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YAMAHA CLASSBAND: OTRA EDUCACIÓN MUSICAL HA LLEGADO AL SISTEMA EDUCATIVO




Estimados amigos y/o lectores de Music, Think & Shout,

Después de una larga temporada (17 meses), estoy de vuelta para seguir creando y difundiendo nuevos contenidos. Durante este tiempo, el blog ha seguido creciendo, teniendo una media diaria de 250-300 lecturas, una cifra muy interesante y motivadora dada la obligada y obvia inactividad que ha tenido.

El motivo de este paréntesis, como muchos ya sabréis, es que he estado embarcado en uno de los proyectos más intensos y ambiciosos de mi vida; la redacción de mi tesis doctoral. El pasado diciembre de 2018, formalicé la matrícula y, desde enero de 2019, he estado obligado a dedicar el 100% de mi esfuerzo a dicha tarea. Afortunadamente, hace unos días que concluí en trabajo y, mientras que preparo la defensa, que tendrá lugar en un par de meses, os voy a ir acercando algunos de los contenidos e información valiosa en formato blog que he ido cosechando durante esta etapa final de mi carrera académica.

GRACIAS.

Para esta retomada ocasión, me gustaría acercaros la idea de que, en contextos escolares, otra educación musical a la que la inmensa mayoría de nosotros hemos recibido, es posible, ya que, últimamente, un buen número de colegios e institutos están optando por embarcarse en proyectos curriculares alternativos para la asignatura de música. Dejadme que os muestre.

Antes de empezar, por supuesto, mencionar que estos contenidos no hubieran sido posible sin la aportación y contribución de diversos autores e instituciones que se encuentran recogidos al final del documento.

Asimismo, me gustaría abrir paso a este contenido con esta nueva “joke-new” del famoso diario cómico www.elmundotoday.com

[ENLACE]“Detenido al fin el profesor de música que obligaba a los niños a tocar la flauta en casa”

Cuando la leí, lo primero que pensé, obviamente, fue; “se trata de una broma”, no obstante, dicha mueca sobre “la flauta del colegio” no deja de significar y dar voz a un sentimiento generalizado de la sociedad respecto a la educación musical escolar.

(Importante, cuando me refiera a “escolar”, me refiero a aquella impartida y proporcionada a partir del propio colegio o instituto)

Asimismo, en esta ocasión, y aprovechando que he investigado en profundidad sobre éste y otros métodos alternativos de música escolar, me gustaría daros a conocer la metodología Yamaha ClassBand, una alternativa no muy conocida en España pero que puede llegar a dar mucho que hablar.

La empresa japonesa Yamaha es, además de una de las compañías más importantes del mundo en cuento a fabricación y venta de instrumentos musicales, una entidad pionera e innovadora en términos de educación musical o, al menos, así lo manifiesta con el lanzamiento de su programa llamado Yamaha ClassBand, definido por la propia compañía como “la banda del cole”.

Por supuesto, comentar que no tengo ningún tipo de relación comercial ni empresarial con la empresa ni ningún interés concreto en ello. (El único producto Yamaha que tengo es el aceite de los pistones de la tuba)

La descripción e información mostrada en la propia página web de Yamaha España acerca de su método de enseñanza musical escolar es:

 “Se trata de una metodología de enseñanza musical en grupo que se imparte en horario lectivo como asignatura curricular de música, con resultados espectaculares. Los alumnos son capaces de impartir un concierto para padres en tan sólo 3-4 meses. En tan sólo un par de años, la banda podrá interpretar un repertorio bastante extenso y tendrán las herramientas necesarias para afrontar mayores retos y proyectos musicales. Pero Yamaha ClassBand es mucho más que un sistema de enseñanza musical. Es todo un compendio de valores positivos transmitidos con la música como vehículo principal. Los beneficios directos pedagógicos de aprender música [ ] están sobradamente demostrados, pero además, en el caso de Yamaha ClassBand, se suman al hecho de que se practica en grupo. Esta característica potencia en los alumnos valores esenciales como la autoestima, el respeto, el compañerismo, el trabajo en equipo, la confianza o el compromiso”

“La adaptación curricular que se ha hecho de la metodología Yamaha ClassBand es completa [ ] todos los conceptos son evaluables al 100% cumpliendo así con los requerimientos oficiales de enseñanza reglada actual”.

Logotipo de la metodología propuesto por Yamaha

Historia, trayectoria y alcance

El programa surgió en Alemania de la mano de Wolfgang Feuerborn hace más de 20 años. Hoy, más de 2000 ClassBand hacen sonar sus instrumentos en aulas 18 países de toda Europa, destacando la presencia del programa en Alemania y Reino Unido, países donde está más extendido el método ya que sus currículos contemplan la enseñanza instrumental de forma estructural. No obstante, esta metodología está inspirada y toma referencia en la tradición de bandas escolares norteamericanas.

En España, fue iniciado por el CEIPS Adolfo Suárez en el curso 2011-2012, apoyado institucionalmente por la Comunidad de Madrid, que mostró interés por el proyecto y su seguimiento pero no llegó a ayudar económicamente la puesta en marcha del mismo. Aquí, se empezó a cursar de forma extraescolar (voluntaria) para alumnos de 5º y 6º de Educación Primaria, es decir, no suponía la convalidación de la asignatura de música del currículo general. Desde entonces, varios centros tomaron interés por la metodología, iniciaron contactos con Yamaha y acabaron incorporando a sus centros su propia ClassBand como materia integrada en el propio currículo el centro.

Los centros educativos españoles que he detectado que tengan integrada la metodología Yamaha ClassBand en sus aulas en la actualidad son los siguientes:

(Si conoces alguno más, no dudes en hacermelo saber y actualizaré la lista)

  • CEIPS Adolfo Suárez (Madrid) desde el curso 2011-2012
  • British Council School (Pozuelo de Alarcón, Madrid) desde el curso 2012-2013
  • IES Las Rozas 1 (Las Rozas, Madrid) desde el curso 2013-2014
  • IES Beatriz Galindo (Madrid) desde el curso 2013-2014
  • Colegio Rivas-Luna (La Eliana, Valencia) desde el curso 2016-2017
Foto de la ClassBand del Colegio Rivas-Luna (La Eliana, Valencia)
Fuente:
http://www.rivasluna.org/yamaha-class-band/

Objetivos de la metodología

  • Promover un aprendizaje significativo en el aula de música.
  • Lograr el aprendizaje de conceptos partiendo de la práctica musical instrumental.
  • Convertir la asignatura de Música en una experiencia real y un proyecto musical auténtico que culmina en una o varias actuaciones con público durante el curso.
  • Favorecer la motivación intrínseca del alumnado y una actitud positiva hacia la asignatura de Música.
  • Fomentar el trabajo en equipo y el aprendizaje cooperativo, creando oportunidades para el desarrollo de habilidades de liderazgo y de resolución de conflictos.
  • Favorecer la inclusión en el aula.

Profesorado y formación

En España, para poder dar clase dentro del método, los profesores deben de tener una formación musical instrumental demostrable y equivalente, como mínimo, al Título de Enseñanzas Profesionales de Música, además, tendrán que asistir a una serie de seminarios de formación específicos impartidos por Yamaha.

Dependiendo de factores como la formación previa del profesor, el país donde se imparta, el presupuesto del que se disponga o si la actividad es curricular o extraescolar, en las aulas de ClassBand puede haber un único profesor o dos en el mismo espacio; uno especializado en viento-metal y, preferiblemente, otro en viento-madera.

Yamaha proporciona la formación a nuevos profesores, organizando seminarios y talleres anuales donde aprenden nuevo repertorio, realizan prácticas con distintos instrumentos y comparten experiencias sobre el método.

Instrumentos y plantilla instrumental

Dependiendo de la dotación de instrumentos de la que disponga el centro que lo imparta, puede rondar desde las 25 a las 30 vacantes instrumentales. Los instrumentos por los que se compone son: flauta, clarinete, saxofón, trompeta, trombón, bombardino, tuba y percusión.

Yamaha es la encargada de proporcionar el instrumental y ofrece soporte técnico para el mantenimiento y reparación de este. El material es compartido por los alumnos del centro, que no pueden sacar los instrumentos de éste.

Antes de cada sesión, ellos se encargan de montarlo y, al finalizar, los limpian y vuelven a dejar en sus estuches preparados para que otros alumnos puedan volver tocarlos. El cuidado y mantenimiento de los instrumentos es, también, parte del aprendizaje.

Un ejemplo de plantilla para una clase convencional de 30 alumnos sería:

  • 6 flautas traveseras
  • 6 clarinetes
  • 5 saxofones
  • 7 trompetas
  • 3 trombones
  • 1 bombardino
  • 1 tuba
  • 1 percusión-batería.

Una misma dotación de instrumentos es usada por todos los alumnos de un mismo centro, que comparten instrumentos pero no boquillas, ya que cada uno dispone de la suya propia. Antes de cada sesión, los montan y, al terminar, los limpian y recogen debidamente para que otro lo pueda usar.

ClassBand del IES Las Rozas 1 (Las Rozas, Madrid)
Fuente:
http://www.rozas1.es/classband-musica-en-el-aula/

Integración  y planteamiento dentro del currículo

La ClassBand puede ser planteada desde diferentes edades y cursos, aunque la propia metodología muestra que la edad recomendada para participar en él es entre los 11 y 13 años, es decir, durante los primeros cursos de la ESO. A pesar de ello, en España encontramos casos desde 5º de Educación Primaria.

Tanto en primaria como en secundaria, la asignatura de música del currículo general es suplida íntegramente por esta metodología alternativa. Tiene una duración de dos años y se podría llegar a ampliar a un tercero en el caso de que se opte por ello.

En la entrevista que se le realiza a María de las Viñas Jimeno en podcast Dopamínate -altamente recomendable de seguir y escuchar-, la profesora de música del IES Las Rozas 1, María de las Viñas, asegura que la sustitución de la asignatura de música curricular ordinaria por esta metodología no necesita ser aprobada por ningún inspector educativo. Lo único que se requiere es contar con la aprobación y apoyo del claustro de profesores y el consejo escolar. Asimismo, comparte que, en su caso, ha recibido y sigue recibiendo un gran apoyo por parte de toda la comunidad educativa de su centro.

[ENLACE] PODCAST DE DOPAMÍNATE –YO TENGO UNA CLASSBAND

El tercer año de ClassBand es, en el caso del centro de Las Rozas, reservado para aquellos que eligen la asignatura de música como materia optativa en 4º de ESO. Solo se cuenta con 30 plazas dentro del ratio de la clase y, según comenta, es todo un éxito; todos los años se cubren todas las plazas e incluso queda gente fuera. Es una actividad muy demanda y suele conocerse como ClassBand Plus.

El caso de otro de los centros donde se imparte es el British Council School (Pozuelo de Alarcón, Madrid). Aquí, cada clase que sigue esta metodología tiene dos horas semanales de banda, una de ellas sustituye a la hora de enseñanza curricular normal y la otra se ha sacado del currículo de ciencias. La actividad está disponible para los alumnos de Year 5 hasta Year 7, lo que equivalente a 5º de Educación Primaria y 1º de ESO, respectivamente.

