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INSTRUMENTOS MUSICALES DE PLÁSTICO: LA REVOLUCIÓN DIDÁCTICA DEL VIENTO-METAL

Algo viene ocurrido desde hace pocos años y que antes solo se podía ver en los mercadillos de las ferias: instrumentos musicales de plástico y de colores, pero con una diferencia, ahora no se compran en el puesto de las almendras garrapiñadas, sino en tiendas de música especializadas. Tampoco son luminiscentes y con los pistones ficticios, pues suenan de verdad.

Principalmente, estos instrumentos se caracterizan por:

-Ser capaces de realizar melodías cromáticas (todos los semitonos).

-Conseguir un registro (grave-agudo) similar a los instrumentos de metal.

-Poseer un timbre (calidad del sonido) bastante conseguido y con bastante calidad.

-Ser manejables y ligeros de peso. Aproximadamente, pesan la mitad (o menos) que los metálicos.

-Resistencia a golpes y caídas (cuidado, son duros pero no irrompibles).

Llegados a este punto, y con tal de que conozcáis en profundidad las características técnicas de estos instrumentos, es mi obligación remitir vuestra lectura al gran post que David Muñoz publicó sobre los mismos hace unos meses en su blog. Allí, podréis encontrar mucha información; muy bien explicada y contrastada con profesionalidad.

[TODO SOBRE LOS INSTRUMENTOS DE PLÁSTICO by David Muñoz]

Por la parte que me toca, y desde que adquirí mi primer instrumento de plástico para experimentar con él, llevo una larga temporada queriendo transmitir mi experiencia con éstos. Además, la gente no para de preguntarme por ellos: cómo y por qué los uso, dónde adquirirlos, la relación calidad-precio, saber si merecen la pena, etcétera.

A día de hoy, tengo en mi poder: un trombón (verde), un bombardino (amarillo), una trompeta (roja) y una tuba (negra), es decir, todo el elenco metalero al completo a excepción de la trompa, que parece que se resiste un poco al mundo del “viento-plástico”.

Desde mi punto de vista, el principal uso que se le puede dar a estos instrumentos es íntegramente didáctico y nunca interpretativo (nivel medio-superior), a no ser que queramos hacer uso de su timbre para una obra en concreto o queramos usar sus llamativos colores para un espectáculo musical. No obstante, hay músicos que los usan para tocar por la calle en charangas, pasacalles, etcétera. Imagino que por comodidad, ya que pesan muy poco, o porque no disponen de otro. En estos casos, ten mucho cuidado, porque además de desafinar, también puedes desentonar visualmente con los otros músicos.

En la red existen multitud de vídeos dónde expertos músicos muestran las posibilidades interpretativas de estos instrumentos. Todos ellos coinciden en que los resultados son realmente sorprendentes para lo que, a priori y con prejuicios, se puede esperar de ellos.

 

¿QUÉ BENEFICIOS DIDÁCTICOS NOS APORTAN LOS INSTRUMENTOS DE VIENTO-METAL CONSTRUIDOS EN PLÁSTICO?

ACCESIBILIDAD TÉCNICA:

Sin duda, son los más pequeños (entre 5 y 9 años) los que salen más beneficiados de la incorporación a las aulas de música de estos instrumentos. Entre otros, los beneficios técnicos que aportan son:

– Al pesar, más o menos, la mitad que los construidos en metal, permiten que puedan acceder fácilmente al aprendizaje de estos instrumentos a edades tempranas.

-Pueden ser sostenidos sin problemas mientras practican. Menor fatiga y cansancio corporal.

-Crean autonomía a la hora de estudiar por su cuenta, ya que no necesitan de la ayuda de un adulto para manipularlo.

-El sonido se produce con  mayor facilidad. Al estar construidos de plástico, el instrumento presenta menor resistencia física y consiguen hacerlo sonar con menos fuerza y presión muscular.

ACCESIBILIDAD ECONÓMICAS:

Otra gran ventaja que presentan es que son bastante asequibles desde el punto de vista económico. A pesar de que existen distintos modelos y marcas, son todos muy parecidos y ofrecen resultados similares. Dependiendo del instrumento y color (el resultado es el mismo pero los precios pueden variar), y para que os hagáis una idea, en Amazon podréis encontrarlos desde:

TROMPETAS: Yo tengo la Ptrumpet de color roja.

TROMBONES: Yo tengo el Pbone de color verde.

Bombardinos: Yo tengo el PlayLite de color amarillo.

TUBAS: Yo tengo la CoolWind de color negro.

*Todos los instrumentos incluyen boquilla (de plástico también) y funda (blanda). Estos instrumentos están disponibles en Sib (tenedlo en cuenta para las tubas).

Actualmente, y sobre todo en el caso de las trompetas y trombones, también existen multitud de instrumentos construidos en metal que tienen el mismo precio. Obviamente, estos son de gama baja y ofrecen un resultado limitado. Para iniciarse es indistinto, pero, desde mi punto de vista y experiencia, para los menores de 9 años (aproximadamente)  son más recomendables los de plástico por las características antes mencionadas.

En tubas y bombardinos, el salto presupuestario que se da entre los instrumentos de plástico y los de la gama más baja si es considerable, siendo los instrumentos coloridos más asequibles y, en algunas ocasiones, dan hasta mejor resultado que los de metal (afinación, maquinaria, durabilidad, calidad del sonido, etcétera).

 

ATRACTIVO E INDIVIDUALIDAD:

Históricamente, y salvando excepciones, estos instrumentos no han protagonizado las peticiones y deseos de los más jóvenes a la hora de escoger especialidad instrumental. En muchas ocasiones, el principal motivo es porque los conciben como instrumentos inaccesibles por su peso, volumen y aparatosidad, provocando tabúes y prejuicios sobre éstos.

Los instrumentos de plástico, por el conjunto de sus características, provocan una mayor atracción por parte de aquellos que tienen que escoger herramienta para aprender música. De tal forma, al disponer de algunos ejemplares para probar, o incluso para prestar durante los primeros meses de aprendizaje por parte de escuelas o conservatorio de música, puede igualar las posibilidades de que estos instrumentos, tradicionalmente menos elegidos, sean deseados al igual que otros de viento que gozan de mayor popularidad como la flauta travesera, clarinete, saxofón, etcétera. Además, al poder elegir entre varios colores, los más pequeños sienten el instrumento como un pequeño tesoro personalizado.

