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COLEGIOS MUSICALES (1/2) Todo sobre los CENTROS INTEGRADOS DE MÚSICA: Estado, clasificación y trayectoria.

Hace ya mucho tiempo que quería abordar esta temática en profundidad por aquí, y no es otra que la de los Centros Integrados de Música y Enseñanzas Generales -en adelante, CIM-, unos grandes desconocidos dentro del sistema educativo de España.

Como es un tema amplio y del que poseo bastante información, voy a proceder a presentar la información en dos entregas diferenciadas:

 (1/2) Descripción, análisis, clasificación y trayectoria de este tipo de enseñanzas dentro del sistema educativo de España en la actualidad.

(2/2) Valoración, opinión y experiencias de la comunidad educativa sobre los CIM

Este primer post (1/2) está basado en un capítulo de libro que publiqué en la Editorial Dykinson junto al Dr. Felipe Gértudix, Profesor Titular y Vicedecano de la Facultad de Educación de Toledo y, a su vez, el que fue director y tutor de mi etapa como doctorando en la universidad. Asimismo, dicho trabajo fue también presentado en formato de comunicación científica en el XIII Congreso Internacional de Educación e Innovación, organizado por la Universidad de Granada en diciembre de 2019.

Podéis acceder a la publicación íntegra y la correspondiente bibliografía empleada en su elaboración en las diferentes redes sociales académicas en las que tengo presencia:

RESEARCHGATE.COM: https://cutt.ly/ezv5eck

ACADEMIA.EDU: https://cutt.ly/Uzv5RdO

Si queréis citar en vuestros trabajos esta información, podéis usar la siguiente referencia (APA 7ª):

Sánchez-Escribano, E., & Gértrudix, F. (2019). Estado de la enseñanza integrada de música en España: concepto, clasificación y trayectoria de los centros integrados de música. En T. Sola, M. García, A. Fuentes, A. M. Rodríguez-García, & J. López, Innovación Educativa en la Sociedad Digital (págs. 2106-2120). Madrid: Dykinson S.L.

¿QUÉ INFORMACIÓN ENCONTRARÁS EN ESTE POST?

  1. Antecedes y trayectoria histórica de los CIM dentro del sistema educativo de España
  2. ¿Qué es un CIM? Definición y características
  3. ¿Qué no es un CIM? Ejemplos
  4. ¿Dónde encontrarlos? CIM que se encuentran en funcionamiento en la actualidad
  5. Clasificación y tipos de CIM
  6. Nuevos proyectos de CIM que están en marcha
  7. Proyectos frustrados de CIM
  8. Conclusión

1) ANTECEDES Y TRAYECTORIA HISTÓRICA DE LOS CIM DENTRO DEL SISTEMA EDUCATIVO DE ESPAÑA

A lo largo de la historia se han llevado a cabo experiencias muy interesantes y fructíferas en cuanto a la integración de la música como disciplina dentro del currículo escolar. La creación de centros integrados de música, o de especialización curricular, es una fórmula educativa con gran tradición en países europeos con una larga andadura en el campo de la educación musical y que han cosechado excelentes resultados.

En España, la LOGSE (1990) -una afamada legislación educativa-, trajo consigo una reestructuración de las Enseñanzas Elementales y Profesionales de Música y Danza impartidas en los conservatorios. En este nuevo planteamiento, si hizo coincidir estos estudios artísticos con los respectivos tramos de edad en la que los alumnos cursan los estudios generales -respectivamente, Educación Primaria, ESO o Bachillerato.

Por todo ello, y dado a que se incrementó bastante la carga lectiva de aquellos alumnos compaginaban ambos estudios, se hizo imprescindible incrementar las medidas que hicieran posible conciliar ambos estudios, como son las convalidaciones, las adaptaciones curriculares y, sobre todo, los CENTROS INTEGRADOS DE MÚSICA -CIM-.

De hecho, hasta en el propio texto legislativo hace referencia explícita a la creación de este tipo de centro como una de las principales medidas de simultaneidad.

[Art 41.1 Las Administraciones educativas facilitarán al alumnado la posibilidad de cursar simultáneamente las enseñanzas de música o danza y las de régimen general. A este fin se adoptarán las oportunas medidas de coordinación respecto a la organización y ordenación académica de ambos tipos de estudios que incluirán, entre otras, las convalidaciones y la creación de centros integrados] (LOGSE, 1990).

Entonces, desde la década de los noventa algunas Administraciones educativas han abogado por la creación y/o proyección de nuevos CIM. De tal forma, comunidades como Aragón, la Comunidad de Madrid, Islas Baleares, Cataluña o Comunidad Valenciana, se han sumado al fenómeno de los CIM.

No obstante, años más tarde de la promulgación de la LOGSE (1990), resulta curioso observar el hecho de que la creación de CIM en todo el país no pasaba de ser una simple anécdota. Es más, unos diez años más tarde de este hecho, solo tres CIM estaban en funcionamiento y treinta años después son solo diez los centros que imparten este tipo de enseñanzas en España. Sin embargo, en breve habrá que añadir otros tantos proyectos de CIM que se están fraguando en la actualidad.

2) ¿QUÉ ES UN CIM? DEFINICIÓN Y CARACTERÍSTICAS

Según la normativa vigente, un CIM es aquel en el que se imparten enseñanzas de régimen general y especial de forma conjunta, adicionando ambas enseñanzas, pero sin articulación curricular entre ellas.