Metodología y contenidos

Se trata de un método secuencial de aprendizaje para la enseñanza instrumental en grupo. El material para su desarrollo está recogido en el libro Essential Elements 2000 Comprehensive Band Method. Este libro, usado comúnmente en los colegios de EEUU (doy fe de ello), cuenta con dos versiones: una para cada alumno e instrumento específico, y otro para el profesor. Viene acompañado de CD-DVD en el que se recogen diferentes materiales y grabaciones El objetivo es abordar el primer nivel del libro durante los dos primeros años de clase y, en el caso de haber un tercero, usar el segundo volumen.

Gracias a este libro, los alumnos tienen acceso a contenidos y ejercicios como piezas de dificultad progresiva para conjunto de instrumentos, conceptos teóricos musicales, ejercicios relacionados con la dirección musical, historia de la música, ejercicios de improvisación, calentamientos instrumentales, escalas y arpegios básicos, ejercicios de coordinación rítmica. Para ello, incluye herramientas como: grabaciones de cada pieza para cada instrumentos interpretadas por un profesional, grabaciones, software para ajustar las grabaciones a distintas velocidades para facilitar el aprendizaje, grabaciones de las piezas para banda, software para facilitar las grabaciones por parte del alumno y aprender notación musical básica, propuestas de programas y actividades de concierto y vídeos en los que se enseña al alumno a montar e instrumento y su mantenimiento básico.

Ejemplo de libro de trompeta de la metodología ClassBand

Dedicación

En el caso del IES Las Rozas 1, por ejemplo, las horas de dedicación a la asignatura de Música corresponde a lo establecido en la LOE-LOMCE y su concreción en Madrid: dos sesiones semanales de 50 minutos en los cursos 2º y 3º de ESO, donde la materia de Música es obligatoria. No obstante, en dicho instituto aseguran que ha conseguido ampliar a tres las sesiones para todas sus bandas escolares.

En el caso de implantarse en Educación Primaria, se puede solicitar de forma voluntaria la ampliación de la única sesión semanal estipulada por la normativa  a dos sesiones para la asignatura de música y, en el de secundaria, se puede ampliar de dos o tres sesiones. En ambos casos, se ha de tener cuenta con el apoyo del claustro y del consejo escolar para conseguirlo.

Evaluación

Para la evaluación se tendrán en cuenta los siguientes aspectos:

  • Interpretación individual con el instrumento y/o actividades teóricas propuestas para entregar en forma de trabajo o presentación.
  • Actitud y comportamiento en las clases: asistencia, puntualidad, uso adecuado del instrumento y material, respeto al silencio, actitud positiva.
  • Interpretaciones realizadas con el grupo de instrumentos iguales (sección).
  • Interpretaciones realizadas en conjunto con la banda al completo.

No se propone ningún tipo de evaluación predefinida o examen externo más allá de la propia observación y participación de los alumnos. Simplemente, los participantes son evaluados de forma continua y la consecución del programa no está ligada a la obtención de ningún título o diploma acreditativo.

Financiación

Salvo casos excepcionales en los que los instrumentos los presta la empresa Yamaha, los instrumentos tiene que adquirirlos el centro. Esto implica un gasto que, en la mayoría de las ocasiones, los colegios e institutos no podrían costearse. En cambio, los instrumentos de esta marca son afamados por su calidad, durabilidad y facilidad para emitir sonidos, algo a tener muy en cuenta si se van a usar con fines estrictamente pedagógicos.

No obstante, el mercado actual de los instrumentos sí que puede llegar a ofrecer otras alternativas con muy buena calidad-precio, lo único que, en el caso de Yamaha, la misma empresa ya ofrece en el mismo pack de mantenimiento, formación continua para profesores, organización de eventos y contacto entre centros educativos. En resumen, para entrar dentro de la metodología y disfrutar de las diferentes ventajas que oferta, hay que adquirir sus instrumentos.

Por lo que se ha podido comprobar en diversas fuentes, medios y testimonios, una dotación de 25-30 instrumentos podría llegar a costar entre 32.000 y 34.000 euros, incluyéndose los libros y parte del material didáctico y musical requerido (boquillas, cañas, atriles, aceites, etcétera). Es mucho dinero, sí, pero si tenemos en cuenta que es una inversión que puede durar unos 10 años de media, y que todos los alumnos de un colegio o instituto se pueden beneficiar de ellos, ya no parece un gasto tan desorbitado. Es cuestión de preferencias y voluntad.

Oportunidad para crear y compartir música

Los diferentes centros que tienen adoptada dicha metodología en sus aulas de música, tienen la oportunidad, aparte de interpretar conciertos en los propios centros y localidades, de compartir su música y el repertorio trabajado con ClassBands de otros colegios e institutos, y no solo a nivel nacional, sino internacional, ya que, como he mencionado anteriormente, Yamaha tiene extendido su método por toda Europa.

La propia empresa organiza festivales y encuentros europeos en lo que las diferentes ClassBands tienen la oportunidad de participar, lo que supone una gran experiencia, y no solo a nivel musical y formativo, sino también personal.

[EVENTOS] YAMAHA CLASS BAND EUROPEAN FESTIVAL / FLICORNO D’ORO

Observaciones sobre la metodología

A partir de la experiencia y observación directa de varios autores y profesores, podemos imaginarnos cómo sería una ClassBand en la práctica.

  1. En el inicio de la sesión, los alumnos, acompañados por sus profesores, se dirigen a una sala donde están almacenados los instrumentos y son repartidos respectivamente.
  2. Cada alumno monta su instrumento y realizan ejercicios de calentamiento y preparación; respiración, ritmos y primeras notas con el instrumento.
  3. Interpretan algunas canciones del libro que ya han tocado anteriormente para repasarlas.
  4. Trabajan material musical nuevo.
  5. Finaliza la clase; los alumnos limpian y recogen los instrumentos que son devueltos al mismo lugar en el que estaban depositados.

Algunas de las apreciaciones y apuntes positivos respecto al método son:

  • El resultado musical es muy satisfactorio. Se observan grandes logros en sonido, afinación y ritmo teniendo en cuenta que llevaban sólo cuatro meses de práctica. La lectura musical no parece ser un inconveniente
  • Es una oportunidad de aprendizaje significativo musical real. Se aprende música practicando y haciendo música.
  • Aprendizaje basado en proyectos, en 3-4 meses los alumnos son capaces de interpretar un primer concierto con piezas cortas y sencillas.
  • Potencia en los alumnos valores esenciales como la autoestima, el respeto, el, la confianza o el compromiso respecto a un grupo y la vinculación a éste.
  • El ambiente es distendido y la actitud general del grupo ante estas actividades es seria y responsable.
  • Se percibe una gran motivación entre el alumnado, lo que se traduce en bastantes ganas por aprender y aprovechar cada sesión.
  • Facilita el aprendizaje cooperativo y es una fantástica oportunidad para practicar el trabajo en equipo y desarrollar el liderazgo (ensayos parciales, coordinación musical, etcétera).
  • Los profesores están contentos con los resultados y consideran que esta actividad, aun teniendo una intención distinta que la que tiene la enseñanza de los conservatorios, puede ser una buena cantera para alumnos que quieran  ampliar sus estudios musicales, además de ser una forma muy efectiva de iniciación musical.
  • Todos los alumnos del centro tienen oportunidad de iniciarse en la práctica de un instrumento musical y tocar en una banda

Asimismo, a partir de su análisis también se detectan algunas dificultades o inconvenientes de esta metodología:

  • La enseñanza simultánea de los instrumentos de las familias de madera y metal puede crear dos velocidades de aprendizaje dentro del alumnado, ya que los alumnos que tocan instrumentos de viento-metal pueden tardar más en dominar la producción de sonido de su instrumento que los de viento-madera por razones puramente organológicas y fisiológicas.  
  • No está permitido llevarse a casa los instrumentos para practicar individualmente ni practicar en los ratos libres o recreos, ya que ello requeriría que un adulto lo supervisase.
  • La práctica totalidad del material está escrito a una sola voz para todos los instrumentos (sobre todo en el nivel inicial), por lo que presenta carencias en cuanto a riqueza melódica y armónica.
  • La enseñanza está muy esquematizada, lo que impide que el profesor se adapte creativamente a cada circunstancia, que puede ser muy distinta en cada centro o grupo en el que se use. Falta de flexibilidad metodológica.
  • No todo el profesorado de música tiene el perfil específico exigido/idóneo para impartir este método. Si un centro comienza a impartir la metodología, depende de que el profesor habilitado para el mismo no deje el centro.
  • No existe formación especializada sobre este tipo de metodologías en España, solo los seminarios impartidos por Yamaha que únicamente consisten en unos breves seminarios de uno o dos días, insuficientes para prepararse para una labor en la que otros países dedican carreras universitarias específicas.
  • Solo es válida para un perfil muy concreto de profesorado de música, es decir, profesores con experiencia en el mundo de las bandas de música y habilidosos con los instrumentos que las integran.

Tendencias y nuevos proyectos

En general, se puede percibir un creciente interés sobre este tipo de proyectos alternativos de educación musical, especialmente en la Comunidad de Madrid -más adelante os traeré más-. El método de Yamaha es tan solo uno de ellos pero, en esencia, nuevas tendencias y demandas emergen y empiezan a aparecer en las aulas de música de colegios e institutos.

Como ejemplo de ello, está la campaña que el equipo directivo y claustro del IES Nicolás Copérnico de Parla ha llevado a cabo para materializar su deseo de tener una ClassBand el curso 2020-2021. A través de ella, se han propuesto recaudar la mitad del presupuesto necesario para poner en marcha el proyecto; 34.000€ para conseguir una dotación de 30 instrumentos y, al parecer, lo han conseguido. ¡Enhorabuena!

[ENLACE] CAMPAÑA PROTAGONIZADA POR EL IES NICOLÁS COPÉRNICO DE PARLA (MADRID) PARA CONSEGUIR SU PROPIA CLASSBAND

Con esta iniciativa pretenden que todos los alumnos del centro tengan acceso a la oportunidad de tocar un instrumento e interpretar música en conjunto. Éste, es un claro ejemplo de que, si se desea y hay voluntad, se puede conseguir.

Una reflexión superflua…

El trabajo de autores y docentes que han tenido la oportunidad de observar, estudiar y/o participar en la puesta en marcha de la metodología, muestra que es una forma muy efectiva y motivadora de proporcionar una formación instrumental de iniciación.  

Desde mi punto de vista, sí que me gustaría añadir que el planteamiento de este tipo de iniciación instrumental a partir de 2º de ESO (como se da en la mayoría de centros), puede ser un poco tardío desde el punto de vista de la edad idónea para iniciarse en un instrumento musical. Quizás, sería mucho mejor plantearlo para los dos últimos cursos de Educación Primaria (como el caso del colegio valenciano de La Elinana), edad en la que los alumnos, en caso de querer ampliar su formación musical en otros centros, tienen más margen de desarrollo.

Antes de esa edad también sería posible, obvio, pero este tipo de metodologías colectivas requieren que los alumnos tengan un cierto grado de independencia. No olvidéis que todos aprenden a la vez. Sí, todos los instrumentos a la vez y, en la mayoría de las ocasiones, con un solo profesor.

Yo, que soy un músico formado en la metodología de los conservatorios y con cierta experiencia en la enseñanza instrumental, era bastante escéptico respecto a este tipo de métodos grupales. Básicamente, creía que no era posible o que los alumnos no podrían aprender correctamente de esta manera.

Afortunadamente, durante este año he tenido la fantástica oportunidad de participar activamente en el sistema educativo norteamericano, es decir, la versión original del método ClassBand –de eso ya hablaré más adelante-. Después de investigar ampliamente sobre el tema y sumado a mi propia experiencia, puedo afirmar no solo que funcionan, sino que funcionan bastante bien.