Actualmente, estoy llevando a cabo un taller de aprendizaje participativo de iniciación instrumental para colegios de primaria y escuelas de música donde uso estos instrumentos como herramienta principal. Después haberlo realizado con más de mil participantes de distintas edades y centros, los resultados están siendo espectaculares, pudiendo comprobar en primera persona no solo como los niños se sienten atraídos por probar estos instrumentos, sino que los manejan a la perfección y, lo más importante, siempre se quedan con ganas de más y me preguntan dónde pueden conseguirlos. Sin duda, suponen una gran herramienta de divulgación musical.

[TALLER PARTICIPATIVO DE INICIACIÓN MUSICAL]

 

 

 

 

EXPLICACIONES Y ACLARACIONES NECESARIAS SOBRE EL USO DE ESTOS INSTRUMENTOS

Hasta ahora todo parece maravilloso en cuanto al uso de los instrumentos de plástico y, en parte, lo es, pero, desde mi punto de vista, hay que tener en cuenta una serie de recomendaciones:

ES UN MEDIO PERO NO UN FIN:

La inclusión de éstos en el aula de viento metal de cualquier especialidad puede llegar a cosechar grandes resultados, pero hay que tener en cuenta que su uso debe ser contemplado como un medio y nunca como un fin, es decir, presentan grandes beneficios para la fase de iniciación pero siempre con la perspectiva de que, según se vaya pudiendo, hay que ir enfocando la práctica instrumental hacia los de construidos metal (el fin).

La adquisición o uso (prestado) de uno de ellos es perfecta para los primeros meses o, si es necesario, años, incluso se puede comenzar a tocar con la boquilla, también de plástico, que traen de serie. De todas formas, lo ideal es usarlos con una buena boquilla de metal en cuanto nos sea posible para el correcto desarrollo técnico de la interpretación musical.

POR MUCHO QUE LO PAREZCAN, NO SON UN JUGUETE; CONSULTAD CON UN ESPECIALISTA.

Sí, un instrumento de plástico es el regalo perfecto y original para cualquier niño o adulto al que se intente inculcar el “gusanillo” de la música, pero, al igual de lo que se decide de los fármacos y los médicos, hay que consultar y ponerse en contacto con un especialista del viento-metal.

Uno de los mayores y más frecuentes fallos que se suelen cometer es el iniciarse de forma autodidacta. En ocasiones intentamos aprender por nosotros mismos o esperamos que los niños trasteen un poco con los instrumentos que ponemos a su alcance y “si veo que le gusta o se le da bien, le apunto a clases”. En otros instrumentos no me atrevo a afirmarlo porque no soy especialista, pero en el viento-metal, por las características de estos instrumentos y su ejecución, el autoaprendizaje es peligroso.

Cuando esto ocurre, puede que estemos cometiendo un grave error, pues son los primeros pasos en un instrumento los que más influyen y se quedan grabados en nuestro cuerpo y mente. Elementos de técnica básica como el desarrollo de la embocadura, el uso de la presión muscular o la columna de aire, se monitorizan en nuestro cuerpo y, más tarde, cuando decidimos ir a clases de música, cuesta mucho corregirlos o, en algunos casos, es necesario reiniciar por completo al músico. Incluso, a veces, estos fallos de principiante pueden limitar nuestras posibilidades técnicas y musicales de por vida.

Si quieres tocar bien y/o que tus hijos no tengan problemas técnicos y puedan disfrutar al máximo de la música, mucho cuidado y consulta con un especialista, ya que, por mucho que sean de colores y pesen poco, no son un juguete.

Además, has de saber que un buen profesor de música te puede aportar mucho más allá de una buena técnica.

[POR FAVOR, ESCUCHEN AL PROFESOR DE MÚSICA]

 

RESISTENTES PERO NO IRROMPIBLES.

Por mi propia experiencia, puedo asegurar que su resistencia a los golpes y caídas es alta, pero esto no significa que no puedan sufrir daños. De hecho, no se abollan, sino que, en el caso de recibir un fuerte impacto se rompen directamente. En la mayoría de las ocasiones se pueden pegar las piezas rotas, pero, si el destrozo es muy grande, podemos olvidarnos de nuestro colorido ejemplar.

Por ello, es necesario concienciar al propietario, sobre todo si es un niño, de que es imprescindible cuidarlos como si estuviesen hechos de cristal, además, como cualquier otro instrumento, requieren de un mantenimiento básico de maquinaria y bombas, limpieza de accesorios e higiene general.

 

Y hasta aquí mi reseña y experiencia personal sobre esta nueva familia de instrumentos que ha irrumpido con fuerza en el sector desde hace pocos años, suponiendo una clara revolución sobre todo, y como ya he recalcado, en el ámbito de la pedagogía musical.

Cualquier escuela de música o conservatorio no tiene que tener excusas para disponer de algunos ejemplares de plástico de instrumentos como la tuba, el bombardino o el trombón; siempre desfavorecidos en cuanto a demanda frente a las demás especialidades instrumentales.

Por último, y como en el caso de cualquier tipo de innovación, no significa que haya que abandonar y renegar sistemáticamente de lo hasta ahora conocido, simplemente, ahora hay más opciones y los profesores de música debemos tenerlas en cuenta a la hora de adaptar los recursos y metodologías educativas hacia el fin principal: el correcto aprendizaje y desarrollo de los alumnos en la música y a través de la misma.

 

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Eduardo Sánchez-Escribano García de la Rosa.

 

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“NO PUEDO, TENGO QUE ESTUDIAR”. EPIDEMIA EN LAS AULAS DE MÚSICA

(Un día cualquiera, en un aula de instrumento cualquiera y un profesor de música cualquiera con un alumno que acaba de entrar por la puerta. Supongamos que éste tiene entre diez y catorce años, por ejemplo)

Profesor: (Alegre y entregado) ¡Hola! ¿Qué tal todo? ¿Cómo fue la semana?