En otras palabras, un CIM es aquel centro en el que se pueden estudiar los estudios generales obligatorios (Educación Primaria, ESO y Bachillerato) y los estudios musicales reglados (Enseñanzas Elementales y Profesionales. Es como un colegio/instituto y un conservatorio al mismo tiempo. Un 2×1.

En el caso de los estudios musicales reglados (y de danza también), la correspondencia y simultaneidad estipulada con las enseñanzas obligatorias es la expuesta en la siguiente tabla.

 Tras analizar todos los centros integrados de música que funcionan en la actualidad en España, así quedarían recopiladas y sintetizadas sus características generales:

  1. Integración dentro del mismo centro educativo de las enseñanzas de régimen general -primaria, secundaria y/o bachillerato- y las enseñanzas artísticas de régimen especial -elemental y/o profesional de música y/o danza-.
  2. Estarinscrito en elRegistro Nacional de Centros Docentes no Universitarioscomo: Centro Público Integrado de Música y Enseñanzas de Régimen General o Centro Privado Integrado de Música y Enseñanzas de Régimen General.
  3. Horario escolar integrado de ambas modalidades de enseñanza (artísticas y generales).
  4. Claustro docente mixto integrado por el profesorado de ambas modalidades de enseñanza.
  5. Doble tutor: cada alumno que curse educación musical integrada tendrá dos tutores, uno encargado de la enseñanza general y otro de la musical.
  6. Necesidad de haber superado la prueba de acceso correspondiente al curso de enseñanzas musicales en caso de optar a matricularse en cursos intermedios.
  7. Necesidad de promocionar en ambas modalidades de estudio que se simultanea –general y artística- para superar el curso académico y promocionar al siguiente.
  8. Compaginación curricular: extensión de las horas de música impartidas -hasta alcanzar las del currículo de enseñanzas musicales- y convalidación de las asignaturas de educación musical correspondientes a cada etapa de la enseñanza general. Además, posibilidad de convalidar las asignaturas optativas y/o de libre disposición del centro.
  9. Disposición de profesores especialistas y titulados para cada especialidad instrumental según requieren las enseñanzas musicales regladas de régimen especial.
  10. Instalaciones específicas y adaptadas a lo que la normativa vigente determina para las dos modalidades de enseñanza que confluyen en el mismo centro.

3) ¿QUÉ NO ES UN CIM? EJEMPLOS

Después de exponer lo que sería un CIM, y dado que es un concepto que puede suscitar confusión, es oportuno profundizar en lo que NO es un CIM.

Asimismo, he detectado tres tipos de centro o modalidades de compaginar ambas enseñanzas susceptibles de ser identificadas como CIM, pero que, en realidad, no lo son:

  • Centros con programas de integración musical no reglados

Aquellos que imparten curricularmente programas de música instrumentales distintos a los impartidos comúnmente en las enseñanzas generales. Son planteados como alternativa en materia de música dentro de la enseñanza general, no obstante, el currículo que ofrecen no se corresponde con el de las Enseñanzas de Régimen Especial. El CP Vázquez de Mella (Pamplona) o aquellos en los que se use el sistema Yamaha  ClassBand, sirven de ejemplo.

[ENTRADA RECOMENDADA] https://musicthinkshout.com/2020/04/30/yamaha-classband-otra-educacion-musical-ha-llegado-al-sistema-educativo/

  • Centros que ofrecen cursar enseñanzas musicales regladas de forma extraescolar

Aquellos -normalmente de titularidad privada- que aprovechan sus instalaciones e infraestructuras para ofrecer dentro de su oferta educativa enseñanzas musicales regladas autorizadas. Los alumnos del centro pueden acceder a ellas de forma optativa y extraescolar, además, también están abiertos a estudiantes que no cursan las enseñanzas generales en el mismo centro. A pesar de compartir espacio e incluso, en algunas ocasiones, puede que tengan horarios integrados, las enseñanzas se cursan de forma paralela e independiente. Los alumnos suelen poder convalidar asignaturas por cursar ambos estudios.

  • Centros con programas de compaginación intercentros

Es muy común encontrar centros en los que se desarrollen programas de coordinación entre conservatorios y centros de enseñanza general, normalmente de ESO y bachillerato, etapas dónde compaginar estudios resulta más difícil. Las características comunes de estos programas son: convalidaciones de asignaturas optativas y/o de libre elección, coordinación entre equipos directivos para la confección de horarios y evaluaciones, habilitar espacios -físicos y temporales- para el estudio.

4) ¿DÓNDE ENCONTRARLOS? CIM QUE SE ENCUENTRAN EN FUNCIONAMIENTO EN LA ACTUALIDAD

Los CIM que están funcionando en España actualmente, ordenados cronológicamente de más a menos antiguo, son los siguientes (*):

  1. 1997 IEA Oriol Martonell (Barcelona)
  2. 1997 Unión Musical de Lliria (Lliria, Valencia)
  3. 2001 Escolanía de Montserrat (Montserrat, Barcelona
  4. 2003 CIM Padre Antonio Soler (San Lorenzo del Escorial, Madrid)
  5. 2006 CIEM Federico Moreno Torroba (Madrid)
  6. 2008 Ágora Portals International School (Portals Nous, Baleares)
  7. 2010 CIEP Son Serra (Sa Vileta, Baleares)
  8. 2012 Escolanía de Lluc (Lluc, Baleares)
  9. 2015 Josep Obrer II (Palma de Mallorca, Baleares)
  10. 2016 CIEP Simó Ballester (Manacor, Baleares)

(*)Cronología confeccionada a partir de la adquisición de condición de Centro Público o Privado de Enseñanzas Musicales y Enseñanzas de Régimen General, excluyendo aquellos periodos en los que los centros han realizado fases de experimentación antes de institucionalizarse en un nuevo tipo de centro.