Pero claro, para entender esta perspectiva hay que ubicarse en un contexto marcado por los tres siguientes puntos clave:

  1. El profesorado que imparte estas actividades/asignaturas está preparado específicamente para ello.
  2. El objetivo de la clase no es adquirir un perfeccionamiento instrumental individual, sino aprender música haciendo música en conjunto. Aprender colectivamente como formación básica y perfeccionarse individualmente como necesidad personal.
  3. La presencia y actividad de las bandas de música escolares en EEUU suponen un elemento imprescindible en la vida cultural de todos los centros educativos y de cualquier etapa.

Además, se añade que, para nada, sustituye la labor de las escuelas de música, sino todo lo contrario ya que, al acercar la oportunidad de tocar un instrumento musical (de viento en este caso) a todos los alumnos de un colegio o instituto, lo que se hace es crear cantera y aumentar exponencialmente el número de usuarios potenciales de los centros de perfeccionamiento (escuelas de música o conservatorios), a los que los alumnos acuden ante la necesidad de ampliar sus conocimientos y habilidades. Y eso por no hablar de la necesidad de despertar futuras audiencias para el sector cultural.

Por último, mencionar lo que para mí es el mayor valor de este tipo de metodologías -en este caso es la de Yamaha pero podría ser cualquier otra-, y es que acercan a el único lugar por donde pasan todos los jóvenes (colegios e institutos) la oportunidad de experimentar lo que es la interpretación dentro de una agrupación musical y, también, de introducirse en la práctica de un instrumento.

Solo aquellos que lo hemos vivido podemos llegar a ser consciente de lo importante y vital que esto puede llegar a significar, y, por qué no, todos los estudiantes han de tener la oportunidad de experimentarlo.

Yamaha, con las distintas ventajas y desventajas de su método, nos acerca una opción para conseguirlo, ya que, en verdad, la inmensa mayoría de los egresados del sistema educativo nunca han tenido la oportunidad de aprender a tocar un instrumento. Sin duda, otro tipo de educación es posible.

Para finalizar, te dejo por aquí unas preguntas…

¿Estamos preparados para este cambio de paradigma educativo?

¿Qué nos lo impide?

¿Conocías anteriormente Yamaha ClassBand?

¿Qué impresión te ha dado esta propuesta metodológica?

¿Te animarías a introducirlo en tu colegio o instituto?

¿Te gustaría que tu hijo/hija disfrute o haya disfrutado de esta oportunidad en sus respectivos colegios o institutos?

Gracias por la lectura y visita. Si te ha interesado, te recomiendo que COMPARTAS, para que otros puedan acceder a su lectura, que COMENTES, si tienes algo que añadir u opinar (me interesa tu opinión) y que te HAGAS SUSCRIPTOR/A POR CORREO ELECTRÓNICO (parte superior de la columna derecha) y así no te perderás la pista ni ninguna de las actualizaciones.

Eduardo Sánchez-Escribano García de la Rosa.

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Bibliografía consultada y páginas web.

Algunos contenidos los he extraído de mi tesis doctoral, que no la menciono aún porque será defendida en al Facultad de Educación de Toledo (UCLM) en al plazo de dos meses, no obstante, os dejo algunos enlaces y fuentes de interés para el que quiere profundizar en el tema.

Collado, G. Yamaha ClassBand en España. Docenotas nº19.

González, A., & Ponce de León, L. F. (2017). El método Yamaha ClassBand en el aula de música: una experiencia en ESO en la Comunidad de Madrid. Pulso. Revista de Educación nº40, 229-247.

Villanueva, R. (2014). La enseñanza musical instrumental en la enseñanza obligatoria: análisis de la situación actual y la clase de cuerda como alternativa al currículo. Alcalá de Henares: Universidad de Alcalá de Henares. Tesis doctoral inédita.

Viñas, M. (Podcast Dopamínate del 18 de marzo de 2018). Yo tengo una Class Band. (M. J. Acevedo y A. D. Ruiz , Entrevistadores)

Página web de Yamaha ClassBand

INSTRUMENTOS MUSICALES DE PLÁSTICO: LA REVOLUCIÓN DIDÁCTICA DEL VIENTO-METAL

Algo viene ocurrido desde hace pocos años y que antes solo se podía ver en los mercadillos de las ferias: instrumentos musicales de plástico y de colores, pero con una diferencia, ahora no se compran en el puesto de las almendras garrapiñadas, sino en tiendas de música especializadas. Tampoco son luminiscentes y con los pistones ficticios, pues suenan de verdad.

Principalmente, estos instrumentos se caracterizan por:

-Ser capaces de realizar melodías cromáticas (todos los semitonos).

-Conseguir un registro (grave-agudo) similar a los instrumentos de metal.

-Poseer un timbre (calidad del sonido) bastante conseguido y con bastante calidad.

-Ser manejables y ligeros de peso. Aproximadamente, pesan la mitad (o menos) que los metálicos.

-Resistencia a golpes y caídas (cuidado, son duros pero no irrompibles).

Llegados a este punto, y con tal de que conozcáis en profundidad las características técnicas de estos instrumentos, es mi obligación remitir vuestra lectura al gran post que David Muñoz publicó sobre los mismos hace unos meses en su blog. Allí, podréis encontrar mucha información; muy bien explicada y contrastada con profesionalidad.

[TODO SOBRE LOS INSTRUMENTOS DE PLÁSTICO by David Muñoz]

Por la parte que me toca, y desde que adquirí mi primer instrumento de plástico para experimentar con él, llevo una larga temporada queriendo transmitir mi experiencia con éstos. Además, la gente no para de preguntarme por ellos: cómo y por qué los uso, dónde adquirirlos, la relación calidad-precio, saber si merecen la pena, etcétera.

A día de hoy, tengo en mi poder: un trombón (verde), un bombardino (amarillo), una trompeta (roja) y una tuba (negra), es decir, todo el elenco metalero al completo a excepción de la trompa, que parece que se resiste un poco al mundo del “viento-plástico”.

Desde mi punto de vista, el principal uso que se le puede dar a estos instrumentos es íntegramente didáctico y nunca interpretativo (nivel medio-superior), a no ser que queramos hacer uso de su timbre para una obra en concreto o queramos usar sus llamativos colores para un espectáculo musical. No obstante, hay músicos que los usan para tocar por la calle en charangas, pasacalles, etcétera. Imagino que por comodidad, ya que pesan muy poco, o porque no disponen de otro. En estos casos, ten mucho cuidado, porque además de desafinar, también puedes desentonar visualmente con los otros músicos.

En la red existen multitud de vídeos dónde expertos músicos muestran las posibilidades interpretativas de estos instrumentos. Todos ellos coinciden en que los resultados son realmente sorprendentes para lo que, a priori y con prejuicios, se puede esperar de ellos.

 

¿QUÉ BENEFICIOS DIDÁCTICOS NOS APORTAN LOS INSTRUMENTOS DE VIENTO-METAL CONSTRUIDOS EN PLÁSTICO?

ACCESIBILIDAD TÉCNICA:

Sin duda, son los más pequeños (entre 5 y 9 años) los que salen más beneficiados de la incorporación a las aulas de música de estos instrumentos. Entre otros, los beneficios técnicos que aportan son:

– Al pesar, más o menos, la mitad que los construidos en metal, permiten que puedan acceder fácilmente al aprendizaje de estos instrumentos a edades tempranas.

-Pueden ser sostenidos sin problemas mientras practican. Menor fatiga y cansancio corporal.

-Crean autonomía a la hora de estudiar por su cuenta, ya que no necesitan de la ayuda de un adulto para manipularlo.

-El sonido se produce con  mayor facilidad. Al estar construidos de plástico, el instrumento presenta menor resistencia física y consiguen hacerlo sonar con menos fuerza y presión muscular.

ACCESIBILIDAD ECONÓMICAS:

Otra gran ventaja que presentan es que son bastante asequibles desde el punto de vista económico. A pesar de que existen distintos modelos y marcas, son todos muy parecidos y ofrecen resultados similares. Dependiendo del instrumento y color (el resultado es el mismo pero los precios pueden variar), y para que os hagáis una idea, en Amazon podréis encontrarlos desde:

TROMPETAS: Yo tengo la Ptrumpet de color roja.

TROMBONES: Yo tengo el Pbone de color verde.

Bombardinos: Yo tengo el PlayLite de color amarillo.

TUBAS: Yo tengo la CoolWind de color negro.

*Todos los instrumentos incluyen boquilla (de plástico también) y funda (blanda). Estos instrumentos están disponibles en Sib (tenedlo en cuenta para las tubas).

Actualmente, y sobre todo en el caso de las trompetas y trombones, también existen multitud de instrumentos construidos en metal que tienen el mismo precio. Obviamente, estos son de gama baja y ofrecen un resultado limitado. Para iniciarse es indistinto, pero, desde mi punto de vista y experiencia, para los menores de 9 años (aproximadamente)  son más recomendables los de plástico por las características antes mencionadas.

En tubas y bombardinos, el salto presupuestario que se da entre los instrumentos de plástico y los de la gama más baja si es considerable, siendo los instrumentos coloridos más asequibles y, en algunas ocasiones, dan hasta mejor resultado que los de metal (afinación, maquinaria, durabilidad, calidad del sonido, etcétera).

 

ATRACTIVO E INDIVIDUALIDAD:

Históricamente, y salvando excepciones, estos instrumentos no han protagonizado las peticiones y deseos de los más jóvenes a la hora de escoger especialidad instrumental. En muchas ocasiones, el principal motivo es porque los conciben como instrumentos inaccesibles por su peso, volumen y aparatosidad, provocando tabúes y prejuicios sobre éstos.

Los instrumentos de plástico, por el conjunto de sus características, provocan una mayor atracción por parte de aquellos que tienen que escoger herramienta para aprender música. De tal forma, al disponer de algunos ejemplares para probar, o incluso para prestar durante los primeros meses de aprendizaje por parte de escuelas o conservatorio de música, puede igualar las posibilidades de que estos instrumentos, tradicionalmente menos elegidos, sean deseados al igual que otros de viento que gozan de mayor popularidad como la flauta travesera, clarinete, saxofón, etcétera. Además, al poder elegir entre varios colores, los más pequeños sienten el instrumento como un pequeño tesoro personalizado.

Actualmente, estoy llevando a cabo un taller de aprendizaje participativo de iniciación instrumental para colegios de primaria y escuelas de música donde uso estos instrumentos como herramienta principal. Después haberlo realizado con más de mil participantes de distintas edades y centros, los resultados están siendo espectaculares, pudiendo comprobar en primera persona no solo como los niños se sienten atraídos por probar estos instrumentos, sino que los manejan a la perfección y, lo más importante, siempre se quedan con ganas de más y me preguntan dónde pueden conseguirlos. Sin duda, suponen una gran herramienta de divulgación musical.

[TALLER PARTICIPATIVO DE INICIACIÓN MUSICAL]

 

 

 

 

EXPLICACIONES Y ACLARACIONES NECESARIAS SOBRE EL USO DE ESTOS INSTRUMENTOS

Hasta ahora todo parece maravilloso en cuanto al uso de los instrumentos de plástico y, en parte, lo es, pero, desde mi punto de vista, hay que tener en cuenta una serie de recomendaciones:

ES UN MEDIO PERO NO UN FIN:

La inclusión de éstos en el aula de viento metal de cualquier especialidad puede llegar a cosechar grandes resultados, pero hay que tener en cuenta que su uso debe ser contemplado como un medio y nunca como un fin, es decir, presentan grandes beneficios para la fase de iniciación pero siempre con la perspectiva de que, según se vaya pudiendo, hay que ir enfocando la práctica instrumental hacia los de construidos metal (el fin).