Alumno: (Tímido y cabizbajo) Bien…

Profesor: (Asiente con decepción con la cabeza,  ya sabe lo que pasa, no es el primer ni último caso similar) ¿Seguro? ¿Qué tal te ha ido con el material que tenías que trabajar esta semana? (Pregunta intencionadamente)

Alumno: Es que… esta semana no he podido dedicarle tiempo porque TENÍA MUCHOS EXÁMENES Y MUCHO QUE ESTUDIAR.

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Está hipotética situación refleja el día a día de las escuelas de música y, posiblemente, en algo de menor medida, de los conservatorios. Con esto no quiero decir que todos los alumnos no estudien y/o practiquen los contenidos a trabajar en las clases nunca jamás, ni mucho menos, pero sí se puede decir que es algo bastante habitual y depende, en su práctica totalidad, de los rasgos actitudinales de los jóvenes, el (a veces) excesivo volumen de actividades, exigencias y responsabilidades a las que éstos son sometidos por los que pueden y deben velar por su educación y valores: padres, madres y profesores.

Partiré de un análisis previo del contexto, entorno y factores que intervienen e interactúan actualmente, y según mi perspectiva, en  la educación musical de los más jóvenes.

1) Infinidad de distracciones tecnológicas y digitales. A la edad aproximada de 10-13 años, empiezan a tener un acceso independiente a las tecnologías, es decir, móviles, tabletas, portátiles y demás dispositivos habidos y por haber con sus respectivas aplicaciones, juegos y redes sociales. Los jóvenes a veces argumentan su continuo y excesivo uso como herramientas que necesitan para estudiar y formarse pero, en realidad, en muchas ocasiones no le dan ese uso, sino solo para el ocio (ocio que, a su vez, es muy susceptible de convertirse en adicción a esas edades).

2) Cultura del esfuerzo. Cada caso es un mundo y depende mucho del entorno, pero, en muchas ocasiones, cuesta bastante que los jóvenes adquieran la necesidad y responsabilidad de esforzarse en conseguir buenos resultados en sus tareas y, sobre todo, si es en algo que no sea obligatorio para ellos. La ley del mínimo esfuerzo, por desgracia, reina en nuestros días.

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3) En la búsqueda del 10 a cualquier precio. En contraste, y agravando la brecha respecto al punto anterior, son numerosos los casos en los que la figura paternal ejerce una exigencia máxima en cuanto a la excelencia académica se refiere. Dieces a cualquier precio, dando igual cuánto pagar respecto a sacrificios, preferencias, gustos, pasiones y, por supuesto, “invitar” (por no utilizar otra palabra menos permisiva) a dejar a un lado todo lo que te aleje de ello, provocando la absorción de la que yo denomino la cultura de la funcionalidad.

4) Demasiada información y estímulos en cerebros vulnerables. Los niños consumen y están expuestos a una cantidad de información abismalmente mayor respecto a las que generaciones anteriores disfrutaron, provocando que empiecen antes, y de una forma más variada y profunda, a configurar su sistema de valores y su forma de relacionarse estratégicamente con el entorno (las habilidades sociales de toda la vida). Asimismo, la tecnología y, por supuesto, toda la información y estímulos que ésta trae consigo, les proporcionan una ventana al mundo que debe de gestionarse y atender muy meticulosamente por aquellos sobre los que recae dicha responsabilidad.

5) Pluriactividad no siempre significa desarrollo. Los jóvenes realizan multitud de clases y actividades extraescolares, ocupando todos sus ratos libres y, a veces, hasta los fines de semana. A pesar de que éstas pueden significar (y significan) una parte muy importante y esencial, en las vidas y desarrollo personal de los escolares, pueden llegar a ser muy intensas, agotadoras, ocuparles mucho tiempo o, incluso, traer consigo más responsabilidades y quehaceres semanales de los que son capaces de asumir. En el caso de la música, se necesita una buena planificación y organización de la doble carga de trabajo (enseñanza general + enseñanza musical) si se quiere aprovechar como algo beneficioso, ya que, de lo contrario, sería vista como lastre por parte del alumnado.

6) ¿Por qué música? Las clases de música, fuera de la escolaridad,  pueden significar, tanto para alumnos como para padres y madres (aunque a veces también hasta para los mismos profesores), desde una actividad esencial para la formación integral del individuo, hasta la última prioridad; aquel sitio donde van a entretenerse y a pasar el rato mientras “yo hago la compra o lavo el coche”. Error.

7) Supremacía absoluta y omnipotente de los estudios obligatorios frente a cualquier otra cosa en este mundo. En este contexto, olvidamos que los títulos y la formación reglada no significa exclusivamente todo necesario para desarrollarse con éxito personal y socialmente. Obviamente, es extremadamente importante, imprescindible, pero no debemos enfocarlo y abordarlo como algo exclusivo y excluyente, más bien, yo diría que preferente y compaginable. Las actividades complementarias y extrascolares significan, en muchas ocasiones, el verdadero elemento y vector de desarrollo de los jóvenes, un lugar donde en muchas ocasiones la escolarización tradicional no llega. Por ello, y siempre y cuando estén bien enfocadas y llevadas a cabo a manos de profeionales, no hay que menospreciarlas.

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8) Sobrecarga de tareas escolares. Tristemente, tenemos un sistema escolar que, en muchas ocasiones, exprime, agota y consume a los alumnos a deberes y tareas extras y que, muy frecuentemente, confunde la cantidad de actividades con la calidad de las mismas. Desde muy temprana edad, éstas ocupan gran parte de su “tiempo libre” y, cuando este problema se da, es exclusivamente responsabilidad de los profesores. Por descontado, a todo ello hay que sumarle las entre 5 y 7 horas que ya pasan dentro del recinto educativo a diario.

Antes de continuar, me gustaría informarte que en mi canal de YouTube también he hablado sobre este artículo.

CONTINUEMOS…

Teniendo en cuenta todos estos factores, pueden darse tres principales razones que lleven a un alumno a vivir el ejemplo expuesto en la cabeza del texto, a pronunciar las palabras mágicas: “no puedo/pude, tengo/he tenido que estudiar”.

1- ¿MIENTE Y MANIPULA? ¿SE ENGAÑA A SÍ MISMO?

El alumno no ha estudiado, y no porque no haya podido, sino porque no ha querido. Él ya empieza a saber qué argumentos le pueden hacer eludirse de sus responsabilidades y, decir “tengo mucho que estudiar”, cree (y sabe) que le permitirá cosechar una justificación generalmente aceptada por su entorno, tanto de cara a los profesores de música como para sus propios padres.

