por todo esto y explicado con “brocha gorda” debido a su tamaña complejidad, aquellas personas que dedican altruista o profesionalmente su tiempo a proyectos artísticos están más expuestas a desarrollar un mayor grado de consciencia respecto a lo que la filosofía y la antropología denominan “relativismo cultural”.

¿QUÉ ES EL RELATIVISMO CULTURAL?

El relativismo cultural es una perspectiva de análisis o punto de vista sobre unos hechos concretos o globales que tienen lugar en el mundo respecto a un sistema cultural determinado. Existen múltiples teorías, subdisciplinas y acepciones al respecto, pero todas ellas tienen un mínimo común divisor; el rechazo de las teorías etnocentristas y de todas aquellas tendentes a la universalización, es decir, pensar que nuestro sistema cultural es el idóneo, existiendo motivos y razones para realizar comparaciones y análisis en base a elementos comunes y semejantes entre sí.

Por otro lado, nos orienta a desviar los pensamientos respecto a la referencia de que nuestra cultura es mejor por sus ideas, costumbres, valores, mecanismos sociales, etcétera. chinos-tocandoTambién nos alerta de que, a pesar de sentirnos especiales y únicos, simplemente hemos sido productos de un proceso de enculturización, a través del cual hemos sido socialmente instruidos para sobrevivir, adaptarnos de la mejor manera posible y ayudar a hacer prevalecer dicho sistema en el que nos ha tocado vivir.  Además, sostiene que, a pesar de que los seres humanos presentamos predisposiciones genéticas y psicológicas comunes en lo que concierne a la consciencia y a la estructura ética, la última palabra la tiene el sistema o código moral prevaleciente en un lugar y momento concreto, siendo y funcionando de manera muy distinta en la práctica totalidad de las diferentes culturas que cohabitan en este planeta.

Realmente, profundizar de forma teórica en la corriente del relativismo cultural es una ardua y áspera tarea, pues al final, todas las propuestas y discusiones acaban en complejísimos temáticas que ahora no abordaremos como pueden ser la globalización, la Declaración Universal de los Derechos Humanos o las distintas teorías evolucionistas, ya que el tema que ahora me preocupa y quiero resaltar no pasa por intentar resolver en unas líneas una de los más complejas temáticas, trayendo verdaderos quebraderos de cabeza a los más brillantes humanistas académicos de las últimas décadas.

Por encima del marco teórico y en base a esta breve introducción, la esencia que, desde mi punto de vista, tiene más valor sobre esta perspectiva es el aprender a valorar y a apreciar que lo distinto no es ni superior ni inferior, sólo es distinto y, “a priori” y contextualizando continuamente, deberíamos tomarlo como tal y hacer acopio del famoso “beneficio de la causalidad”. Con esto que acabo de decir, no estoy excluyendo la posibilidad de que algo culturalmente propio no pueda ser más o menos bueno/malo, debido/indebido o valioso, casos en los que la responsabilidad de juzgar recae sobre cada individuo en última instancia, sino que dicha valoración no debe de ser emitida por el simple hecho de que algo sea producto de nuestra cultura mater,  o eso es lo que sustentan las distintas teorías relativistas como enraizado factor.

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¿QUÉ INFLUENCIA TIENE LA PARTICIPACIÓN EN ACTIVIDADES ARTÍSTICAS SOBRE EL DESARROLLO DEL REALATIVISMO CULTURAL? ¿CÓMO AFECTA A LOS ARTISTAS?

Como ya se ha comentado anteriormente en este artículo, la participación en actividades artísticas, o más aún, si conviertes alguna de las distintas existentes en tu profesión y forma de vida, te hace de exponerte a una serie de experiencias de contacto o inmersión cultural que, en el caso de no practicarlas, nunca llegaríamos a vivenciar.

Para poder entenderlo mejor y realizar una más correcta acotación, voy a dividir mi propuesta sobre el relativismo cultural en dos grandes subniveles:

                -Perspectiva cultural intranacional: Ésta es seguramente a la que antes tenemos o hemos tenido acceso debido a su mayor accesibilidad. Empieza a desarrollarse en el momento que empezamos a tomar contacto con otros practicantes de la cultura, procedentes de distintos pueblos, ciudades o comunidades autónomas, cercanas o muy lejanas, pero todos ellos portadores y representantes de un código de barras muy personalizado llamado “cultura”. Un ejemplo muy claro es el que se produce cuando ingresas (normalmente a temprana edad) en algún centro artístico provincial o nacional y comienzas a tener contacto con estudiantes de distintos rincones o, por otro lado y desde la experiencia personal, cuando te vas a tocar en procesiones una Semana Santa completa en Andalucía con una banda andaluza (y siendo de Toledo), aunque estoy seguro que a cada uno de los lectores se le ocurre un ejemplo distinto en primera persona.