La adquisición o uso (prestado) de uno de ellos es perfecta para los primeros meses o, si es necesario, años, incluso se puede comenzar a tocar con la boquilla, también de plástico, que traen de serie. De todas formas, lo ideal es usarlos con una buena boquilla de metal en cuanto nos sea posible para el correcto desarrollo técnico de la interpretación musical.

POR MUCHO QUE LO PAREZCAN, NO SON UN JUGUETE; CONSULTAD CON UN ESPECIALISTA.

Sí, un instrumento de plástico es el regalo perfecto y original para cualquier niño o adulto al que se intente inculcar el “gusanillo” de la música, pero, al igual de lo que se decide de los fármacos y los médicos, hay que consultar y ponerse en contacto con un especialista del viento-metal.

Uno de los mayores y más frecuentes fallos que se suelen cometer es el iniciarse de forma autodidacta. En ocasiones intentamos aprender por nosotros mismos o esperamos que los niños trasteen un poco con los instrumentos que ponemos a su alcance y “si veo que le gusta o se le da bien, le apunto a clases”. En otros instrumentos no me atrevo a afirmarlo porque no soy especialista, pero en el viento-metal, por las características de estos instrumentos y su ejecución, el autoaprendizaje es peligroso.

Cuando esto ocurre, puede que estemos cometiendo un grave error, pues son los primeros pasos en un instrumento los que más influyen y se quedan grabados en nuestro cuerpo y mente. Elementos de técnica básica como el desarrollo de la embocadura, el uso de la presión muscular o la columna de aire, se monitorizan en nuestro cuerpo y, más tarde, cuando decidimos ir a clases de música, cuesta mucho corregirlos o, en algunos casos, es necesario reiniciar por completo al músico. Incluso, a veces, estos fallos de principiante pueden limitar nuestras posibilidades técnicas y musicales de por vida.

Si quieres tocar bien y/o que tus hijos no tengan problemas técnicos y puedan disfrutar al máximo de la música, mucho cuidado y consulta con un especialista, ya que, por mucho que sean de colores y pesen poco, no son un juguete.

Además, has de saber que un buen profesor de música te puede aportar mucho más allá de una buena técnica.

[POR FAVOR, ESCUCHEN AL PROFESOR DE MÚSICA]

 

RESISTENTES PERO NO IRROMPIBLES.

Por mi propia experiencia, puedo asegurar que su resistencia a los golpes y caídas es alta, pero esto no significa que no puedan sufrir daños. De hecho, no se abollan, sino que, en el caso de recibir un fuerte impacto se rompen directamente. En la mayoría de las ocasiones se pueden pegar las piezas rotas, pero, si el destrozo es muy grande, podemos olvidarnos de nuestro colorido ejemplar.

Por ello, es necesario concienciar al propietario, sobre todo si es un niño, de que es imprescindible cuidarlos como si estuviesen hechos de cristal, además, como cualquier otro instrumento, requieren de un mantenimiento básico de maquinaria y bombas, limpieza de accesorios e higiene general.

 

Y hasta aquí mi reseña y experiencia personal sobre esta nueva familia de instrumentos que ha irrumpido con fuerza en el sector desde hace pocos años, suponiendo una clara revolución sobre todo, y como ya he recalcado, en el ámbito de la pedagogía musical.

Cualquier escuela de música o conservatorio no tiene que tener excusas para disponer de algunos ejemplares de plástico de instrumentos como la tuba, el bombardino o el trombón; siempre desfavorecidos en cuanto a demanda frente a las demás especialidades instrumentales.

Por último, y como en el caso de cualquier tipo de innovación, no significa que haya que abandonar y renegar sistemáticamente de lo hasta ahora conocido, simplemente, ahora hay más opciones y los profesores de música debemos tenerlas en cuenta a la hora de adaptar los recursos y metodologías educativas hacia el fin principal: el correcto aprendizaje y desarrollo de los alumnos en la música y a través de la misma.

 

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Eduardo Sánchez-Escribano García de la Rosa.

 

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“NO PUEDO, TENGO QUE ESTUDIAR”. EPIDEMIA EN LAS AULAS DE MÚSICA

(Un día cualquiera, en un aula de instrumento cualquiera y un profesor de música cualquiera con un alumno que acaba de entrar por la puerta. Supongamos que éste tiene entre diez y catorce años, por ejemplo)

Profesor: (Alegre y entregado) ¡Hola! ¿Qué tal todo? ¿Cómo fue la semana?

Alumno: (Tímido y cabizbajo) Bien…

Profesor: (Asiente con decepción con la cabeza,  ya sabe lo que pasa, no es el primer ni último caso similar) ¿Seguro? ¿Qué tal te ha ido con el material que tenías que trabajar esta semana? (Pregunta intencionadamente)

Alumno: Es que… esta semana no he podido dedicarle tiempo porque TENÍA MUCHOS EXÁMENES Y MUCHO QUE ESTUDIAR.

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Está hipotética situación refleja el día a día de las escuelas de música y, posiblemente, en algo de menor medida, de los conservatorios. Con esto no quiero decir que todos los alumnos no estudien y/o practiquen los contenidos a trabajar en las clases nunca jamás, ni mucho menos, pero sí se puede decir que es algo bastante habitual y depende, en su práctica totalidad, de los rasgos actitudinales de los jóvenes, el (a veces) excesivo volumen de actividades, exigencias y responsabilidades a las que éstos son sometidos por los que pueden y deben velar por su educación y valores: padres, madres y profesores.

Partiré de un análisis previo del contexto, entorno y factores que intervienen e interactúan actualmente, y según mi perspectiva, en  la educación musical de los más jóvenes.

1) Infinidad de distracciones tecnológicas y digitales. A la edad aproximada de 10-13 años, empiezan a tener un acceso independiente a las tecnologías, es decir, móviles, tabletas, portátiles y demás dispositivos habidos y por haber con sus respectivas aplicaciones, juegos y redes sociales. Los jóvenes a veces argumentan su continuo y excesivo uso como herramientas que necesitan para estudiar y formarse pero, en realidad, en muchas ocasiones no le dan ese uso, sino solo para el ocio (ocio que, a su vez, es muy susceptible de convertirse en adicción a esas edades).

2) Cultura del esfuerzo. Cada caso es un mundo y depende mucho del entorno, pero, en muchas ocasiones, cuesta bastante que los jóvenes adquieran la necesidad y responsabilidad de esforzarse en conseguir buenos resultados en sus tareas y, sobre todo, si es en algo que no sea obligatorio para ellos. La ley del mínimo esfuerzo, por desgracia, reina en nuestros días.

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3) En la búsqueda del 10 a cualquier precio. En contraste, y agravando la brecha respecto al punto anterior, son numerosos los casos en los que la figura paternal ejerce una exigencia máxima en cuanto a la excelencia académica se refiere. Dieces a cualquier precio, dando igual cuánto pagar respecto a sacrificios, preferencias, gustos, pasiones y, por supuesto, “invitar” (por no utilizar otra palabra menos permisiva) a dejar a un lado todo lo que te aleje de ello, provocando la absorción de la que yo denomino la cultura de la funcionalidad.

4) Demasiada información y estímulos en cerebros vulnerables. Los niños consumen y están expuestos a una cantidad de información abismalmente mayor respecto a las que generaciones anteriores disfrutaron, provocando que empiecen antes, y de una forma más variada y profunda, a configurar su sistema de valores y su forma de relacionarse estratégicamente con el entorno (las habilidades sociales de toda la vida). Asimismo, la tecnología y, por supuesto, toda la información y estímulos que ésta trae consigo, les proporcionan una ventana al mundo que debe de gestionarse y atender muy meticulosamente por aquellos sobre los que recae dicha responsabilidad.

5) Pluriactividad no siempre significa desarrollo. Los jóvenes realizan multitud de clases y actividades extraescolares, ocupando todos sus ratos libres y, a veces, hasta los fines de semana. A pesar de que éstas pueden significar (y significan) una parte muy importante y esencial, en las vidas y desarrollo personal de los escolares, pueden llegar a ser muy intensas, agotadoras, ocuparles mucho tiempo o, incluso, traer consigo más responsabilidades y quehaceres semanales de los que son capaces de asumir. En el caso de la música, se necesita una buena planificación y organización de la doble carga de trabajo (enseñanza general + enseñanza musical) si se quiere aprovechar como algo beneficioso, ya que, de lo contrario, sería vista como lastre por parte del alumnado.

6) ¿Por qué música? Las clases de música, fuera de la escolaridad,  pueden significar, tanto para alumnos como para padres y madres (aunque a veces también hasta para los mismos profesores), desde una actividad esencial para la formación integral del individuo, hasta la última prioridad; aquel sitio donde van a entretenerse y a pasar el rato mientras “yo hago la compra o lavo el coche”. Error.

7) Supremacía absoluta y omnipotente de los estudios obligatorios frente a cualquier otra cosa en este mundo. En este contexto, olvidamos que los títulos y la formación reglada no significa exclusivamente todo necesario para desarrollarse con éxito personal y socialmente. Obviamente, es extremadamente importante, imprescindible, pero no debemos enfocarlo y abordarlo como algo exclusivo y excluyente, más bien, yo diría que preferente y compaginable. Las actividades complementarias y extrascolares significan, en muchas ocasiones, el verdadero elemento y vector de desarrollo de los jóvenes, un lugar donde en muchas ocasiones la escolarización tradicional no llega. Por ello, y siempre y cuando estén bien enfocadas y llevadas a cabo a manos de profeionales, no hay que menospreciarlas.

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8) Sobrecarga de tareas escolares. Tristemente, tenemos un sistema escolar que, en muchas ocasiones, exprime, agota y consume a los alumnos a deberes y tareas extras y que, muy frecuentemente, confunde la cantidad de actividades con la calidad de las mismas. Desde muy temprana edad, éstas ocupan gran parte de su “tiempo libre” y, cuando este problema se da, es exclusivamente responsabilidad de los profesores. Por descontado, a todo ello hay que sumarle las entre 5 y 7 horas que ya pasan dentro del recinto educativo a diario.

Antes de continuar, me gustaría informarte que en mi canal de YouTube también he hablado sobre este artículo.

CONTINUEMOS…

Teniendo en cuenta todos estos factores, pueden darse tres principales razones que lleven a un alumno a vivir el ejemplo expuesto en la cabeza del texto, a pronunciar las palabras mágicas: “no puedo/pude, tengo/he tenido que estudiar”.

1- ¿MIENTE Y MANIPULA? ¿SE ENGAÑA A SÍ MISMO?

El alumno no ha estudiado, y no porque no haya podido, sino porque no ha querido. Él ya empieza a saber qué argumentos le pueden hacer eludirse de sus responsabilidades y, decir “tengo mucho que estudiar”, cree (y sabe) que le permitirá cosechar una justificación generalmente aceptada por su entorno, tanto de cara a los profesores de música como para sus propios padres.

En otras ocasiones, los alumnos llegan hasta no asistir a las clases de música basándose en esta misma justificación, convirtiéndose en una práctica bastante habitual. Ellos saben que si emiten la fórmula secreta, los padres aprobarán muy gustosamente la falta aunque, incoscientemente, no les estén haciendo ningún favor.