5) CLASIFICACIÓN Y TIPOS DE CIM

Tras realizar un análisis de los CIM que funcionan en la actualidad en España, proponemos una clasificación de los mismos que atienda a los siguientes criterios:

Según la etapa de integración ofertada:

  • CIM Elemental: Enseñanza Elemental de Música y Educación Primaria.
  • CIM Profesional: Enseñanza Profesional de Música y ESO-Bachillerato.
  • CIM Completo:oferta la integración en ambas etapas; Elemental y Profesional.

Según la titularidad del centro:

  • Centro Público Integrado de Música y/o Danza y Enseñanzas de Régimen General: Pertenecientes y gestionados por la Administración educativa pública.
  • Centro Privado Integrado de Música y/o Danza y Enseñanzas de Régimen General: Pertenecientes y gestionados por entidades privadas. Algunos de ellos tienen conciertos educativos con la Administración. Por ello, hay dos subtipos:
  1. Totalmente privados: todas las etapas y modalidades educativas ofertadas por el centro son íntegramente privadas
  2. Privados con concierto educativo en las enseñanzas generales: el centro disfruta de concierto educativo en las enseñanzas de régimen general pero no en las de régimen especial.

Según el origen de su composición o transformación:

  • Conservatorios que se convirtieron en CIM:conservatorios que integraron en sus estructuras y proyectos educativos aulas de enseñanza general.
  • Colegios o institutos que se convirtieron en CIM: centros de enseñanzas de régimen general que integraron en sus estructuras y proyectos educativos, de forma total o parcial, enseñanzas artísticas -musicales- de régimen especial.
  • Centros originalmente integrados:centros que, en el momento de su constitución ya estaban diseñados como CIM -de forma total o parcial-.

Según su dedicación a las enseñanzas integradas

  • CIM intensivos: aquellos en los que íntegramente todo el alumnado cursa y compagina estudios musicales reglados y generales.
  • CIM parciales: aquellos en los que solo una parte del alumnado cursa y compagina estudios musicales reglados y generales. Encontramos tres subtipos:
  1. Conservatorio integrado: en ellos, aparte de poder cursar estudios integrados de música, se pueden cursar solo estudios musicales regalados ya que también funciona como conservatorio.
  2. Colegio-Instituto integrado: en ellos, aparte de poder cursar estudios integrados de música, se pueden cursar solo enseñanzas de régimen general, ya que también funciona como solo colegio o instituto.
  3. CIM flexible: en ellos, se puede elegir cursar diferentes opciones: estudios integrados, solo enseñanzas musicales -y las generales dentro del mismo centro o en otro- o solo enseñanza general -y cursar o no enseñanzas musicales en el mismo centro u otro-.

A modo de resumen, se puede consultar en la siguiente tabla a qué tipología atiende cada uno de los CIM de los que están actualmente en funcionamiento.

6) NUEVOS PROYECTOS DE CIM QUE ESTÁN EN MARCHA

En estos mismos momentos, se están llevando a cabo nuevos proyectos de CIM. Dentro de éstos, encontramos tanto a conservatorios que desean integrar aulas de educación general a su oferta educativa, como varios colegios que están ya en fase de incorporar las enseñanzas musicales regladas en los currículos de Educación Primaria.

  • ARAGÓN – Programa Experimental de Innovación de Integración Curricular de Música en Educación Infantil y Primaria: Esta iniciativa consiste en la transformación de cinco colegios de Educación Primaria en CIM a lo largo de todo Aragón. Sin duda, me parece un proyecto muy interesante, pero, como ya he comentado, dejaremos la parte de la valoración y las opiniones para el siguiente post (COLEGIOS MUSICALES 2/2). De tal forma, los centros en los que se está llevando a cabo este proyecto son los que se pueden comprobar en la siguiente tabla.
  • TOLEDO – Conservatorio Profesional de Música Jacinto Guerrero de Toledo. Durante el curso 2018-2019, surgió en este centro la idea/proyecto de transformarlo en un CIM. De tal forma, un grupo de profesores ha estado trabajando estrechamente con la Administración con tal fin. Sin embargo, y por la información a la que se ha tenido acceso, integrar un proyecto de CIM, propiamente dicho, sería muy dificultoso por lo que, en una primera fase, estarían trabajando en crear y consolidar programas de simultaneidad con otros centros de secundaria.

7) PROYECTOS FRUSTRADOS DE CIM

Casi treinta años después que la LOGSE abriese la posibilidad de crear este nuevo concepto de centro, varios proyectos han visto frustrado su deseo de convertirse en CIM. Algunos de los proyectos que no han llegado a materializarse son:

  • CIM de Vigo: Dicho proyecto, que tuvo sus inicios en el 1992, cayó en el olvido y no llegó a ver la luz. Más allá de la creación de un único centro, se llegó a proyectar una red de centros de este tipo. Tomaron como referencia centros de otros países como. Centro Integrado de Viana do Castelo (Portugal) y la Manglerud Videregaende Skole (Noruega). Finalmente, cayó en el olvido.
  • CIM de Triana (Sevilla): Propuesta conjunta del Conservatorio Elemental de Triana y el IES Los Viveros. Aquí, se solicitó la concesión del -por entonces- Grado Medio de Música a este conservatorio con el principal fin de ofrecerlo en la modalidad de enseñanzas integradas entre ambos centros. El proyecto avanzó pero, finalmente, no vio la luz, ni en Triana, ni en otros centros sevillanos en los que se intentó materializar la idea.
  • CIM de Bilbao: El Departamento de Educación del Gobierno Vasco llegó incluso a dar su visto bueno para para la conversión del Conservatorio Juan Crisóstomo Arriaga en un CIM en un proyecto se llevaría a cabo en un nuevo edificio a partir del curso 2002-2003. Al igual que en los otros casos, el proyecto fue paralizado por la Administración y no llegó a realizarse.