                -Perspectiva cultural internacional: Por suerte y aunque es menos fácil acceder a este subnivel que al anteriormente propuesto, cada vez una mayor número de personas disfrutan de sus beneficios. mundomusicaÉste se desarrolla bien cuando accedemos a alguna experiencia de inmersión cultural en un país extranjero, o bien cuando participamos/trabajamos en proyectos o actividades con personas de una nacionalidad distinta a la nuestra, aunque sea “en casa”. En este apartado es importante hacer hincapié en que, dentro de la pluralidad cultural internacional, es muy distinto el tener contacto con otras culturas occidentales (u occidentalizadas) que el tenerlo con otras que no lo son, pues la ruptura y choque de pensamiento son mucho más contrastantes, ayudándonos a sacar conclusiones mucho más profundas y contribuyendo a un mayor afloramiento del relativismo cultural, tanto sobre temas directamente relacionados con el arte como otros transversales y paralelos.

A pesar de que las disciplinas artísticas puedan premiarnos (por su propia naturaleza social e intercultural), con estar expuestos a este tipo de experiencias (entre otras muchas cosas), no es algo exclusivo ni excluyente, teniendo todos también acceso a otras actividades no artísticas que nos pueden hacer desarrollar dichos beneficios, como puede ser cualquier tipo de actividad deportiva o la participación en proyectos de desarrollo, cooperación o voluntariado.

Desde mi punto de vista, el relativismo cultural en el desarrollo de los trabajos relacionados con las artes escénicas es necesario e inherente, es decir, es una característica indispensable para poder desenvolverte hábilmente en los distintos acometidos, proyectos, entornos o destinos donde te haga llegar tu actividad creativa o interpretativa, y sobre todo en el s. XXI. Asimismo, es inevitable que dicha exposición a otras perspectivas o formas de pensar no erosionen nuestro concepto de realidad y verdad, ya que la plasticidad cultural es una propiedad intrínsecamente humana, sirviéndonos como mecanismo de adaptación y supervivencia, así que, aunque nos resistamos marcará (en mayor o menor medida y dependiendo del individuo) nuestra capacidad de contextualización.

Hablar sobre el relativismo cultural siempre suscita múltiples controversias y opiniones muy contrastadas pero, por encima de todo y del estar a favor o en contra, es muy importante hablar de ello porque nos hace de tomar consciencia al respecto y fomenta el pensamiento crítico y analítico. Hoy en día y en el lugar en el que nos ha tocado vivir, causal o casualmente globalizado, es muy importante hablar, abordar y tomar consciencia respecto a estos parámetros que, aunque no se ven, está.

paz-chinaEstrechamente relacionado con el mundo de las artes y con todo lo anteriormente expuesto, se me viene a la cabeza una expresión que escuche hace años y viene muy al caso: “¿Tú quieres ser músico o quieres vivir en tu casa (o cerca)?” Si extrapolamos la palabra “músico” y la sustituimos por cualesquiera de las profesiones que le puedan ser semejantes, esta pregunta nos recuerda que si decidimos seguir por ese camino profesional, estamos condenados (o premiados) a una vida total o parcialmente nómada, con los correspondientes beneficios o inconvenientes y, por lo tanto a tener que hacer constante uso del relativismo cultural en todas y cada una de nuestros constantes juicios y decisiones.

EL RELATIVISMO NOS AYUDA A ENTENDER SIN NECESIDAD DE COMPARTIR Y DESPIERTA AL HUMANISTA QUE TODOS LLEVAMOS DENTRO. Y SIN NINGUNA DUDA, LA PRÁCTICA E INMERSIÓN EN PROYECTOS ARTÍSTICOS FOMENTAN SU DESARROLLO E INTERIORIZACIÓN.

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REFLEXIÓN SOBRE “CARTA ANÓNIMA DE UN PROFESOR DE MÚSICA”

 

Actualmente, uno de los principales problemas a los que nos enfrentamos los profesores de las escuelas de música es la falta de valorización de nuestra actividad por parte de alumnos, padres, comunidad educativa y la sociedad en general. En parte, esto es debido a que, en  muchos casos, los propios docentes musicales no valoran su propia labor como ésta merece o lo hacen de una forma muy impersonal y pasiva.