En otras ocasiones, los alumnos llegan hasta no asistir a las clases de música basándose en esta misma justificación, convirtiéndose en una práctica bastante habitual. Ellos saben que si emiten la fórmula secreta, los padres aprobarán muy gustosamente la falta aunque, incoscientemente, no les estén haciendo ningún favor.

Puede que a veces sientan la verdadera necesidad de sacrificar las clases extraescolares para sacar adelante sus tareas o exámenes, pero ese comodín no puede ser usado de una forma tan gratuita como se emplea en algunas ocasiones, y el papel de los educadores y padres es saber detectar y gestionar adecuadamente este tipo de situaciones.

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¿Qué hacer?

Es muy importante aprender a analizar cada caso, es decir, saber si realmente no ha dedicado nada de tiempo a las clases de música porque no ha querido o porque no ha podido, lo cual me parece, a priori, tan extraño como preocupante, porque no es para nada recomendable (ni común) que un niño con, por ejemplo, doce años, tenga que llegar a esa situación (de ello hablo en puntos posteriores).

En estos casos, no hay que recriminar al alumno sin más, hay que dialogar, tanto con él como con sus padres.

[ARTÍCULO RECOMENDADO: MAMÁ, PAPÁ, QUIERO IR AL CONSERVATORIO.]

Hay que permanecer cercano al alumno y hacerle entender la rotunda importancia que tiene la constancia, la perseverancia y la regularidad en el proceso de aprendizaje de los instrumentos y habilidades musicales. Hacerle ver que no existe otra manera de conseguir lo que, supuestamente, ha ido a aprender a las clases de música.

Algunas veces, el problema es que al joven no le gusta nada lo que hace en las clases de música; no está motivado, no le encuentra sentido, se aburre y distrae constantemente, etcétera. De esta forma, obviamente no va a esforzarse. Le puedes obligar, castigar, suspender y amenazar, pero lo único que conseguirás es, en un periodo muy corto de tiempo, tener un alumno menos y, probablemente, que acabe odiando la música. En muchas ocasiones esto es responsabilidad exclusiva de los docentes y su falta de profesionalidad y/o empatía.

[INTELIGENCIA EMOCIONAL Y MÚSICA: LA IMPORTANCIA DE LA AUTOMOTIVACIÓN EN EL AULA (PARTE 4/6)]

En ocasiones es difícil, pero hay muchas formas de hacer vivir la música como algo positivo y que merezca la pena a alumnos de cualquier edad. Hay que esforzarse en conocerles más, conectar son sus motivaciones e intereses, buscar alternativas y experimentar con todo tipo de actividades y herramientas, no siendo necesario renunciar a los contenidos y materiales que se quieran trabajar. Simplemente, hay que encontrar otros caminos de llegar hasta ese punto en el que el alumno está motivado, le gusta lo que hace, lo entiende, lo vea accesible y esté dispuesto a organizarse mejor y sacrificarse para seguir adelante.

El contacto con los padres, en general, es importante, pero en estos casos es imprescindible. Ellos son los cómplices directos del proceso de aprendizaje, pues si un alumno te argumenta con frecuencia que no ha podido estudiar, lo deben saber y se debe de investigar si eso ha sido cierto o no (muy importante). Hay que guiarles en cómo ayudar a sus hijos en lo que a la educación musical respecta, hacerles ver y sentir el valor real que tiene para los jóvenes el verse involucrados en introducir la música en sus vidas, etcétera.

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Lo más importante, desde mi punto de vista, es demostrarles que puede que los niños utilicen estratégicamente el “no puedo, tengo que estudiar”, para evitar sacrificios y evadir responsabilidades, algo a lo que todo ser humano tiende por naturaleza. Ese es un comodín que hay que gastar cuando sea estrictamente necesario y no de una forma tan gratuita como muchos de los alumnos han aprendido a usar, pues saben que “haciéndose los responsables” (en el plano académico) conseguirán todo lo propuesto e incluso ganarse la admiración de sus progenitores y profesores.

2- SOBRECARGA DE ACTIVIDADES

Colegio/instituto, catequesis, música, baile, inglés, patinaje, clases de apoyo, fútbol, pintura, artes marciales, comparsas, campamentos, etcétera.  Este sinfín de actividades, entre otras, suelen ser frecuentadas semanalmente por los escolares. De toda esta lista, los jóvenes suelen combinar tres o más actividades, ocupándoles algunas de ellas varias horas en días distintos.

Son niños, es decir, ciertamente envidiosos e impulsivos; si un amigo se apunta a “lo que sea”, ellos se quieren apuntar, y si ofertan una actividad nueva en las extraescolares a su alcance, ellos quieren ser los primeros en experimentarla también.

Son terremotos, pueden con todo, rebosan energía, pero tienen un límite y, si lo sobrepasan, puede ser tarde. Hay que ser conscientes y tomar las medidas y decisiones oportunas ayudándoles a canalizar sus ambiciones y cómo deciden imitar lo que ven en su entorno.

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A todo ello, y como ya he indicado en el análisis previo, hay que sumarle la gran carga lectiva de deberes y tareas para casa que, en muchas ocasiones, acumulan a los alumnos de cualquier nivel. Este problema es un tema que lleva varios años en plena vanguardia de debate, recibiendo y sumando opiniones, enfrentamientos y críticas por parte de todo el colectivo de docentes, instituciones educativas y asociaciones de padres y madres de alumnos.

¿Qué hacer?

Los padres deben de saber y ser conscientes de las inquietudes y capacidades de sus propios hijos, guiándoles respecto a ello. Ellos siempre van a querer lo mejor para ellos, pero también deben de pedir consejo y asesoramiento a los profesionales de la educación, y el profesor, en consecuencia, responder con toda su experiencia y saber.

POR FAVOR, ESCUCHEN AL PROFESOR DE MÚSICA.

El hecho de realizar muchas actividades extraescolares puede que les consuma poco a poco y que, por lo contrario no lleguen a desarrollarse en ellas todo lo que podrían, como es en el caso de la música. No obstante, se podría extrapolar a cualquier otra.