Puede que a veces sientan la verdadera necesidad de sacrificar las clases extraescolares para sacar adelante sus tareas o exámenes, pero ese comodín no puede ser usado de una forma tan gratuita como se emplea en algunas ocasiones, y el papel de los educadores y padres es saber detectar y gestionar adecuadamente este tipo de situaciones.

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¿Qué hacer?

Es muy importante aprender a analizar cada caso, es decir, saber si realmente no ha dedicado nada de tiempo a las clases de música porque no ha querido o porque no ha podido, lo cual me parece, a priori, tan extraño como preocupante, porque no es para nada recomendable (ni común) que un niño con, por ejemplo, doce años, tenga que llegar a esa situación (de ello hablo en puntos posteriores).

En estos casos, no hay que recriminar al alumno sin más, hay que dialogar, tanto con él como con sus padres.

[ARTÍCULO RECOMENDADO: MAMÁ, PAPÁ, QUIERO IR AL CONSERVATORIO.]

Hay que permanecer cercano al alumno y hacerle entender la rotunda importancia que tiene la constancia, la perseverancia y la regularidad en el proceso de aprendizaje de los instrumentos y habilidades musicales. Hacerle ver que no existe otra manera de conseguir lo que, supuestamente, ha ido a aprender a las clases de música.

Algunas veces, el problema es que al joven no le gusta nada lo que hace en las clases de música; no está motivado, no le encuentra sentido, se aburre y distrae constantemente, etcétera. De esta forma, obviamente no va a esforzarse. Le puedes obligar, castigar, suspender y amenazar, pero lo único que conseguirás es, en un periodo muy corto de tiempo, tener un alumno menos y, probablemente, que acabe odiando la música. En muchas ocasiones esto es responsabilidad exclusiva de los docentes y su falta de profesionalidad y/o empatía.

[INTELIGENCIA EMOCIONAL Y MÚSICA: LA IMPORTANCIA DE LA AUTOMOTIVACIÓN EN EL AULA (PARTE 4/6)]

En ocasiones es difícil, pero hay muchas formas de hacer vivir la música como algo positivo y que merezca la pena a alumnos de cualquier edad. Hay que esforzarse en conocerles más, conectar son sus motivaciones e intereses, buscar alternativas y experimentar con todo tipo de actividades y herramientas, no siendo necesario renunciar a los contenidos y materiales que se quieran trabajar. Simplemente, hay que encontrar otros caminos de llegar hasta ese punto en el que el alumno está motivado, le gusta lo que hace, lo entiende, lo vea accesible y esté dispuesto a organizarse mejor y sacrificarse para seguir adelante.

El contacto con los padres, en general, es importante, pero en estos casos es imprescindible. Ellos son los cómplices directos del proceso de aprendizaje, pues si un alumno te argumenta con frecuencia que no ha podido estudiar, lo deben saber y se debe de investigar si eso ha sido cierto o no (muy importante). Hay que guiarles en cómo ayudar a sus hijos en lo que a la educación musical respecta, hacerles ver y sentir el valor real que tiene para los jóvenes el verse involucrados en introducir la música en sus vidas, etcétera.

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Lo más importante, desde mi punto de vista, es demostrarles que puede que los niños utilicen estratégicamente el “no puedo, tengo que estudiar”, para evitar sacrificios y evadir responsabilidades, algo a lo que todo ser humano tiende por naturaleza. Ese es un comodín que hay que gastar cuando sea estrictamente necesario y no de una forma tan gratuita como muchos de los alumnos han aprendido a usar, pues saben que “haciéndose los responsables” (en el plano académico) conseguirán todo lo propuesto e incluso ganarse la admiración de sus progenitores y profesores.

2- SOBRECARGA DE ACTIVIDADES

Colegio/instituto, catequesis, música, baile, inglés, patinaje, clases de apoyo, fútbol, pintura, artes marciales, comparsas, campamentos, etcétera.  Este sinfín de actividades, entre otras, suelen ser frecuentadas semanalmente por los escolares. De toda esta lista, los jóvenes suelen combinar tres o más actividades, ocupándoles algunas de ellas varias horas en días distintos.

Son niños, es decir, ciertamente envidiosos e impulsivos; si un amigo se apunta a “lo que sea”, ellos se quieren apuntar, y si ofertan una actividad nueva en las extraescolares a su alcance, ellos quieren ser los primeros en experimentarla también.

Son terremotos, pueden con todo, rebosan energía, pero tienen un límite y, si lo sobrepasan, puede ser tarde. Hay que ser conscientes y tomar las medidas y decisiones oportunas ayudándoles a canalizar sus ambiciones y cómo deciden imitar lo que ven en su entorno.

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A todo ello, y como ya he indicado en el análisis previo, hay que sumarle la gran carga lectiva de deberes y tareas para casa que, en muchas ocasiones, acumulan a los alumnos de cualquier nivel. Este problema es un tema que lleva varios años en plena vanguardia de debate, recibiendo y sumando opiniones, enfrentamientos y críticas por parte de todo el colectivo de docentes, instituciones educativas y asociaciones de padres y madres de alumnos.

¿Qué hacer?

Los padres deben de saber y ser conscientes de las inquietudes y capacidades de sus propios hijos, guiándoles respecto a ello. Ellos siempre van a querer lo mejor para ellos, pero también deben de pedir consejo y asesoramiento a los profesionales de la educación, y el profesor, en consecuencia, responder con toda su experiencia y saber.

POR FAVOR, ESCUCHEN AL PROFESOR DE MÚSICA.

El hecho de realizar muchas actividades extraescolares puede que les consuma poco a poco y que, por lo contrario no lleguen a desarrollarse en ellas todo lo que podrían, como es en el caso de la música. No obstante, se podría extrapolar a cualquier otra.

La música, el colegio/instituto y otras tres o cuatro actividades extraescolares más, no siempre son compaginables y hay que tomar decisiones: hay que priorizar y optimizar. Se puede dar el caso de que haya “niños superhéroes” que saquen satisfactoriamente adelante cualquier actividad en la que se vean involucrados, por muchas y distintas que se les echen encima, pero eso tiene un límite y algún día se pueden llegar a derrumbar moralmente ante esa presión. Es decir, el vaso se va llenando hasta que no entra ni una sola gota más.

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Al contrario que otras actividades extraescolares, el aprendizaje de la música siempre requiere un tiempo de estudio y dedicación fuera del tiempo de clase. Si ni los alumnos ni los padres están dispuestos a ser constantes y perseverantes, es mejor que lo dejen, porque lo único que van a conseguir es frustración, tanto de padres, alumnos, como de los propios profesores. Dicha frustración puede venir primero ante la evolución de otros alumnos y la correspondiente e inevitable comparación que entre ellos se suele dar y, segundo, con el propio no desarrollo de sus habilidades y conocimientos musicales, pues éstos necesitan sentir ciertos avances para sentirse continuamente motivados.

LA MÚSICA Y EL BAMBÚ JAPONÉS: NO APTOS PARA IMPACIENTES

3- MALA GESTIÓN DEL TIEMPO.

En el tercer caso, los alumnos presentan las capacidades necesarias y abarcan un número de actividades bastante asumibles y compaginables, pero lo que les falta es saber (y querer hacerlo) el cómo gestionar las clases, el estudio, el ocio y las propias inquietudes y aficiones que vayan adquiriendo por el camino.

Van sacando todo adelante, con altibajos en su motivación y rendimiento, pero se van salvando de todo con resultados no superiores al notable y no ciertamente irregulares.

En este punto, empiezan a tener una cierta libertad en cuanto al estudio y al ocio, pero no siempre responden bien ante la responsabilidad que esto supone. A ciertas edades ya poseen acceso ilimitado a tecnologías y medios digitales como móviles, tabletas, ordenadores, videoconsolas o redes sociales. Como bien sabemos todos, pueden suponer un vertedero de tiempo desorbitado para los que aún no hayan desarrollado las competencias de cómo gestionar el tiempo que dedicamos a cada cosa respecto a lo que ésta nos aporte. Si incluso para los más adultos, y, supuestamente, más maduros y responsables, ya es un gran reto al que nos enfrentamos cada día, imagínense para un joven de entre once y catorce años, por ejemplo. Y no hay más que ver la tremenda adicción que los chicos y chicas de esta franja de edad tienen con los teléfonos móviles.

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Todo ello, puede provocar que, a lo largo de una semana, no hayan tenido (o querido sacar) tiempo para dedicárselo a algo más allá que a lo estrictamente necesario, como puede ser sacar un suficiente en lo que sea, pues lo importante para muchos de éstos es aprobar y no repetir: ley del mínimo esfuerzo. Y la vida sigue.

En estos casos, cuando atraviesan la puerta del aula de música y dicen el famoso “no he podido, tenía mucho que estudiar”, en realidad se refieran a “no he estudiado nada porque el poco tiempo que he invertido en esforzarme en algo, lo he dedicado a estudiar para aprobar algún examen en el que espero sacar un cinco (y lo celebraré) para no suspender, no tener que repetir, que no me castiguen y poder seguir haciendo lo mismo que, por otro lado, me está yendo bien desde mi joven perspectiva de la vida”.

Éste es un claro ejemplo de falta de ambiciones, sueños, afán por hacer las cosas bien y respeto por aprender que gran parte de las generaciones venideras lastran.  En muchas ocasiones, estaríamos hablando de jóvenes que pasan horas incontables al frente de televisiones, ordenadores, móviles y consolas o, por otro lado, el otro perfil de alumnos; los que empiezan a pasar horas y horas (muchas) en la calle, y a saber haciendo el qué.

En otras ocasiones, no es cuestión de pérdida de tiempo o de mala gestión vista desde el pasotismo, sino del mal uso, o uso descompensado, de lo más preciado que tenemos: el tiempo, algo que debemos de aprender desde muy pequeños.

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No siempre el esfuerzo realizado y el resultado obtenido son recíprocos. A lo mejor se esfuerzan, pero no cosechan lo que deberían o les gustaría; ineficiencia de estudio, invertir tiempo de más en cosas que no lo requieren, sufrir inseguridades que les hacen pensar que no rinden lo suficiente o, entre otras causas, miedos.

¿Qué hacer?

Para el primer caso expuesto, para los pasotas, en primer lugar es muy importante hablar con ellos seriamente y hacerles ver la importancia que tiene la perseverancia en la práctica de la música, invitarles a que hagan una autocrítica del uso que hacen de las tecnologías y hacerles ver si desean o no seguir aprendiendo música. En este último caso, es importante hacerles ver todos los beneficios que la música les puede aportar en sus vidas (aquí es muy importante el papel motivador del docente como guía). Además, se puede aprovechar para realizar una importante enseñanza y ejemplificación de valores personales.

LA HUMILDAD COMO VALOR TRANSVERSAL EN LA MÚSICA

En el segundo, el de los quiero y no puedo (supuestamente, y aunque eso dicen muchos, pero mienten) hay que ayudarles a saber cómo gestionar el estudio de las tareas musicales en épocas o momentos más complicados y de estrés y agobio. Para ello, se pueden realizar cuadrantes de estudio semanal, ayudar a organizarse las tardes haciendo listas de actividades y responsabilidades y, también, enseñarles a cómo usar la música como herramienta de distensión, relajación y evasión de otras tareas más estresantes como por ejemplo, dedicarle unos minutos a tocar en el descanso del estudio preparatorio de un examen con un duro temario.