8) CONCLUSIONES

Después de haber estado investigando muy en profundidad sobre este tema, extraigo 3 principales conclusiones sobre el estado y trayectoria de los CIM dentro del sistema educativo español:

  1. Existe una gran confusión respecto al concepto de CIM y a su denominación: he encontrado una gran cantidad de centros que se autodenominan como tal, pero no reúnen las características necesarias y estipuladas para ello.
  2. Es un tipo de centro muy poco difundido, y no solo a nivel educativo general, sino también dentro del sector de la educación musical. Muy pocas personas conocen la existencia de este tipo de centros.
  3. No hay apenas información y bibliografía al respecto
  4. Clara singularidad de cada centro. Muy pocos centros presentan la misma estructura y oferta.
  5. Existe una clara desigualdad territorial en cuanto al acceso a este tipo de enseñanzas en España, ya que en algunos puntos muy concretos, como Mallorca, Cataluña o Madrid -y muy pronto Aragón también- existen varios de estos, pero en el resto de comunidades no hay ninguno.

Y hasta aquí la primera entrega de COLEGIOS MUSICALES.

Si te ha resultado interesante y quieres saber más sobre el funcionamiento en la práctica de estos centros, y la experiencia real de su comunidad educativa, no te pierdas el siguiente post que publicaré en unos días.

También, podrás encontrar este contenido en formato vídeo en mi canal de Youtube.

Gracias por la lectura y visita. Si te ha interesado, te recomiendo que COMPARTAS, para que otros puedan acceder a su lectura, que COMENTES, si tienes algo que añadir u opinar (me interesa tu opinión) y que te HAGAS SUSCRIPTOR/A POR CORREO ELECTRÓNICO (parte superior de la columna derecha) y así no te perderás ninguna de las actualizaciones.

Eduardo Sánchez-Escribano García de la Rosa.

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INSTRUMENTOS MUSICALES DE PLÁSTICO: LA REVOLUCIÓN DIDÁCTICA DEL VIENTO-METAL

Algo viene ocurrido desde hace pocos años y que antes solo se podía ver en los mercadillos de las ferias: instrumentos musicales de plástico y de colores, pero con una diferencia, ahora no se compran en el puesto de las almendras garrapiñadas, sino en tiendas de música especializadas. Tampoco son luminiscentes y con los pistones ficticios, pues suenan de verdad.

Principalmente, estos instrumentos se caracterizan por:

-Ser capaces de realizar melodías cromáticas (todos los semitonos).

-Conseguir un registro (grave-agudo) similar a los instrumentos de metal.

-Poseer un timbre (calidad del sonido) bastante conseguido y con bastante calidad.

-Ser manejables y ligeros de peso. Aproximadamente, pesan la mitad (o menos) que los metálicos.

-Resistencia a golpes y caídas (cuidado, son duros pero no irrompibles).

Llegados a este punto, y con tal de que conozcáis en profundidad las características técnicas de estos instrumentos, es mi obligación remitir vuestra lectura al gran post que David Muñoz publicó sobre los mismos hace unos meses en su blog. Allí, podréis encontrar mucha información; muy bien explicada y contrastada con profesionalidad.

[TODO SOBRE LOS INSTRUMENTOS DE PLÁSTICO by David Muñoz]

Por la parte que me toca, y desde que adquirí mi primer instrumento de plástico para experimentar con él, llevo una larga temporada queriendo transmitir mi experiencia con éstos. Además, la gente no para de preguntarme por ellos: cómo y por qué los uso, dónde adquirirlos, la relación calidad-precio, saber si merecen la pena, etcétera.

A día de hoy, tengo en mi poder: un trombón (verde), un bombardino (amarillo), una trompeta (roja) y una tuba (negra), es decir, todo el elenco metalero al completo a excepción de la trompa, que parece que se resiste un poco al mundo del “viento-plástico”.

Desde mi punto de vista, el principal uso que se le puede dar a estos instrumentos es íntegramente didáctico y nunca interpretativo (nivel medio-superior), a no ser que queramos hacer uso de su timbre para una obra en concreto o queramos usar sus llamativos colores para un espectáculo musical. No obstante, hay músicos que los usan para tocar por la calle en charangas, pasacalles, etcétera. Imagino que por comodidad, ya que pesan muy poco, o porque no disponen de otro. En estos casos, ten mucho cuidado, porque además de desafinar, también puedes desentonar visualmente con los otros músicos.

En la red existen multitud de vídeos dónde expertos músicos muestran las posibilidades interpretativas de estos instrumentos. Todos ellos coinciden en que los resultados son realmente sorprendentes para lo que, a priori y con prejuicios, se puede esperar de ellos.

 

¿QUÉ BENEFICIOS DIDÁCTICOS NOS APORTAN LOS INSTRUMENTOS DE VIENTO-METAL CONSTRUIDOS EN PLÁSTICO?