La música, el colegio/instituto y otras tres o cuatro actividades extraescolares más, no siempre son compaginables y hay que tomar decisiones: hay que priorizar y optimizar. Se puede dar el caso de que haya “niños superhéroes” que saquen satisfactoriamente adelante cualquier actividad en la que se vean involucrados, por muchas y distintas que se les echen encima, pero eso tiene un límite y algún día se pueden llegar a derrumbar moralmente ante esa presión. Es decir, el vaso se va llenando hasta que no entra ni una sola gota más.

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Al contrario que otras actividades extraescolares, el aprendizaje de la música siempre requiere un tiempo de estudio y dedicación fuera del tiempo de clase. Si ni los alumnos ni los padres están dispuestos a ser constantes y perseverantes, es mejor que lo dejen, porque lo único que van a conseguir es frustración, tanto de padres, alumnos, como de los propios profesores. Dicha frustración puede venir primero ante la evolución de otros alumnos y la correspondiente e inevitable comparación que entre ellos se suele dar y, segundo, con el propio no desarrollo de sus habilidades y conocimientos musicales, pues éstos necesitan sentir ciertos avances para sentirse continuamente motivados.

LA MÚSICA Y EL BAMBÚ JAPONÉS: NO APTOS PARA IMPACIENTES

3- MALA GESTIÓN DEL TIEMPO.

En el tercer caso, los alumnos presentan las capacidades necesarias y abarcan un número de actividades bastante asumibles y compaginables, pero lo que les falta es saber (y querer hacerlo) el cómo gestionar las clases, el estudio, el ocio y las propias inquietudes y aficiones que vayan adquiriendo por el camino.

Van sacando todo adelante, con altibajos en su motivación y rendimiento, pero se van salvando de todo con resultados no superiores al notable y no ciertamente irregulares.

En este punto, empiezan a tener una cierta libertad en cuanto al estudio y al ocio, pero no siempre responden bien ante la responsabilidad que esto supone. A ciertas edades ya poseen acceso ilimitado a tecnologías y medios digitales como móviles, tabletas, ordenadores, videoconsolas o redes sociales. Como bien sabemos todos, pueden suponer un vertedero de tiempo desorbitado para los que aún no hayan desarrollado las competencias de cómo gestionar el tiempo que dedicamos a cada cosa respecto a lo que ésta nos aporte. Si incluso para los más adultos, y, supuestamente, más maduros y responsables, ya es un gran reto al que nos enfrentamos cada día, imagínense para un joven de entre once y catorce años, por ejemplo. Y no hay más que ver la tremenda adicción que los chicos y chicas de esta franja de edad tienen con los teléfonos móviles.

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Todo ello, puede provocar que, a lo largo de una semana, no hayan tenido (o querido sacar) tiempo para dedicárselo a algo más allá que a lo estrictamente necesario, como puede ser sacar un suficiente en lo que sea, pues lo importante para muchos de éstos es aprobar y no repetir: ley del mínimo esfuerzo. Y la vida sigue.

En estos casos, cuando atraviesan la puerta del aula de música y dicen el famoso “no he podido, tenía mucho que estudiar”, en realidad se refieran a “no he estudiado nada porque el poco tiempo que he invertido en esforzarme en algo, lo he dedicado a estudiar para aprobar algún examen en el que espero sacar un cinco (y lo celebraré) para no suspender, no tener que repetir, que no me castiguen y poder seguir haciendo lo mismo que, por otro lado, me está yendo bien desde mi joven perspectiva de la vida”.

Éste es un claro ejemplo de falta de ambiciones, sueños, afán por hacer las cosas bien y respeto por aprender que gran parte de las generaciones venideras lastran.  En muchas ocasiones, estaríamos hablando de jóvenes que pasan horas incontables al frente de televisiones, ordenadores, móviles y consolas o, por otro lado, el otro perfil de alumnos; los que empiezan a pasar horas y horas (muchas) en la calle, y a saber haciendo el qué.

En otras ocasiones, no es cuestión de pérdida de tiempo o de mala gestión vista desde el pasotismo, sino del mal uso, o uso descompensado, de lo más preciado que tenemos: el tiempo, algo que debemos de aprender desde muy pequeños.

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No siempre el esfuerzo realizado y el resultado obtenido son recíprocos. A lo mejor se esfuerzan, pero no cosechan lo que deberían o les gustaría; ineficiencia de estudio, invertir tiempo de más en cosas que no lo requieren, sufrir inseguridades que les hacen pensar que no rinden lo suficiente o, entre otras causas, miedos.

¿Qué hacer?

Para el primer caso expuesto, para los pasotas, en primer lugar es muy importante hablar con ellos seriamente y hacerles ver la importancia que tiene la perseverancia en la práctica de la música, invitarles a que hagan una autocrítica del uso que hacen de las tecnologías y hacerles ver si desean o no seguir aprendiendo música. En este último caso, es importante hacerles ver todos los beneficios que la música les puede aportar en sus vidas (aquí es muy importante el papel motivador del docente como guía). Además, se puede aprovechar para realizar una importante enseñanza y ejemplificación de valores personales.

LA HUMILDAD COMO VALOR TRANSVERSAL EN LA MÚSICA

En el segundo, el de los quiero y no puedo (supuestamente, y aunque eso dicen muchos, pero mienten) hay que ayudarles a saber cómo gestionar el estudio de las tareas musicales en épocas o momentos más complicados y de estrés y agobio. Para ello, se pueden realizar cuadrantes de estudio semanal, ayudar a organizarse las tardes haciendo listas de actividades y responsabilidades y, también, enseñarles a cómo usar la música como herramienta de distensión, relajación y evasión de otras tareas más estresantes como por ejemplo, dedicarle unos minutos a tocar en el descanso del estudio preparatorio de un examen con un duro temario.

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Docentes, hay que aliarse con los padres: hablar con ellos de los posibles problemas que pueda presentar su hijo, ofrecerles asesoramiento y consejo desde la experiencia, informales de cómo y por qué deben ayudar a su hijo a que siga su camino en el aprendizaje de la música, guiarles a cómo no desvincular las actividades de música de sus responsabilidades académicas y, por encima de todo, llegar a conseguir que confíen en ti, el profesor de música, como una pieza clave e indispensable en la educación integral de sus hijos.