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Docentes, hay que aliarse con los padres: hablar con ellos de los posibles problemas que pueda presentar su hijo, ofrecerles asesoramiento y consejo desde la experiencia, informales de cómo y por qué deben ayudar a su hijo a que siga su camino en el aprendizaje de la música, guiarles a cómo no desvincular las actividades de música de sus responsabilidades académicas y, por encima de todo, llegar a conseguir que confíen en ti, el profesor de música, como una pieza clave e indispensable en la educación integral de sus hijos.

CONCLUSIÓN

Probablemente, piensen que dicho análisis es demasiado profundo y tremendista para un hecho tan insignificante como a algunos le puede parecer la situación supuesta, pero, en realidad, es una inmejorable situación para hacer pedagogía de la experiencia, pudiendo hacer crecer y aflorar excelentes valores de los cuales, por supuesto, se verá beneficiado más allá de la música y a lo largo de toda su vida.

Por otro lado, puede que en un principio, y sobre todo para los menos experimentados, de respeto el meterse en cómo una familia debe gestionar la formación y educación de sus hijos, pero yo opino que hay que dejarse aconsejar por aquellos que se dedican a trabajar con ellos, con los que tratan día a día a cientos, ya que para algo son profesionales de la educación.

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No son nuestros hijos, pero también queremos lo mejor para ellos, y hablo en plural, porque mi incluyo plenamente. Trabajan con múltiples de casos, perfiles e individuos distintos y similares a la vez, teniendo una perspectiva global del sector y de las materias primas, lo cual ayuda a detectar los posibles problemas con efectividad y a plantear diversas y ya experimentadas formas de cómo solucionarlo.

En cambio, si se ignora, comprende y/o cede, no estamos haciendo, para nada, un favor al alumno, ni a su familia, ni a la educación musical.

Todo sea por una mejora de la calidad y valor de la enseñanza musical en escuelas de música y conservatorios, concienciación de profesores, padres, madres, instituciones y alumnos, y de que nuestra labor pueda alcanzar la magnitud que puede, debe y merece.

mts4Gracias por su lectura y visita. Si le ha interesado, le recomiendo que COMPARTA, para que otros puedan acceder a su lectura, que COMENTE EN EL BLOG, si tiene algo que añadir u opinar (me interesa su opinión) y que se HAGA SUSCRIPTOR/A POR CORREO ELECTRÓNICO (parte superior de la columna derecha) y así no me perderá la pista ni ninguna de las actualizaciones semanales.

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EL RELATIVISMO CULTURAL EN LAS PROFESIONES ARTÍSTICAS: QUÉ ES Y CÓMO NOS AFECTA.

(Si va a leer este artículo, aconsejo que lo haga de forma íntegra o, de lo contrario, podrá dar pie a una comprensión incompleta de lo que se intenta expresar y dar a entender)

Seguramente, todos nosotros y no en menos de una ocasión, hemos participado o presenciado  algún tipo de manifestación cultural, artística o religiosa que, visto desde una perspectiva cultural ajena, pueda ser considerado como algo peyorativo, irrespetuoso, ilógico, inmoral o, simplemente, no compartamos bajo ningún concepto por su falta de valor pero, aun así, lo toleramos (o no) en base a una contextualización simbólica y cultural.

etnomusicaEn las disciplinas artísticas, tanto practicadas de forma amateur, como en su ejercicio profesional (sobre todo) y por su propia naturaleza, existe una inclinación propensa a vivir experiencias que nos obliguen a emitir juicios de valoración personal, así como a poner en marcha la maquinaria de la toma de decisiones respecto a esos dictámenes.

Desde el punto de vista de la colectividad, es muy común que desde temprana edad aquellas personas pertenecientes, por ejemplo, a una compañía de teatro, banda de música, charanga o grupo de arte folklórico, viajen cerca, lejos o muy lejos, para compartir o regalar su trabajo a otras tierras distintas a la de origen. Asimismo y desde una perspectiva individual, el grado de intensidad de la inmersión cultural puede llegar a ser abismalmente mayor, ya que bien por las características técnicas y/o como por los conocimientos de un artista, éste puede ser requerido e invitado para colaborar “codo con codo” en un proyecto artístico muy “peculiar” (desde tu juicio cultural personal)  o en el que no tengas absolutamente nada en común con los demás participantes ni el público.

Por todo esto y explicado con “brocha gorda” debido a su tamaña complejidad, aquellas personas que dedican altruista o profesionalmente su tiempo a proyectos artísticos están más expuestas a desarrollar un mayor grado de consciencia respecto a lo que la filosofía y la antropología denominan “relativismo cultural”.

¿QUÉ ES EL RELATIVISMO CULTURAL?

El relativismo cultural es una perspectiva de análisis o punto de vista sobre unos hechos concretos o globales que tienen lugar en el mundo respecto a un sistema cultural determinado. Existen múltiples teorías, subdisciplinas y acepciones al respecto, pero todas ellas tienen un mínimo común divisor; el rechazo de las teorías etnocentristas y de todas aquellas tendentes a la universalización, es decir, pensar que nuestro sistema cultural es el idóneo, existiendo motivos y razones para realizar comparaciones y análisis en base a elementos comunes y semejantes entre sí.

Por otro lado, nos orienta a desviar los pensamientos respecto a la referencia de que nuestra cultura es mejor por sus ideas, costumbres, valores, mecanismos sociales, etcétera. chinos-tocandoTambién nos alerta de que, a pesar de sentirnos especiales y únicos, simplemente hemos sido productos de un proceso de enculturización, a través del cual hemos sido socialmente instruidos para sobrevivir, adaptarnos de la mejor manera posible y ayudar a hacer prevalecer dicho sistema en el que nos ha tocado vivir.  Además, sostiene que, a pesar de que los seres humanos presentamos predisposiciones genéticas y psicológicas comunes en lo que concierne a la consciencia y a la estructura ética, la última palabra la tiene el sistema o código moral prevaleciente en un lugar y momento concreto, siendo y funcionando de manera muy distinta en la práctica totalidad de las diferentes culturas que cohabitan en este planeta.

Realmente, profundizar de forma teórica en la corriente del relativismo cultural es una ardua y áspera tarea, pues al final, todas las propuestas y discusiones acaban en complejísimos temáticas que ahora no abordaremos como pueden ser la globalización, la Declaración Universal de los Derechos Humanos o las distintas teorías evolucionistas, ya que el tema que ahora me preocupa y quiero resaltar no pasa por intentar resolver en unas líneas una de los más complejas temáticas, trayendo verdaderos quebraderos de cabeza a los más brillantes humanistas académicos de las últimas décadas.

Por encima del marco teórico y en base a esta breve introducción, la esencia que, desde mi punto de vista, tiene más valor sobre esta perspectiva es el aprender a valorar y a apreciar que lo distinto no es ni superior ni inferior, sólo es distinto y, “a priori” y contextualizando continuamente, deberíamos tomarlo como tal y hacer acopio del famoso “beneficio de la causalidad”. Con esto que acabo de decir, no estoy excluyendo la posibilidad de que algo culturalmente propio no pueda ser más o menos bueno/malo, debido/indebido o valioso, casos en los que la responsabilidad de juzgar recae sobre cada individuo en última instancia, sino que dicha valoración no debe de ser emitida por el simple hecho de que algo sea producto de nuestra cultura mater,  o eso es lo que sustentan las distintas teorías relativistas como enraizado factor.

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¿QUÉ INFLUENCIA TIENE LA PARTICIPACIÓN EN ACTIVIDADES ARTÍSTICAS SOBRE EL DESARROLLO DEL REALATIVISMO CULTURAL? ¿CÓMO AFECTA A LOS ARTISTAS?

Como ya se ha comentado anteriormente en este artículo, la participación en actividades artísticas, o más aún, si conviertes alguna de las distintas existentes en tu profesión y forma de vida, te hace de exponerte a una serie de experiencias de contacto o inmersión cultural que, en el caso de no practicarlas, nunca llegaríamos a vivenciar.

Para poder entenderlo mejor y realizar una más correcta acotación, voy a dividir mi propuesta sobre el relativismo cultural en dos grandes subniveles:

                -Perspectiva cultural intranacional: Ésta es seguramente a la que antes tenemos o hemos tenido acceso debido a su mayor accesibilidad. Empieza a desarrollarse en el momento que empezamos a tomar contacto con otros practicantes de la cultura, procedentes de distintos pueblos, ciudades o comunidades autónomas, cercanas o muy lejanas, pero todos ellos portadores y representantes de un código de barras muy personalizado llamado “cultura”. Un ejemplo muy claro es el que se produce cuando ingresas (normalmente a temprana edad) en algún centro artístico provincial o nacional y comienzas a tener contacto con estudiantes de distintos rincones o, por otro lado y desde la experiencia personal, cuando te vas a tocar en procesiones una Semana Santa completa en Andalucía con una banda andaluza (y siendo de Toledo), aunque estoy seguro que a cada uno de los lectores se le ocurre un ejemplo distinto en primera persona.

                -Perspectiva cultural internacional: Por suerte y aunque es menos fácil acceder a este subnivel que al anteriormente propuesto, cada vez una mayor número de personas disfrutan de sus beneficios. mundomusicaÉste se desarrolla bien cuando accedemos a alguna experiencia de inmersión cultural en un país extranjero, o bien cuando participamos/trabajamos en proyectos o actividades con personas de una nacionalidad distinta a la nuestra, aunque sea “en casa”. En este apartado es importante hacer hincapié en que, dentro de la pluralidad cultural internacional, es muy distinto el tener contacto con otras culturas occidentales (u occidentalizadas) que el tenerlo con otras que no lo son, pues la ruptura y choque de pensamiento son mucho más contrastantes, ayudándonos a sacar conclusiones mucho más profundas y contribuyendo a un mayor afloramiento del relativismo cultural, tanto sobre temas directamente relacionados con el arte como otros transversales y paralelos.

A pesar de que las disciplinas artísticas puedan premiarnos (por su propia naturaleza social e intercultural), con estar expuestos a este tipo de experiencias (entre otras muchas cosas), no es algo exclusivo ni excluyente, teniendo todos también acceso a otras actividades no artísticas que nos pueden hacer desarrollar dichos beneficios, como puede ser cualquier tipo de actividad deportiva o la participación en proyectos de desarrollo, cooperación o voluntariado.

Desde mi punto de vista, el relativismo cultural en el desarrollo de los trabajos relacionados con las artes escénicas es necesario e inherente, es decir, es una característica indispensable para poder desenvolverte hábilmente en los distintos acometidos, proyectos, entornos o destinos donde te haga llegar tu actividad creativa o interpretativa, y sobre todo en el s. XXI. Asimismo, es inevitable que dicha exposición a otras perspectivas o formas de pensar no erosionen nuestro concepto de realidad y verdad, ya que la plasticidad cultural es una propiedad intrínsecamente humana, sirviéndonos como mecanismo de adaptación y supervivencia, así que, aunque nos resistamos marcará (en mayor o menor medida y dependiendo del individuo) nuestra capacidad de contextualización.