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Como bien es sabido por todos los que trabajamos en este sector, el hecho de ejercer la docencia, sobre todo instrumental, es una actividad que asumimos fruto de la necesidad personal de desempeñar un trabajo y de la propia naturaleza que caracteriza a este sector laboral, cuya inercia nos impulsa, en la gran mayoría de los casos, a que nuestro primer empleo estable  dentro del mundo de la música sea el de profesor en una escuela de enseñanza, generalmente, no reglada.

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Realmente, y como muchos hemos experimentado en nuestros comienzos artísticos, la gran ilusión y motivación necesaria para estudiar la carrera (de fondo) musical no es, en un alto porcentaje, llegar a dedicarse a la docencia de la misma, sino ocupar alguno de los codiciados atriles de cualquier orquesta sinfónica, con sede en cualquier lugar y, a veces, a cualquier precio.

La actual y gran falta equilibrio entre la oferta y la demanda de músicos sinfónicos convierte al “plan B” (como mínimo) en la principal e inminente salida profesional para muchos artistas. Al haber comenzado en la docencia, en la mayoría de los casos, por la propia inercia del sector, hay que sumarle la escasa o nula preparación que se ofrece en los actuales planes de estudios de los conservatorio profesionales en materia de pedagogía y didáctica (ni general ni específica) sobre música.

*MÚSICOS PROFESIONALES VS PROFESIONALIZARSE CON LA MÚSICA

Por todo ello, es muy común encontrarse con la siguiente situación: un profesor que, simplemente, no le disgusta lo que hace, un alumno que va viendo menguada su intención por aprender como consecuencia de la escasa pasión que su profesor le transmite, y una sociedad obsesionada con la funcionalidad, que etiqueta a las escuelas de música como simples centros de entretenimiento y las ubica en el último plano de importancia dentro de la formación y educación de una persona (o proyecto de ello, como es en el caso de los más jóvenes).

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Sabiendo algo sobre música y nada sobre cómo enseñarla, empezamos a dar clases creyendo que no tiene ningún misterio. Entonces, elaboramos una improvisada red de herramientas didácticas y pedagógicas procedentes de las clases que nosotros mismos hemos recibido y… “ya soy profesor”.

Con tener ciertos conocimientos sobre música y un entrenado dominio del instrumento, nos convertimos y nos convencemos de ser  expertos docentes. Todo ello, lo confieso, redactado desde la crítica y perspectiva personal, siendo la propia experiencia de un servidor la principal fuente de inspiración de estas palabras.

Si tienes la suerte de rodearte de la gente adecuada, consumir la información correcta, y sumas todo ello al análisis introspectivo de tu propia experiencia, es inevitable empezar a admirar y amar lo que haces.

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Progresivamente, esta labor empieza a adquirir sentido y cada minuto que le dedicas a ello comienza a generar valor. Valor es lo que necesita la música como herramienta para educar y humanizar, comenzando en los depositarios naturales de esa responsabilidad; los profesores, los centros educativos y las instituciones correspondientes que deben de velar por ello.

El siguiente eslabón de esta “cadena de valor” que propongo es hacerlo aflorar o reforzarlo en los afortunados consumidores del producto, es decir, alumnos y/o familiares. He aquí por qué me decidí a redactar “carta anónima de un profesor de escuela de música”, además, tanto el equipo de profesores con el que comparto labor, como el resultado de nuestro trabajo, me hacen sentir el poder educativo de este tipo de  proyectos, haciéndome sentir orgulloso y afortunado a partes iguales.

Después de decidir elaborar una carta “valorizadora” y justo antes de ponerme a redactarla, pensé en lo egoísta que sería por mi parte el no compartirla con la comunidad educativa musical, por lo que he decidido ponerla a disposición de cualquiera que quiera hacer uso de ella.

Para ello les facilito libremente el documento sin nombres, referencias a instituciones ni firma personal, así todo aquél que quiera usar este escrito para su escuela de música lo podrá hacer con total libertad (COPIA EL TEXTO, LO ENCONTRARÁS MÁS ABAJO). El único requisito que solicito como autor del mismo es que se respete la integridad del texto y que se me comunique, por privado a través de WordPress, Facebook, Twitter o LinkedIn, dónde se hará uso de estas palabras.