ACCESIBILIDAD TÉCNICA:

Sin duda, son los más pequeños (entre 5 y 9 años) los que salen más beneficiados de la incorporación a las aulas de música de estos instrumentos. Entre otros, los beneficios técnicos que aportan son:

– Al pesar, más o menos, la mitad que los construidos en metal, permiten que puedan acceder fácilmente al aprendizaje de estos instrumentos a edades tempranas.

-Pueden ser sostenidos sin problemas mientras practican. Menor fatiga y cansancio corporal.

-Crean autonomía a la hora de estudiar por su cuenta, ya que no necesitan de la ayuda de un adulto para manipularlo.

-El sonido se produce con  mayor facilidad. Al estar construidos de plástico, el instrumento presenta menor resistencia física y consiguen hacerlo sonar con menos fuerza y presión muscular.

ACCESIBILIDAD ECONÓMICAS:

Otra gran ventaja que presentan es que son bastante asequibles desde el punto de vista económico. A pesar de que existen distintos modelos y marcas, son todos muy parecidos y ofrecen resultados similares. Dependiendo del instrumento y color (el resultado es el mismo pero los precios pueden variar), y para que os hagáis una idea, en Amazon podréis encontrarlos desde:

TROMPETAS: Yo tengo la Ptrumpet de color roja.

TROMBONES: Yo tengo el Pbone de color verde.

Bombardinos: Yo tengo el PlayLite de color amarillo.

TUBAS: Yo tengo la CoolWind de color negro.

*Todos los instrumentos incluyen boquilla (de plástico también) y funda (blanda). Estos instrumentos están disponibles en Sib (tenedlo en cuenta para las tubas).

Actualmente, y sobre todo en el caso de las trompetas y trombones, también existen multitud de instrumentos construidos en metal que tienen el mismo precio. Obviamente, estos son de gama baja y ofrecen un resultado limitado. Para iniciarse es indistinto, pero, desde mi punto de vista y experiencia, para los menores de 9 años (aproximadamente)  son más recomendables los de plástico por las características antes mencionadas.

En tubas y bombardinos, el salto presupuestario que se da entre los instrumentos de plástico y los de la gama más baja si es considerable, siendo los instrumentos coloridos más asequibles y, en algunas ocasiones, dan hasta mejor resultado que los de metal (afinación, maquinaria, durabilidad, calidad del sonido, etcétera).

 

ATRACTIVO E INDIVIDUALIDAD:

Históricamente, y salvando excepciones, estos instrumentos no han protagonizado las peticiones y deseos de los más jóvenes a la hora de escoger especialidad instrumental. En muchas ocasiones, el principal motivo es porque los conciben como instrumentos inaccesibles por su peso, volumen y aparatosidad, provocando tabúes y prejuicios sobre éstos.

Los instrumentos de plástico, por el conjunto de sus características, provocan una mayor atracción por parte de aquellos que tienen que escoger herramienta para aprender música. De tal forma, al disponer de algunos ejemplares para probar, o incluso para prestar durante los primeros meses de aprendizaje por parte de escuelas o conservatorio de música, puede igualar las posibilidades de que estos instrumentos, tradicionalmente menos elegidos, sean deseados al igual que otros de viento que gozan de mayor popularidad como la flauta travesera, clarinete, saxofón, etcétera. Además, al poder elegir entre varios colores, los más pequeños sienten el instrumento como un pequeño tesoro personalizado.

Actualmente, estoy llevando a cabo un taller de aprendizaje participativo de iniciación instrumental para colegios de primaria y escuelas de música donde uso estos instrumentos como herramienta principal. Después haberlo realizado con más de mil participantes de distintas edades y centros, los resultados están siendo espectaculares, pudiendo comprobar en primera persona no solo como los niños se sienten atraídos por probar estos instrumentos, sino que los manejan a la perfección y, lo más importante, siempre se quedan con ganas de más y me preguntan dónde pueden conseguirlos. Sin duda, suponen una gran herramienta de divulgación musical.

[TALLER PARTICIPATIVO DE INICIACIÓN MUSICAL]

 

 

 

 

EXPLICACIONES Y ACLARACIONES NECESARIAS SOBRE EL USO DE ESTOS INSTRUMENTOS

Hasta ahora todo parece maravilloso en cuanto al uso de los instrumentos de plástico y, en parte, lo es, pero, desde mi punto de vista, hay que tener en cuenta una serie de recomendaciones:

ES UN MEDIO PERO NO UN FIN:

La inclusión de éstos en el aula de viento metal de cualquier especialidad puede llegar a cosechar grandes resultados, pero hay que tener en cuenta que su uso debe ser contemplado como un medio y nunca como un fin, es decir, presentan grandes beneficios para la fase de iniciación pero siempre con la perspectiva de que, según se vaya pudiendo, hay que ir enfocando la práctica instrumental hacia los de construidos metal (el fin).

La adquisición o uso (prestado) de uno de ellos es perfecta para los primeros meses o, si es necesario, años, incluso se puede comenzar a tocar con la boquilla, también de plástico, que traen de serie. De todas formas, lo ideal es usarlos con una buena boquilla de metal en cuanto nos sea posible para el correcto desarrollo técnico de la interpretación musical.

POR MUCHO QUE LO PAREZCAN, NO SON UN JUGUETE; CONSULTAD CON UN ESPECIALISTA.