Hablar sobre el relativismo cultural siempre suscita múltiples controversias y opiniones muy contrastadas pero, por encima de todo y del estar a favor o en contra, es muy importante hablar de ello porque nos hace de tomar consciencia al respecto y fomenta el pensamiento crítico y analítico. Hoy en día y en el lugar en el que nos ha tocado vivir, causal o casualmente globalizado, es muy importante hablar, abordar y tomar consciencia respecto a estos parámetros que, aunque no se ven, está.

paz-chinaEstrechamente relacionado con el mundo de las artes y con todo lo anteriormente expuesto, se me viene a la cabeza una expresión que escuche hace años y viene muy al caso: “¿Tú quieres ser músico o quieres vivir en tu casa (o cerca)?” Si extrapolamos la palabra “músico” y la sustituimos por cualesquiera de las profesiones que le puedan ser semejantes, esta pregunta nos recuerda que si decidimos seguir por ese camino profesional, estamos condenados (o premiados) a una vida total o parcialmente nómada, con los correspondientes beneficios o inconvenientes y, por lo tanto a tener que hacer constante uso del relativismo cultural en todas y cada una de nuestros constantes juicios y decisiones.

EL RELATIVISMO NOS AYUDA A ENTENDER SIN NECESIDAD DE COMPARTIR Y DESPIERTA AL HUMANISTA QUE TODOS LLEVAMOS DENTRO. Y SIN NINGUNA DUDA, LA PRÁCTICA E INMERSIÓN EN PROYECTOS ARTÍSTICOS FOMENTAN SU DESARROLLO E INTERIORIZACIÓN.

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Muchas pueden ser las causas que lleven a una persona, adultos o de corta edad, a un aula de música. Sea como fuere, estamos tomando una inmejorable decisión.

Como bien es sabido y  está demostrado por multitud de estudios y expertos en diversas disciplinas, la práctica de un instrumento musical, en concreto, y el dedicarle tiempo y esfuerzo al entender la música, en general, ayuda a activar el desarrollo más pleno e íntegro que el ser humano pueda alcanzar. Desde los más antiguos testimonios de los grandes pensadores presocráticos, hasta las más actuales teorías como, por ejemplo, la propuesta de las  “inteligencias múltiples” de H. Gardner  o los famosos compendios sobre inteligencia emocional y social de D. Goleman, avalan esta disciplina como una completa herramienta para ampliar nuestras competencias y habilidades racionales, motrices, sociales y emocionales.

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El personaje del profesor en el proceso de enseñanza-aprendizaje es siempre de gran importancia, pero en las disciplinas artísticas, y en concreto en la música, es fundamental, prácticamente insustituible. Por la propia naturaleza de este tipo de enseñanza y la preestablecida estructura individualista de las clases (tema que está plenamente a la vanguardia de debate, pero en el que ahora no vamos a ahondar), la figura del docente es mucho más que eso. Debido a ese modelo tan personalizado de clases, los contenidos, competencias y habilidades que el profesor ayuda a desarrollar van mucho más allá de lo meramente musical, ya que son incontables las horas que profesor y alumno pueden llegar a pasar a solas.

Independientemente de si los alumnos son adultos, adolescentes o niños, el propio transcurso de los días puede y acabará convirtiendo al profesor en una especie de psicólogo o “coach”, un amigo muy especial, sobre todo porque, antes o después y dependiendo de cómo se gestione el aprendizaje, se empezará a hablar y trabajar el campo puramente emocional; reconocer, crear y expresar, es decir, nuestro lado más íntimo y humano. “Expresar emociones”, ese concepto que divierte a los más pequeños, sonroja a los “quinceañeros” y que resulta un completo tabú para muchos de los más maduros.

De esta forma, la música, en sí misma, deposita una gran responsabilidad sobre difusores y aprendices. Por ello, voy a dividir el texto en dos propuestas diferentes: una destinada hacia alumnos o padres/madres de los mismos y otra hacia los profesores.

Ustedes, alumnos y/o responsables de los mismos…

    …aprecien, valoren y sean capaces de sacrificarse por la clase de música, porque si apreciemos tener herramientas para automotivarnos, si nos gustaría ayudar a convertir nuestra autoestima en un fiel aliado, si queremos ser capaces de percibir los resultados de un sacrificio o si queremos ser personas emocionalmente inteligentes (entre muchas otras cosas), será muy necesario tratar este tema como se merece.

La música, o la educación artística de calidad en general,  no es más importante que otros campos de desarrollo como el deporte o la “educación” obligatoria, simplemente es muy importante. Cada vez que alguien menosprecia la educación musical o, peor aún, cada vez que un padre o madre realiza un comentario desvalorizador al respecto delante de sus hijos/as, se está cometiendo un grave atentado contra una de las herramientas que más eficientemente pueden llegar a producir el desarrollo íntegro del individuo en todas sus etapas, desde el nacimiento hasta la vejez.

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Nosotros, los profesores…

    …no podemos obviar esta responsabilidad, somos acreedores directos del enorme valor de aquello que intentamos transmitir. Tenemos que ser conscientes de ello, esmerarnos en cada clase como si de una virtuosa interpretación se tratase, elaborar estrategias de aprendizaje a corto y largo plazo, identificar aquellos problemas que van más allá de lo meramente musical y cómo podemos ayudar, ampliar nuestras habilidades y competencias a través de una formación amplia y continua y, sobre todo, hacer pedagogía de la experiencia; cada clase, cada alumno y cada curso nos han de hacer mejorar y de no caer en la inercia laboral, porque nuestros alumnos evolucionan, no son un producto estático, y nosotros debemos evolucionar paralelamente, es más, un paso por delante o, de lo contrario, nos quedaremos atrás.

No podemos exigir respeto ni imponer valor si no presentamos una actitud recíproca. Tampoco podemos olvidar lo mucho que podemos influir, conscientemente o no, en la vida de una persona, sobre todo y desde mi punto de vista, de los más pequeños, porque tras horas y horas de clases individuales o muy reducidas, transmitimos infinidad de valores, habilidades, opiniones, actitudes y aptitudes, es decir, educamos con mayúsculas.

EMOCIONES

Padres, madres, alumnos y profesores, concienciémonos, valoricemos, no cuestionemos, no obviemos, escuchemos, analicemos, seamos responsables,  exigentes y capaces de ver más allá, pues toda arma es válida para la guerra que la educación artística libra actualmente con las instituciones  y parte de la sociedad en general o, simplemente, con todos aquellos que no han tenido la suerte de acceder a una educación musical de calidad; con profesores responsables y cercanos a un contexto que les haya permitido sentir “el valor”.

 

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REVISTA SEXTA SECCIÓN (ARGENTINA)

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En nuestros días, la era de las telecomunicaciones y la información instantánea, y en consecuencia al desarrollo tecnológico e informático, estamos siendo testigos de la transformación y desuso de muchos valores o prácticas puramente humanas e inherentes a nuestra propia condición como seres sociales. Una de las características de las personas (o personalidad) que más ha captado mi atención y admiración en los últimos años ha sido la humildad y, sin ninguna duda, debido al cúmulo de experiencias que he vivido entorno al mundo de la música y la gente que ahí me encontré.

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SOBRE LA HUMILDAD…

Llegados a este punto, me gustaría ahondar en el valor anteriormente mencionado: la humildad. En primera instancia, se puede definir como la actitud de una persona que posee autoconocimiento de sus límites y debilidades, reconoce sus fallos y fracasos, no vanagloria sus logros y actúa consecuentemente a ello. Por encima de la perspectiva teórica, y desde mi punto de vista, está la práctica del mismo y los beneficios que trae consigo para el que intente interiorizarlo y para su entorno.

musician-623362_640La humildad genera empatía (y viceversa), ayudándonos a estar cerca de los demás sin más interés que crecer y sumar, elimina el miedo a quedarse atrás y nos ayuda a aprender y enseñar a admirar sin necesidad de hacer sentir pequeños a los demás, pues no entiende de tamaños y no genera frustraciones en consecuencia de agravios comparativos. Una persona humilde es valiente, ya que no tiene miedo a equivocarse, pues lo reconocerá y aprenderá de ello, además, sabe criticar constructivamente y recibir críticas, uno de los factores bisagra del relacionarse con éxito y del aprendizaje social. Alguien humilde es sensible con su entorno, le ayuda a entenderlo tal y como es y logra escribir el guión de su propio personaje.

Asimismo, interiorizar la humildad nos hace disfrutar de los éxitos como consecuencia del sacrificio y del esfuerzo y no como derecho intrínseco y adquirido (supuestamente) a través de los mismos. Contrariamente a lo que se pueda intuir, la humildad no trae consigo una falta de autoestima, todo lo contrario, porque al igual que nos enseña a no alardear de los premios, no permite que nos hundamos por nuestros defectos y miedos, es más, nos dota de herramientas para mejorarlos y superarlos.

¿QUÉ RELACIÓN TIENEN LA HUMILDAD Y LA MÚSICA?

equilibrioComo ya he preludiado antes, la música, como disciplina artística, social, teórica y práctica, nos ayuda a hacer pedagogía de la importancia que tiene esta aptitud y actitud humana. Dentro de la música, la cual abarca distintos tipos de colectivos en los que se interactúa con la humildad, he distinguido entre 4 grandes grupos que, entre su membresía, suelen guardar unas mismas experiencias, visiones y relaciones entre música y humildad.

EL PÚBLICO

Entre aquellos individuos que tengan un mínimo de sensibilidad y salvando excepciones, existe un denominador común entre aquellas personas que se exponen a una manifestación musical en cualesquiera de sus formatos; la capacidad de admirar y de valorar una actividad o habilidad ajena. Independientemente de que sean (o no) profesionales los ejecutantes, el público suele valorar, consciente o inconscientemente, el esfuerzo, sacrificio y templanza, entre otras virtudes, que hay detrás de una actuación.

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A veces, puede que encontremos individuos que sean reacios a pensar, y muchos más a exteriorizar, esa valorización de lo ajeno, argumentándose a sí mismos que no tiene tanto valor la actividad o comparando una habilidad o sapiencia propia con lo percibido con el fin de no sentirse “pequeños”, es decir, una mentalidad no humilde. Por otro lado, como norma general y haciendo acopio de la magia de la música, el público genera valor y practica la humildad al exponerse, como ya he comentado anteriormente, a cualquier tipo de  manifestación musical que guarde una mínima calidad e intencionalidad artística.

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MÚSICOS NO PROFESIONALES

Muchos recurren a la música como entretenimiento, vía de expresión artística y creativa, etcétera. En general, las personas llegamos a la música para lo que se suele llamar “autorealizarse”. Desde una perspectiva intrapersonal, debido a las características naturales de la práctica musical y si pretendemos dominar mínimamente habilidades al respecto, es necesario desarrollar aptitudes como la perseverancia, asumir críticas de terceras personas y, por básico que parezca, el esforzarse por algo en general.

Desde un punto vista social e interpersonal, pertenecer e interpretar música en conjunto o en grupo refuerza en gran medida la práctica de actitudinal de la humildad. Esto es debido a que siempre vamos a tener a alguien en nuestro entorno del que aprender y al que enseñar. Por ejemplo, independientemente de ser un gran profesional de prestigio en cualquier campo, podemos tener la experiencia de crecer, directa o indirectamente, con la ayuda de otros socialmente mucho menos valorados, asimismo, los miembros más veteranos de un grupo o aquellos que poseen una dilatada experiencia en la práctica grupal, suelen ser embajadores de esto, ya que premian las conductas humildes y disfrutan, e invitan a disfrutar,  de los beneficios que llevan toda la vida experimentando.  (Más información en:  “CARTA ANÓNIMA DE UN PROFESOR DE ESCUELA DE MÚSICA” Y REFLEXIÓN. )

ESTUDIANTES Y ASPIRANTES A PROFESIONALES DE LA MÚSICA

Cuando se empieza a estudiar música todos somos humildes, todos tenemos uno o varios profesores/as de los que aprendemos y, normalmente, les solemos admirar. Según vamos adquiriendo profesionalidad en nuestras habilidades y si el entorno no lo impide, a veces nuestra humildad entre en crisis, ya que al sentirnos destacar respecto a un grupo determinado podemos no hacer buen uso de nuestra nueva posición. Ante esta situación, familiares, amigos y, sobre todo, los tutores musicales, debemos detectar e intentar hacer ver y sentir las limitaciones que se pueden obtener al alejarse de la humildad en la música y, como refuerzo positivo en los casos que sea necesario, hacer pedagogía de los beneficios que trae consigo a corto y largo plazo, profesional y personalmente, la práctica del valor matriz que estamos abordando.