CONTACTO Y RRSS de EDUARDO SÁNCHEZ-ESCRIBANO

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Como bien os habréis fijado si habéis leído atentamente el documento al que alude esta reflexión, se hace referencia a los proyectos denominados “comunidades artísticas de aprendizaje”, es decir, algo más que solo una escuela y algo más que solo una agrupación musical; un proyecto integrador que se retroalimenta. Asimismo, la funcionalidad del texto pierde el sentido si no se cumple este requisito principal de estructura y composición, que a su vez, suele ser el modelo más característico, extendido y eficiente dentro del panorama de formación musical y oferta cultural en España.

*INTELIGENCIA EMOCIONAL Y MÚSICA: LAS BANDAS DE MÚSICA Y LAS HABILIDADES SOCIALES (PARTE 6/6)

*¿ES UN PÁJARO, UN AVIÓN? ¡NO, ES UNA BANDA DE MÚSICA!

 

LES INVITO A REFLEXIONAR, A DAR VALOR  Y A INVITAR A DÁRSELO A ALGO QUE, COMO BIEN SABE TODO AQUÉL QUE LO HA EXPERIMENTADO, LO TIENE.

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Eduardo Sánchez-Escribano García de la Rosa.

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PLANTILLA PORTABLE DE “CARTA ANÓNIMA DE UN PROFESOR DE ESCUELA DE MÚSICA”

“Querido alumnado y/o padres y madres del mismo,

Una vez iniciado y tomado rumbo el curso en (AÑADIR AQUÍ NOMBRE DE LA ESCUELA DE MÚSICA O CENTRO EDUCATIVO), me gustaría transmitirles unas palabras y hacerles llegar una invitación especial:

En primer lugar me gustaría hacerles llegar mi más sincera enhorabuena, enhorabuena por formar parte de un proyecto en el que todos ganan. En su conjunto, la escuela y la banda de música integran lo que se denomina una “comunidad artística de aprendizaje”. Participar activamente en este tipo de comunidades brinda grandes beneficios, independientemente de nuestra edad, género y posición social o económica.

Dichas comunidades integran un espacio donde se experimenta activamente la educación y práctica de los valores éticos; valores esenciales como la solidaridad, la convivencia, la tolerancia y el trabajo en equipo, ya que es imprescindible cooperar entre todos, la perseverancia y el esfuerzo, donde son premiados al ser absolutamente necesarios para poder progresar en la práctica musical, aprender a pertenecer a un grupo y tomar responsabilidades dentro de él, sentir la necesidad de ser humilde y de ayudar al que lo necesita… etcétera. Además, es un lugar donde se aprende a crear, a opinar, a analizar, a expresarse sin miedos ni tabúes  y a apreciar el arte y la cultura en sí misma.

Detrás de cada sonido interpretado colectivamente existe un complejo entramado de acciones humanas que lo han hecho posible. Conscientes o no, aquí aprendemos el valor que tiene esa red llamada “capital social”; un patrimonio creado por todos y que todos disfrutan, muy difícil de construir y muy fácil de obviar y dejar de deteriorar. Una institución con personalidad propia en la que todas las personas que se identifican como miembros de la misma desarrollan unos mismos valores que, a su vez, son absorbidos por los nuevos aspirantes mediante aprendizaje dialógico y social.

Automotivación, autoestima y capacidad para resolver problemas son elementos que se ven fuertemente reforzados mediante la práctica instrumental y al pertenecer a una comunidad artística de aprendizaje. Éstos, en conjunto con el desarrollo de la empatía,  impulsado frente a la necesidad de relacionarse e interactuar con personas de distintas edades y no necesariamente cercanas a uno mismo, son elementos integrantes de la “inteligencia emocional”, propiedad psicológica humana que, según la comunidad científica, es vital para el éxito personal y social, encontrándose en continua evolución a lo largo de toda nuestra vida.

Por todo lo anteriormente expuesto, les quiero invitar a que den valor a las actividades que llevamos a cabo y al proyecto socio-artístico en sí mismo. Dar valor es creer en ello, tomárselo en serio y respetarlo. Solo así ustedes y/o sus hijos podrán beneficiarse al máximo de todo lo que aquí podemos ofrecer, que como ya se ha expuesto resumidamente, es mucho y de gran riqueza.

Enhorabuena de nuevo y gracias por su confianza”.

(FIRMA)