CONCLUSIÓN

Probablemente, piensen que dicho análisis es demasiado profundo y tremendista para un hecho tan insignificante como a algunos le puede parecer la situación supuesta, pero, en realidad, es una inmejorable situación para hacer pedagogía de la experiencia, pudiendo hacer crecer y aflorar excelentes valores de los cuales, por supuesto, se verá beneficiado más allá de la música y a lo largo de toda su vida.

Por otro lado, puede que en un principio, y sobre todo para los menos experimentados, de respeto el meterse en cómo una familia debe gestionar la formación y educación de sus hijos, pero yo opino que hay que dejarse aconsejar por aquellos que se dedican a trabajar con ellos, con los que tratan día a día a cientos, ya que para algo son profesionales de la educación.

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No son nuestros hijos, pero también queremos lo mejor para ellos, y hablo en plural, porque mi incluyo plenamente. Trabajan con múltiples de casos, perfiles e individuos distintos y similares a la vez, teniendo una perspectiva global del sector y de las materias primas, lo cual ayuda a detectar los posibles problemas con efectividad y a plantear diversas y ya experimentadas formas de cómo solucionarlo.

En cambio, si se ignora, comprende y/o cede, no estamos haciendo, para nada, un favor al alumno, ni a su familia, ni a la educación musical.

Todo sea por una mejora de la calidad y valor de la enseñanza musical en escuelas de música y conservatorios, concienciación de profesores, padres, madres, instituciones y alumnos, y de que nuestra labor pueda alcanzar la magnitud que puede, debe y merece.

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Eduardo Sánchez-Escribano García de la Rosa.

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Hace unas semanas, me surgió la inquietud de averiguar cómo se realizan los tan virales vídeos multipista que tanto circulan por las redes sociales. Cómo no pudo ser de otra manera, me propuse elaborar el mío como experimento personal. El resultado fue el siguiente: una experiencia gratificante, divertida y altamente provechosa, ya que he descubierto en primera persona cuáles son los beneficios que podemos adquirir si nos proponemos adquirir las competencias musicales, pedagógicas y tecnológicas necesarias para su elaboración.

[VÍDEO] “STAND BY ME” (MULTIPISTA PARA 4 TUBAS)

Para la enumeración de los beneficios, lo he estructurado en 30 diferentes razones por las que creo que deberías de aprender a grabar vídeos multipista:

 

10 RAZONES PARA ESTUDIANTES/ALUMNOS DE MÚSICA

1- DESARROLLO MUSICAL Y TÉCNICO:

A la hora de realizar grabaciones multipista los estudiantes tendrán que tomar conciencia de todos los elementos que interactúan a la hora de componer, arreglar e interpretar música (ritmo, melodía, armonía, forma, timbre, etcétera). Esto les permitirá desarrollar de una forma más completa sus habilidades como músico e independientemente del instrumento que practiquen, ya que, dependiendo del instrumento que se estudie,  se tienden a desarrollar desigualmente el dominio de los diferentes elementos que integran la música.

2- MOTIVACIÓN EN EL AULA:

Salir de las actividades y ejercicios rutinarios, aunque no por ello menos importantes, puede resultar una gran inyección de motivación. Abordar, por ejemplo, una de nuestras canciones favoritas y llevar a cabo una grabación multipista con nuestro instrumento (con todo lo que musicalmente ello conlleva) es una excusa perfecta y divertida para poner en práctica todos nuestros conocimientos y habilidades musicales.

3- AUTOCRÍTICA:

Tanto en el proceso de composición, ensayo y grabación, como en el de edición y consumo de nuestro vídeo, tendremos que exponernos a un feedback continuo, es decir, a una serie de mecanismos que nos ayudan a analizar lo ocurrido o materializado y, al procesarlo, intentamos aprender de ello y mejorarlo respecto a la vez anterior. Para ello, es absolutamente necesario el desarrollo de habilidades reconocimiento de nuestros fallos, aciertos, fortalezas y debilidades o, en otras palabras, de autoconocimiento, uno de los componentes de la inteligencia emocional.

4- ARREGLOS MUSICALES:

A no ser que tengas alguna otra motivación extrínseca o te obliguen a ello académicamente, La mayoría de los músicos no se para a pensar en cómo y por qué se hace un arreglo musical hasta que necesita escribir uno. Si desde que tenemos unos conocimientos básicos se empiezan a realizar composiciones y/o instrumentaciones, es muy probable que esos alumnos (con asesoramiento y ayuda del profesor) adquieran una más dilatada y temprana aptitud al respecto.

5- USO DE LAS TIC:

Las TIC (tecnologías de la información y la comunicación) están ahí y son muy amigas de los profesores, de los alumnos y de todo aquél que se les pongan por delante. Las grabaciones multipista, con sus correspondientes herramientas y necesidades tecnológicas y digitales, son un ejemplo más de uso creativo, eficiente y aplicado de las nuevas tecnologías y la esfera 2.0 en el aula de música, además de como medio de estudio y aplicación de lo aprendido en las clases.

6- EXCUSA PARA QUEDAR CON OTROS MÚSICOS:

Plantearse la producción de un vídeo o audio multipista puede hacer que nos reunamos con otros músicos o estudiantes de música. Bien por iniciativa propia o por necesidad debido al planteamiento que hayamos dibujado en nuestra mente, podemos quedar con otros para hacer música. En realidad, ¿podríamos considerarlo una nueva forma de hacer música de cámara?

7- CREATIVIDAD:

La música, en conjunto con la tecnología, puede resultar una poderosa herramienta para dar rienda suelta a nuestra creatividad. Desde el momento que planteamos y realizamos los arreglos, hasta en el último instante de la edición del vídeo, estaremos continuamente siendo partícipes en un proceso de toma de decisiones, tanto racionales como puramente creativas y producto de nuestra imaginación, gustos e inclinaciones musicales y manejo tecnológico.

8- CONCIENCIA TECNOLOGICO-DIGITAL:

Todo el potencial que tienen las nuevas tecnologías para crear contenidos, construir redes y hacer el bien, en general,  lo tienen también para todo lo contrario. De esta forma, el hecho de que nos embarquemos en proyectos basados en ser, a posteriori, difundidos en plataformas y redes sociales es una oportunidad inmejorable para ser conscientes del alcance que estos medios guardan tanto, como ya he mencionado, para hacer el bien como para destruir.