Sí, un instrumento de plástico es el regalo perfecto y original para cualquier niño o adulto al que se intente inculcar el “gusanillo” de la música, pero, al igual de lo que se decide de los fármacos y los médicos, hay que consultar y ponerse en contacto con un especialista del viento-metal.

Uno de los mayores y más frecuentes fallos que se suelen cometer es el iniciarse de forma autodidacta. En ocasiones intentamos aprender por nosotros mismos o esperamos que los niños trasteen un poco con los instrumentos que ponemos a su alcance y “si veo que le gusta o se le da bien, le apunto a clases”. En otros instrumentos no me atrevo a afirmarlo porque no soy especialista, pero en el viento-metal, por las características de estos instrumentos y su ejecución, el autoaprendizaje es peligroso.

Cuando esto ocurre, puede que estemos cometiendo un grave error, pues son los primeros pasos en un instrumento los que más influyen y se quedan grabados en nuestro cuerpo y mente. Elementos de técnica básica como el desarrollo de la embocadura, el uso de la presión muscular o la columna de aire, se monitorizan en nuestro cuerpo y, más tarde, cuando decidimos ir a clases de música, cuesta mucho corregirlos o, en algunos casos, es necesario reiniciar por completo al músico. Incluso, a veces, estos fallos de principiante pueden limitar nuestras posibilidades técnicas y musicales de por vida.

Si quieres tocar bien y/o que tus hijos no tengan problemas técnicos y puedan disfrutar al máximo de la música, mucho cuidado y consulta con un especialista, ya que, por mucho que sean de colores y pesen poco, no son un juguete.

Además, has de saber que un buen profesor de música te puede aportar mucho más allá de una buena técnica.

[POR FAVOR, ESCUCHEN AL PROFESOR DE MÚSICA]

 

RESISTENTES PERO NO IRROMPIBLES.

Por mi propia experiencia, puedo asegurar que su resistencia a los golpes y caídas es alta, pero esto no significa que no puedan sufrir daños. De hecho, no se abollan, sino que, en el caso de recibir un fuerte impacto se rompen directamente. En la mayoría de las ocasiones se pueden pegar las piezas rotas, pero, si el destrozo es muy grande, podemos olvidarnos de nuestro colorido ejemplar.

Por ello, es necesario concienciar al propietario, sobre todo si es un niño, de que es imprescindible cuidarlos como si estuviesen hechos de cristal, además, como cualquier otro instrumento, requieren de un mantenimiento básico de maquinaria y bombas, limpieza de accesorios e higiene general.

 

Y hasta aquí mi reseña y experiencia personal sobre esta nueva familia de instrumentos que ha irrumpido con fuerza en el sector desde hace pocos años, suponiendo una clara revolución sobre todo, y como ya he recalcado, en el ámbito de la pedagogía musical.

Cualquier escuela de música o conservatorio no tiene que tener excusas para disponer de algunos ejemplares de plástico de instrumentos como la tuba, el bombardino o el trombón; siempre desfavorecidos en cuanto a demanda frente a las demás especialidades instrumentales.

Por último, y como en el caso de cualquier tipo de innovación, no significa que haya que abandonar y renegar sistemáticamente de lo hasta ahora conocido, simplemente, ahora hay más opciones y los profesores de música debemos tenerlas en cuenta a la hora de adaptar los recursos y metodologías educativas hacia el fin principal: el correcto aprendizaje y desarrollo de los alumnos en la música y a través de la misma.

 

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Eduardo Sánchez-Escribano García de la Rosa.

 

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“NO PUEDO, TENGO QUE ESTUDIAR”. EPIDEMIA EN LAS AULAS DE MÚSICA

(Un día cualquiera, en un aula de instrumento cualquiera y un profesor de música cualquiera con un alumno que acaba de entrar por la puerta. Supongamos que éste tiene entre diez y catorce años, por ejemplo)

Profesor: (Alegre y entregado) ¡Hola! ¿Qué tal todo? ¿Cómo fue la semana?

Alumno: (Tímido y cabizbajo) Bien…

Profesor: (Asiente con decepción con la cabeza,  ya sabe lo que pasa, no es el primer ni último caso similar) ¿Seguro? ¿Qué tal te ha ido con el material que tenías que trabajar esta semana? (Pregunta intencionadamente)

Alumno: Es que… esta semana no he podido dedicarle tiempo porque TENÍA MUCHOS EXÁMENES Y MUCHO QUE ESTUDIAR.

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Está hipotética situación refleja el día a día de las escuelas de música y, posiblemente, en algo de menor medida, de los conservatorios. Con esto no quiero decir que todos los alumnos no estudien y/o practiquen los contenidos a trabajar en las clases nunca jamás, ni mucho menos, pero sí se puede decir que es algo bastante habitual y depende, en su práctica totalidad, de los rasgos actitudinales de los jóvenes, el (a veces) excesivo volumen de actividades, exigencias y responsabilidades a las que éstos son sometidos por los que pueden y deben velar por su educación y valores: padres, madres y profesores.

Partiré de un análisis previo del contexto, entorno y factores que intervienen e interactúan actualmente, y según mi perspectiva, en  la educación musical de los más jóvenes.

1) Infinidad de distracciones tecnológicas y digitales. A la edad aproximada de 10-13 años, empiezan a tener un acceso independiente a las tecnologías, es decir, móviles, tabletas, portátiles y demás dispositivos habidos y por haber con sus respectivas aplicaciones, juegos y redes sociales. Los jóvenes a veces argumentan su continuo y excesivo uso como herramientas que necesitan para estudiar y formarse pero, en realidad, en muchas ocasiones no le dan ese uso, sino solo para el ocio (ocio que, a su vez, es muy susceptible de convertirse en adicción a esas edades).

