“EL ANILLO DE GIGES”: DE PLATÓN A J.K. ROWLING Y PASANDO POR TOLKIEN

La relación que guardan todos estos personajes es, indiscutiblemente, un claro ejemplo de que tras siglos y siglos después de que este anillo cobrara vida, los dilemas éticos que trae consigo siguen siendo una verdadera y compleja ecuación sin resolver para la filosofía moral. Directa o indirectamente, la mitología, la literatura, el arte, la filosofía académica y práctica y, por último, el cine, nos han hecho de emitir un veredicto u opinión respecto a los dilemas éticos universales que esta ficción nos propone.

Platón, en el Libro II de La República, menciona la leyenda mitológica del “Anillo de Giges”. El filósofo ateniense propone a Giges, un pastor que presencia una furiosa tormenta, la  cual provoca una gran brecha en la superficie. Adentrándose en la grieta, encuentra, entre otras cosas, un anillo.  Sorprendido por lo que experimenta al introducir dicho la-republica-platonanillo en su dedo y después de asegurarse fehacientemente de sus poderes, descubre que realizando una pequeña maniobra con él, nuestro pastor resultaba invisible para las demás personas.  Rápidamente, Giges esbozó un plan para lucrarse ambiciosamente de los poderes de esta joya que había caído en sus manos. Éste lo usó para infiltrarse en los aposentos reales; sedujo a la reina y mató al rey para apoderarse de su reino. El plan articulado había salido a la perfección y todo gracias al mágico anillo.

Dicho relato, fue el central protagonista de muchos de los diálogos que Platón y Glaucón, su hermano, mantuvieron. Contradiciendo las palabras y enseñanzas de Sócrates que indican que, a grosso modo, actuar con justicia es un bien en sí mismo y no es necesario un medio a través del que obtengamos reconocimientos o evitemos castigos, Glaucón usa esta leyenda para ejemplificar su teoría de que todas las personas son injustas por naturaleza. Éste, afirma que todo aquél que tenga la oportunidad de usar los poderes del anillo lo hará, lejos de empatizar y pensar sobre el contenido ético del acto a cometer en sí mismo, como puede ser robar o matar, siempre y cuando nos reporte un beneficio personal.

Como resultado del diálogo frodo-y-anilloy la reflexión, Glaucón llegó a la conclusión personal de que es imposible, por motivos de la propia naturaleza humana, actuar moralmente en la ficticia situación de Giges si no es por el amor y admiración a la justicia como máxima en sí misma. Además, subrayó que si en situaciones reales sí actuamos respecto a un marco de ideales éticos, es porque existe un sistema de castigos y bonificaciones de todo tipo que así lo provocan, ya que si estuviéramos exentos o fuera de la influencia de ese sistema (como nos brinda “el anillo”), no actuaríamos igual.

Miles de años después y a través de medios y formatos archipopulares, nos seguimos exponiendo al correcto o incorrecto uso que los poderes del “Anillo de Giges” nos, hipotéticamente, brindarían. J. R. R. Tolkien, que casualmente hoy se conmemora el 125 aniversario de su nacimiento, abordaría de forma prácticamente directa e íntegra la leyenda propuesta por el filósofo ateniense, no obstante, le da otro contenido e interpretación ya que Frodo, el protagonista, se ve poseído e incitado hacia el mal por el poder del anillo, del que pasa, durante toda la trilogía, huyendo. El poder para hacer el mal que éste contiene, harry-potter-capa-invisibilidadlo  presenta como una gran y pesada carga, y no precisamente desde el punto de vista material, que el hobbit tiene el encargo de destruir y alejar de los hombres. En otro formato, J. K. Rowling, escritora y autora de la saga de culto “Harry Potter”, también aborda este dilema filosófico-moral regalándole en la ficción a su protagonista la “capa de invisibilidad”, cuyas propiedades son exactamente las mismas que la de los anillos anteriormente mencionados. Este objeto es usado por Potter en la práctica totalidad de los libros y sus respectivas y taquilleras versiones cinematográficas.

Si existe algún denominador común entre Frodo Bolsón y Harry Potter, es que sus autores les presentan como dos personajes de valores íntegros y acreedores de la gran carga ética que supone tener en posesión objetos con semejantes propiedades. Por otro lado, resulta muy interesante también resaltar la figura de la persona que, en cada historia, dota al personaje de dicho objeto; Gandalf y Dumbledore, presentados los dos como adalides moralistas y ejecutantes y protectores de la “buena ética” en cada una de sus respectivas historias. Figuras que, por su ejemplaridad y fe en las buenas conductas como máximas humanas nos pueden recordar al pensamiento y enseñanzas que predicaba el filósofo Sócrates. No obstante, la conducta y uso que ambos presentan, hubiesen supuesto una mera y simple utopía para Glaucón, el cual, seguramente, no hubiese estado de acuerdo con la versión e interpretación particular que dichos autores realizaron del mito platónico del “Anillo de Giges”.

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