9- ESPÍRITU ARTÍSTICO:

El excesivo, y a veces exclusivo,  enfoque técnico que frecuentemente se da a clases instrumentales puede alejarnos de algo tan básico como que, por encima de todo, la música es un arte y los estudiantes de música, por lo tanto, proyectos de artista. Cuando un estudiante se ve participando en un vídeo musical, como otros cientos de ellos que habrá visualizado ya en internet, es una buena oportunidad para hacer aflorar o reforzar ese espíritu; sentirse artista y disfrutar creando, interpretando y difundiendo algo que has creado.

10- UNA RAZÓN MÁS PARA APLICAR NUESTROS CONOCIMIENTOS Y HABILIDADES:

Algo muy común en los estudiantes de música, sobre todo los que no cursan estudios profesionales, es que, cuando no tienen ninguna “tarea” encomendada por el profesor, no suelen practicar con sus instrumentos. Aprender a producir vídeos musicales, multipista o no, puede ser un incentivo para sacar el instrumento de la funda y emplear todos nuestros conocimientos y habilidades.

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10 RAZONES PARA PROFESORES/DOCENTES DE MÚSICA

11- RECURSOS PARA EL AULA:

El aula de música es, o debe de ser, un espacio dinámico y motor de la creatividad. Todos los recursos y herramientas que poseamos son pocas, por ello, tener los medios y conocimientos necesarios para llevar a cabo este tipo de actividades es un factor clave y estratégico para salir de la rutina o realizar proyectos audiovisuales en conjunto con tus alumnos.

12- DAR VISIBILIDAD A LAS ACTIVIDADES REALIZADAS:

Hacer llegar a otras personas las actividades que se realizan en tu aula puede ser un factor de distinción y realmente motivador. Al darle visibilidad con, por ejemplo, este tipo de material audivisual, podemos hacer que otros alumnos potenciales y posibles interesados se decanten por iniciarse en el mundo de la música y, si es con nosotros, mucho mejor.

13- INCULCAR UN BUEN USO DE LAS TECNOLOGÍAS Y MEDIOS DIGITALES:

Para los docentes, crear contenidos junto con nuestros alumnos es una oportunidad para inculcar buenos hábitos y usos de las nuevas tecnologías y medios, sobre todo que, según evoluciona el sector tanto de la música como de la educación, estamos destinados a tener, sí o también, presencia en internet y las redes sociales, pero no todo vale, y ésta es una buena forma de intentar inculcar unas sanas prácticas.

14- FOMENTA LA COOPERACIÓN ENTRE LOS ALUMNOS:

Adentrarse en la grabación de un proyecto multipista es, ante todo, una inmejorable oportunidad para plantearlo como un trabajo de cooperación grupal. Para llevarlo a cabo, hay muchas funciones, desde el planteamiento, los arreglos, la maquetación, la edición, etcétera. Todas ellas pueden y deben de ser repartidas en torno a los intereses y potencial de los alumnos, y si puede ser entre ellos mismos, mucho mejor. ¡A trabajar!

15- NUEVOS MÉTODOS DE EVALUACIÓN:

Todo aquél que haya tenido que evaluar o convertir en números la consecución o alcance de objetivos en algo tan subjetivo como puede llegar a ser la música, sabe que, si lo quieres hacer todo lo bien que puedas y de la forma más justa, es difícil. De tal forma, este tipo de proyectos audiovisuales pueden servirnos como herramienta alternativa de evaluación para alguno de los parámetros que se suelen cuantificar o, quizás, elaborar otros nuevos y propios. ¿Por qué no?

16- PRESTIGIO COMO DOCENTE

Alumnos motivados, otros profesores interesados en las actividades que realizas en tu aula, buen posicionamiento en el sector, estar al tanto de las últimas metodologías y herramientas didácticas y otra pila de razones desembocarán, sin ninguna duda, en un mayor prestigio como docente, tanto dentro de tu centro de trabajo como a nivel global. Este incremento se verá reflejado automáticamente en una mayor demanda de alumnos a los que enseñar y una revalorización de tu figura como profesor para tus actuales educandos.

17- ARREGLOS MUSICALES:

Es probable que a la hora de proveernos de arreglos para nuestras clases, sobre todo cuando queremos realizar alguna actividad en conjunto o para audiciones, recurramos a páginas de internet, favores de amigos o, simplemente, mendigando por ahí algún puñado de partituras para “salir del paso”. Tener unas mínimas habilidades y conocimientos para realizar instrumentaciones es un recurso muy valioso como docente; te hará más libre y creativo, ampliarás tus competencias como músico y tendrás algo más que enseñar. Otra inmejorable excusa para adentrarte en el mundo de las multipistas.

18- MOTIVACIÓN EN EL AULA:

Imagínese la situación en la que muestras un ejemplo de vídeo prototipo como los que quieres ejecutar a tus alumnos, la reacción será la siguiente: “¡Qué guapo!, ¿de verdad vamos a hacer eso?, si sale bien, ¿lo podremos subir a internet?, etcétera. ¿Hay algo que denote más motivación por este tipo de actividades que este tipo de preguntas o comentarios?

19- ACTIVIDADES EXTRACURRICULARES:

Al igual que otras actividades como excursiones a conciertos o exposiciones, audiciones, talleres alternativos o invitar a otros profesores a tus clases, organizar alguna grabación con varios alumnos ayuda a salir un poco de la (a veces) encorsetada rutina académica y de la inercia de las clases semanales. Un soplo de aire fresco a tu planificación y calendario del curso nunca viene mal.

20- PEDAGOGÍA DE LA EXPERIENCIA:

Como ya he comentado en líneas anteriores, son muchas y muy variadas las competencias que hay que poner en marcha para producir un vídeo de estas características. Nosotros, los profesores de música, que conocemos, o al menos deberíamos conocer, las debilidades y fortalezas de nuestros alumnos, podemos enfocar el tipo de música o la función encomendada a cada alumno para estimular alguna habilidad o solventar alguna deficiencia que éstos muestren de forma estratégica. Después, al acabar y para reforzar el proceso de experiencia-aprendizaje, es necesario hablar de todo lo vivido y no permitir que el proyecto llevado a cabo no sea aprovechado como se merece desde el punto de vista pedagógico. En resumen, una inmejorable oportunidad para hacer pedagogía de la experiencia.