2) Cultura del esfuerzo. Cada caso es un mundo y depende mucho del entorno, pero, en muchas ocasiones, cuesta bastante que los jóvenes adquieran la necesidad y responsabilidad de esforzarse en conseguir buenos resultados en sus tareas y, sobre todo, si es en algo que no sea obligatorio para ellos. La ley del mínimo esfuerzo, por desgracia, reina en nuestros días.

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3) En la búsqueda del 10 a cualquier precio. En contraste, y agravando la brecha respecto al punto anterior, son numerosos los casos en los que la figura paternal ejerce una exigencia máxima en cuanto a la excelencia académica se refiere. Dieces a cualquier precio, dando igual cuánto pagar respecto a sacrificios, preferencias, gustos, pasiones y, por supuesto, “invitar” (por no utilizar otra palabra menos permisiva) a dejar a un lado todo lo que te aleje de ello, provocando la absorción de la que yo denomino la cultura de la funcionalidad.

4) Demasiada información y estímulos en cerebros vulnerables. Los niños consumen y están expuestos a una cantidad de información abismalmente mayor respecto a las que generaciones anteriores disfrutaron, provocando que empiecen antes, y de una forma más variada y profunda, a configurar su sistema de valores y su forma de relacionarse estratégicamente con el entorno (las habilidades sociales de toda la vida). Asimismo, la tecnología y, por supuesto, toda la información y estímulos que ésta trae consigo, les proporcionan una ventana al mundo que debe de gestionarse y atender muy meticulosamente por aquellos sobre los que recae dicha responsabilidad.

5) Pluriactividad no siempre significa desarrollo. Los jóvenes realizan multitud de clases y actividades extraescolares, ocupando todos sus ratos libres y, a veces, hasta los fines de semana. A pesar de que éstas pueden significar (y significan) una parte muy importante y esencial, en las vidas y desarrollo personal de los escolares, pueden llegar a ser muy intensas, agotadoras, ocuparles mucho tiempo o, incluso, traer consigo más responsabilidades y quehaceres semanales de los que son capaces de asumir. En el caso de la música, se necesita una buena planificación y organización de la doble carga de trabajo (enseñanza general + enseñanza musical) si se quiere aprovechar como algo beneficioso, ya que, de lo contrario, sería vista como lastre por parte del alumnado.

6) ¿Por qué música? Las clases de música, fuera de la escolaridad,  pueden significar, tanto para alumnos como para padres y madres (aunque a veces también hasta para los mismos profesores), desde una actividad esencial para la formación integral del individuo, hasta la última prioridad; aquel sitio donde van a entretenerse y a pasar el rato mientras “yo hago la compra o lavo el coche”. Error.

7) Supremacía absoluta y omnipotente de los estudios obligatorios frente a cualquier otra cosa en este mundo. En este contexto, olvidamos que los títulos y la formación reglada no significa exclusivamente todo necesario para desarrollarse con éxito personal y socialmente. Obviamente, es extremadamente importante, imprescindible, pero no debemos enfocarlo y abordarlo como algo exclusivo y excluyente, más bien, yo diría que preferente y compaginable. Las actividades complementarias y extrascolares significan, en muchas ocasiones, el verdadero elemento y vector de desarrollo de los jóvenes, un lugar donde en muchas ocasiones la escolarización tradicional no llega. Por ello, y siempre y cuando estén bien enfocadas y llevadas a cabo a manos de profeionales, no hay que menospreciarlas.

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8) Sobrecarga de tareas escolares. Tristemente, tenemos un sistema escolar que, en muchas ocasiones, exprime, agota y consume a los alumnos a deberes y tareas extras y que, muy frecuentemente, confunde la cantidad de actividades con la calidad de las mismas. Desde muy temprana edad, éstas ocupan gran parte de su “tiempo libre” y, cuando este problema se da, es exclusivamente responsabilidad de los profesores. Por descontado, a todo ello hay que sumarle las entre 5 y 7 horas que ya pasan dentro del recinto educativo a diario.

Antes de continuar, me gustaría informarte que en mi canal de YouTube también he hablado sobre este artículo.

CONTINUEMOS…

Teniendo en cuenta todos estos factores, pueden darse tres principales razones que lleven a un alumno a vivir el ejemplo expuesto en la cabeza del texto, a pronunciar las palabras mágicas: “no puedo/pude, tengo/he tenido que estudiar”.

1- ¿MIENTE Y MANIPULA? ¿SE ENGAÑA A SÍ MISMO?

El alumno no ha estudiado, y no porque no haya podido, sino porque no ha querido. Él ya empieza a saber qué argumentos le pueden hacer eludirse de sus responsabilidades y, decir “tengo mucho que estudiar”, cree (y sabe) que le permitirá cosechar una justificación generalmente aceptada por su entorno, tanto de cara a los profesores de música como para sus propios padres.

En otras ocasiones, los alumnos llegan hasta no asistir a las clases de música basándose en esta misma justificación, convirtiéndose en una práctica bastante habitual. Ellos saben que si emiten la fórmula secreta, los padres aprobarán muy gustosamente la falta aunque, incoscientemente, no les estén haciendo ningún favor.

Puede que a veces sientan la verdadera necesidad de sacrificar las clases extraescolares para sacar adelante sus tareas o exámenes, pero ese comodín no puede ser usado de una forma tan gratuita como se emplea en algunas ocasiones, y el papel de los educadores y padres es saber detectar y gestionar adecuadamente este tipo de situaciones.