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Hay que instruir en la humildad, porque un estudiante humilde no se frustra por sus esfuerzos sin recompensa, no tiene miedo a mostrar sus debilidades en público y será aceptado y bien recibido allá donde vaya; aprenderá más, mejor, y más rápido, así la humildad le ayudará a conseguir sus objetivos y a disfrutar y compartir sus presentes y futuros éxitos.

MÚSICOS PROFESIONALES

Dedicarse a la música profesionalmente es una carrera de continuo autoconocimiento y constante autorregulación del propio ego. Para empezar y en el intento de describir a un músico (con mayúsculas) humilde, hay que retomar y subrayar la totalidad del contenido aportado al principio durante la propia definición del valor. A parte, como todos saben, la humildad se premia y el divismo y egocentrismo se castigan, ¿por qué?, porque desde la humildad hacemos crecer a los demás y desde el divismo mostramos grandilocuencia, pero haciendo sentir pequeños, de forma casi intencionada, a los que nos rodean. Todo ello podríamos tacharlo casi de intolerante, ya que es incomprensible e inasumible que sea común en el sector de la música profesional las prácticas prepotentes y arrogantes, en una disciplina tan social, integradora y educativa como es el arte de la música.

Por suerte, grandes músicos del pasado y del presente, provenientes de todas las subdisciplinas, son y serán recordados por ser o haber sido grandes representantes de la humildad y, por lo tanto, de humanismo, siendo este valor uno de los verdaderos y más puros ingredientes de éxito y liderazgo conocidos.

ESCENARIO

No hay cambio de conducta ni actitud sin un pensamiento previo que así lo provoque. En base a ello, espero haberles ayudado a reflexionar y revalorizar todo lo que envuelve y entrelaza a la música, en todas sus facetas, y la humildad, dos elementos con mucho valor y con una cosa muy clara en común: hacer crecer.

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REFLEXIÓN SOBRE “CARTA ANÓNIMA DE UN PROFESOR DE MÚSICA”

 

Actualmente, uno de los principales problemas a los que nos enfrentamos los profesores de las escuelas de música es la falta de valorización de nuestra actividad por parte de alumnos, padres, comunidad educativa y la sociedad en general. En parte, esto es debido a que, en  muchos casos, los propios docentes musicales no valoran su propia labor como ésta merece o lo hacen de una forma muy impersonal y pasiva.

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Como bien es sabido por todos los que trabajamos en este sector, el hecho de ejercer la docencia, sobre todo instrumental, es una actividad que asumimos fruto de la necesidad personal de desempeñar un trabajo y de la propia naturaleza que caracteriza a este sector laboral, cuya inercia nos impulsa, en la gran mayoría de los casos, a que nuestro primer empleo estable  dentro del mundo de la música sea el de profesor en una escuela de enseñanza, generalmente, no reglada.

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Realmente, y como muchos hemos experimentado en nuestros comienzos artísticos, la gran ilusión y motivación necesaria para estudiar la carrera (de fondo) musical no es, en un alto porcentaje, llegar a dedicarse a la docencia de la misma, sino ocupar alguno de los codiciados atriles de cualquier orquesta sinfónica, con sede en cualquier lugar y, a veces, a cualquier precio.

La actual y gran falta equilibrio entre la oferta y la demanda de músicos sinfónicos convierte al “plan B” (como mínimo) en la principal e inminente salida profesional para muchos artistas. Al haber comenzado en la docencia, en la mayoría de los casos, por la propia inercia del sector, hay que sumarle la escasa o nula preparación que se ofrece en los actuales planes de estudios de los conservatorio profesionales en materia de pedagogía y didáctica (ni general ni específica) sobre música.

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Por todo ello, es muy común encontrarse con la siguiente situación: un profesor que, simplemente, no le disgusta lo que hace, un alumno que va viendo menguada su intención por aprender como consecuencia de la escasa pasión que su profesor le transmite, y una sociedad obsesionada con la funcionalidad, que etiqueta a las escuelas de música como simples centros de entretenimiento y las ubica en el último plano de importancia dentro de la formación y educación de una persona (o proyecto de ello, como es en el caso de los más jóvenes).

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Sabiendo algo sobre música y nada sobre cómo enseñarla, empezamos a dar clases creyendo que no tiene ningún misterio. Entonces, elaboramos una improvisada red de herramientas didácticas y pedagógicas procedentes de las clases que nosotros mismos hemos recibido y… “ya soy profesor”.

Con tener ciertos conocimientos sobre música y un entrenado dominio del instrumento, nos convertimos y nos convencemos de ser  expertos docentes. Todo ello, lo confieso, redactado desde la crítica y perspectiva personal, siendo la propia experiencia de un servidor la principal fuente de inspiración de estas palabras.

Si tienes la suerte de rodearte de la gente adecuada, consumir la información correcta, y sumas todo ello al análisis introspectivo de tu propia experiencia, es inevitable empezar a admirar y amar lo que haces.

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Progresivamente, esta labor empieza a adquirir sentido y cada minuto que le dedicas a ello comienza a generar valor. Valor es lo que necesita la música como herramienta para educar y humanizar, comenzando en los depositarios naturales de esa responsabilidad; los profesores, los centros educativos y las instituciones correspondientes que deben de velar por ello.

El siguiente eslabón de esta “cadena de valor” que propongo es hacerlo aflorar o reforzarlo en los afortunados consumidores del producto, es decir, alumnos y/o familiares. He aquí por qué me decidí a redactar “carta anónima de un profesor de escuela de música”, además, tanto el equipo de profesores con el que comparto labor, como el resultado de nuestro trabajo, me hacen sentir el poder educativo de este tipo de  proyectos, haciéndome sentir orgulloso y afortunado a partes iguales.

Después de decidir elaborar una carta “valorizadora” y justo antes de ponerme a redactarla, pensé en lo egoísta que sería por mi parte el no compartirla con la comunidad educativa musical, por lo que he decidido ponerla a disposición de cualquiera que quiera hacer uso de ella.

Para ello les facilito libremente el documento sin nombres, referencias a instituciones ni firma personal, así todo aquél que quiera usar este escrito para su escuela de música lo podrá hacer con total libertad (COPIA EL TEXTO, LO ENCONTRARÁS MÁS ABAJO). El único requisito que solicito como autor del mismo es que se respete la integridad del texto y que se me comunique, por privado a través de WordPress, Facebook, Twitter o LinkedIn, dónde se hará uso de estas palabras.

CONTACTO Y RRSS de EDUARDO SÁNCHEZ-ESCRIBANO

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Como bien os habréis fijado si habéis leído atentamente el documento al que alude esta reflexión, se hace referencia a los proyectos denominados “comunidades artísticas de aprendizaje”, es decir, algo más que solo una escuela y algo más que solo una agrupación musical; un proyecto integrador que se retroalimenta. Asimismo, la funcionalidad del texto pierde el sentido si no se cumple este requisito principal de estructura y composición, que a su vez, suele ser el modelo más característico, extendido y eficiente dentro del panorama de formación musical y oferta cultural en España.

*INTELIGENCIA EMOCIONAL Y MÚSICA: LAS BANDAS DE MÚSICA Y LAS HABILIDADES SOCIALES (PARTE 6/6)

*¿ES UN PÁJARO, UN AVIÓN? ¡NO, ES UNA BANDA DE MÚSICA!

 

LES INVITO A REFLEXIONAR, A DAR VALOR  Y A INVITAR A DÁRSELO A ALGO QUE, COMO BIEN SABE TODO AQUÉL QUE LO HA EXPERIMENTADO, LO TIENE.

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PLANTILLA PORTABLE DE “CARTA ANÓNIMA DE UN PROFESOR DE ESCUELA DE MÚSICA”

“Querido alumnado y/o padres y madres del mismo,

Una vez iniciado y tomado rumbo el curso en (AÑADIR AQUÍ NOMBRE DE LA ESCUELA DE MÚSICA O CENTRO EDUCATIVO), me gustaría transmitirles unas palabras y hacerles llegar una invitación especial:

En primer lugar me gustaría hacerles llegar mi más sincera enhorabuena, enhorabuena por formar parte de un proyecto en el que todos ganan. En su conjunto, la escuela y la banda de música integran lo que se denomina una “comunidad artística de aprendizaje”. Participar activamente en este tipo de comunidades brinda grandes beneficios, independientemente de nuestra edad, género y posición social o económica.

Dichas comunidades integran un espacio donde se experimenta activamente la educación y práctica de los valores éticos; valores esenciales como la solidaridad, la convivencia, la tolerancia y el trabajo en equipo, ya que es imprescindible cooperar entre todos, la perseverancia y el esfuerzo, donde son premiados al ser absolutamente necesarios para poder progresar en la práctica musical, aprender a pertenecer a un grupo y tomar responsabilidades dentro de él, sentir la necesidad de ser humilde y de ayudar al que lo necesita… etcétera. Además, es un lugar donde se aprende a crear, a opinar, a analizar, a expresarse sin miedos ni tabúes  y a apreciar el arte y la cultura en sí misma.

Detrás de cada sonido interpretado colectivamente existe un complejo entramado de acciones humanas que lo han hecho posible. Conscientes o no, aquí aprendemos el valor que tiene esa red llamada “capital social”; un patrimonio creado por todos y que todos disfrutan, muy difícil de construir y muy fácil de obviar y dejar de deteriorar. Una institución con personalidad propia en la que todas las personas que se identifican como miembros de la misma desarrollan unos mismos valores que, a su vez, son absorbidos por los nuevos aspirantes mediante aprendizaje dialógico y social.

Automotivación, autoestima y capacidad para resolver problemas son elementos que se ven fuertemente reforzados mediante la práctica instrumental y al pertenecer a una comunidad artística de aprendizaje. Éstos, en conjunto con el desarrollo de la empatía,  impulsado frente a la necesidad de relacionarse e interactuar con personas de distintas edades y no necesariamente cercanas a uno mismo, son elementos integrantes de la “inteligencia emocional”, propiedad psicológica humana que, según la comunidad científica, es vital para el éxito personal y social, encontrándose en continua evolución a lo largo de toda nuestra vida.

Por todo lo anteriormente expuesto, les quiero invitar a que den valor a las actividades que llevamos a cabo y al proyecto socio-artístico en sí mismo. Dar valor es creer en ello, tomárselo en serio y respetarlo. Solo así ustedes y/o sus hijos podrán beneficiarse al máximo de todo lo que aquí podemos ofrecer, que como ya se ha expuesto resumidamente, es mucho y de gran riqueza.

Enhorabuena de nuevo y gracias por su confianza”.

(FIRMA)