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10 RAZONES PARA PROFESIONALES DE LA MÚSICA

21- AUTOCRÍTICA:

Nadie se conoce mejor, musicalmente hablando, que los propios músicos. Muchas horas de cabina, de escalas, de afinador, metrónomo y espejo, pero cuando nos grabamos, viéndonos y escuchándonos desde fuera, siempre hay pequeños (o grandes) detalles que en nuestro estudio o interpretaciones rutinarias no percibimos. De esta forma, y a pesar de nuestro ego y amor propio musical, embarcarnos en este tipo de proyectos puede hacernos de mejorar, ya que desde la otra perspectiva todo se ve todo distinto (timbre, ritmo, afinación, musicalidad, “vicios” técnicos, postura corporal, además de otro largo etcétera).

22- UNA RAZÓN MÁS PARA CREAR, INTERPRETAR Y EXPERIMENTAR:

No siempre estamos motivados para utilizar nuestro instrumento y hacer música. Sobre todo, al finalizar la etapa académica, desenfundamos, hacemos alguna rutina técnica y, ¿luego qué?. Ya no tienes conciertos que obligatoriamente sacar adelante con fecha de caducidad y quizás no tengas ninguna audición profesional prevista a corto plazo. Esta puede ser una razón más para hacer música y usar tu instrumento para lo que más te gusta y llevas tantos años preparándote; distinto pero igual de válido.

23- SER MEJOR PROFESOR:

Absolutamente, la práctica totalidad de los músicos han impartido, o lo harán en un futuro, clases. Cada vez la educación es más exigente y todas las herramientas son válidas para ser mejor profesor (Véase las 10 razones descritas previamente). ¿Quieres ser mejor profesor o eres de esos que piensa que cualquier cosa vale?

24- VISIBILIDAD Y REPUTACIÓN ONLINE:

Si la presencia online es vital hoy en día para cualquier tipo de profesional o empresa, lo es mucho más para los músicos. Este tipo de vídeos pueden ayudar a incrementar tu presencia en las redes y tu reputación y posicionamiento en el sector, o todo lo contrario, así que cuidado y mima tus productos y lo que difundes, porque no todo vale. Recuerda, músico, tú eres tu propia empresa.

25- DESCUBRIR Y CULTIVAR NUEVOS ESTILOS:

Probablemente, no toda la música o estilos son susceptibles de ser cogidos como referencia para ser convertidos en multipista. A lo mejor, necesitamos (o nos surge la necesidad) salir de nuestra zona de confort estilística para grabar nuestros vídeos o, por lo contrario, llegamos a profundizar en algún tipo de música que teníamos abandonado. Sea como fuere, descubriendo o ahondando, nos hará de ampliar nuestras competencias musicales.

26- NETWORKING:

Sumado a lo expuesto en la razón nº24, nuestro “coqueteo” con la elaboración de contenidos audiovisuales puede hacernos conectar con otros músicos o profesionales de otros sector relacionados o, también, dejar de ser invisible para aquellos que si lo éramos. Nuevas relaciones pueden traducirse en nuevos proyectos, más y nuevos trabajos, y así sucesivamente. ¿A qué esperas?

27- VALORAR ACTIVIDADES Y PRODUCTOS AJENOS:

A mí, personalmente, al menos me ha ocurrido. Nunca pensé la elaboración y complejidad que puede guardar realizar un proyecto, por sencillo que lo plantees, de estas características. Ahora, tras experimentarlo en mis propias carnes, veo un producto similar y me infunde mucho más respeto y admiración que antes de practicarlo en primera persona. Cómo casi todo en la música, tiene mucho más valor y esfuerzo intrínseco que lo que aparenta a primera vista.

28- CONTENIDOS PARA NUESTRAS REDES SOCIALES:

Te haces un perfil profesional (Facebook, Instagram, Twitter, Youtube, etcétera) en distintas redes sociales (por la razón que sea) y, ¿después qué? Estos contenidos tienen un potencial de difusión tremendo y resultan un material inmejorable para darle vida a nuestras comunidades online. ¡Viraliza tu música!

29- EXPONERSE A OPINIONES DE TERCEROS:

Un tema áspero pero necesario de poner sobre la mesa. Saber criticar constructivamente y encajar críticas es algo esencial en el mundo de la música profesional, donde a veces la humildad es un elemento obviado. Cuando grabas, editas y difundes un vídeo en que eres el (co) protagonista, necesitarás desarrollar esta habilidad porque estarás expuesto tanto a críticas, negativas o positivas, como a todo tipo de diversas opiniones, musicales o no, como, por ejemplo, podrás ser tachado de ejercer el famoso y actual “virus del postureo”. De la misma manera y ante todo, estarás forjando tu personalidad como artista, estarás dando rienda suelta a tu creatividad y, por supuesto, pasarás un buen rato elaborando y disfrutando tus vídeos.

30- PRÁCTICA MUSICAL INTEGRAL:

Dependiendo el instrumento/s que dominemos, es posible que hayamos desarrollado algunas habilidades o conocimientos musicales por encima de otros. En mi caso y como ejemplo, como tubista, puede que haya tenido menores oportunidades de elaborar e interpretar melodías, básicamente, por la naturaleza de mi instrumento y su funcionalidad tradicional dentro de las agrupaciones. En cambio, siento que tengo una gran seguridad al a hora de soportar el peso rítmico y armónico de una gran agrupación perfil que, a lo mejor, un flautista cumple de forma inversa. Si elaboras e interpretas un vídeo en el que tú mismo tengas que protagonizar todos los elementos musicales, puede que, además de ser consciente de cómo se construye el fenómeno musical, amplíes tus habilidades musicales.

Si te han entrado ganas de aprender cómo se realizan los vídeos multipista y quieres vivir la experiencia de protagonizar el tuyo propio, te invitamos Pablo Gallego (ingeniero de sonido e imagen y trompetista) y un servidor el próximo sábado 8 de abril de 2017 al TALLER DE GRABACIÓN MULTUPISTA que hemos preparado en la Escuela Municipal de Música de La Guardia (Toledo).

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Eduardo Sánchez-Escribano García de la Rosa.

 

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