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¿Qué hacer?

Es muy importante aprender a analizar cada caso, es decir, saber si realmente no ha dedicado nada de tiempo a las clases de música porque no ha querido o porque no ha podido, lo cual me parece, a priori, tan extraño como preocupante, porque no es para nada recomendable (ni común) que un niño con, por ejemplo, doce años, tenga que llegar a esa situación (de ello hablo en puntos posteriores).

En estos casos, no hay que recriminar al alumno sin más, hay que dialogar, tanto con él como con sus padres.

[ARTÍCULO RECOMENDADO: MAMÁ, PAPÁ, QUIERO IR AL CONSERVATORIO.]

Hay que permanecer cercano al alumno y hacerle entender la rotunda importancia que tiene la constancia, la perseverancia y la regularidad en el proceso de aprendizaje de los instrumentos y habilidades musicales. Hacerle ver que no existe otra manera de conseguir lo que, supuestamente, ha ido a aprender a las clases de música.

Algunas veces, el problema es que al joven no le gusta nada lo que hace en las clases de música; no está motivado, no le encuentra sentido, se aburre y distrae constantemente, etcétera. De esta forma, obviamente no va a esforzarse. Le puedes obligar, castigar, suspender y amenazar, pero lo único que conseguirás es, en un periodo muy corto de tiempo, tener un alumno menos y, probablemente, que acabe odiando la música. En muchas ocasiones esto es responsabilidad exclusiva de los docentes y su falta de profesionalidad y/o empatía.

[INTELIGENCIA EMOCIONAL Y MÚSICA: LA IMPORTANCIA DE LA AUTOMOTIVACIÓN EN EL AULA (PARTE 4/6)]

En ocasiones es difícil, pero hay muchas formas de hacer vivir la música como algo positivo y que merezca la pena a alumnos de cualquier edad. Hay que esforzarse en conocerles más, conectar son sus motivaciones e intereses, buscar alternativas y experimentar con todo tipo de actividades y herramientas, no siendo necesario renunciar a los contenidos y materiales que se quieran trabajar. Simplemente, hay que encontrar otros caminos de llegar hasta ese punto en el que el alumno está motivado, le gusta lo que hace, lo entiende, lo vea accesible y esté dispuesto a organizarse mejor y sacrificarse para seguir adelante.

El contacto con los padres, en general, es importante, pero en estos casos es imprescindible. Ellos son los cómplices directos del proceso de aprendizaje, pues si un alumno te argumenta con frecuencia que no ha podido estudiar, lo deben saber y se debe de investigar si eso ha sido cierto o no (muy importante). Hay que guiarles en cómo ayudar a sus hijos en lo que a la educación musical respecta, hacerles ver y sentir el valor real que tiene para los jóvenes el verse involucrados en introducir la música en sus vidas, etcétera.

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Lo más importante, desde mi punto de vista, es demostrarles que puede que los niños utilicen estratégicamente el “no puedo, tengo que estudiar”, para evitar sacrificios y evadir responsabilidades, algo a lo que todo ser humano tiende por naturaleza. Ese es un comodín que hay que gastar cuando sea estrictamente necesario y no de una forma tan gratuita como muchos de los alumnos han aprendido a usar, pues saben que “haciéndose los responsables” (en el plano académico) conseguirán todo lo propuesto e incluso ganarse la admiración de sus progenitores y profesores.

2- SOBRECARGA DE ACTIVIDADES

Colegio/instituto, catequesis, música, baile, inglés, patinaje, clases de apoyo, fútbol, pintura, artes marciales, comparsas, campamentos, etcétera.  Este sinfín de actividades, entre otras, suelen ser frecuentadas semanalmente por los escolares. De toda esta lista, los jóvenes suelen combinar tres o más actividades, ocupándoles algunas de ellas varias horas en días distintos.

Son niños, es decir, ciertamente envidiosos e impulsivos; si un amigo se apunta a “lo que sea”, ellos se quieren apuntar, y si ofertan una actividad nueva en las extraescolares a su alcance, ellos quieren ser los primeros en experimentarla también.

Son terremotos, pueden con todo, rebosan energía, pero tienen un límite y, si lo sobrepasan, puede ser tarde. Hay que ser conscientes y tomar las medidas y decisiones oportunas ayudándoles a canalizar sus ambiciones y cómo deciden imitar lo que ven en su entorno.

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A todo ello, y como ya he indicado en el análisis previo, hay que sumarle la gran carga lectiva de deberes y tareas para casa que, en muchas ocasiones, acumulan a los alumnos de cualquier nivel. Este problema es un tema que lleva varios años en plena vanguardia de debate, recibiendo y sumando opiniones, enfrentamientos y críticas por parte de todo el colectivo de docentes, instituciones educativas y asociaciones de padres y madres de alumnos.

¿Qué hacer?

Los padres deben de saber y ser conscientes de las inquietudes y capacidades de sus propios hijos, guiándoles respecto a ello. Ellos siempre van a querer lo mejor para ellos, pero también deben de pedir consejo y asesoramiento a los profesionales de la educación, y el profesor, en consecuencia, responder con toda su experiencia y saber.

POR FAVOR, ESCUCHEN AL PROFESOR DE MÚSICA.

El hecho de realizar muchas actividades extraescolares puede que les consuma poco a poco y que, por lo contrario no lleguen a desarrollarse en ellas todo lo que podrían, como es en el caso de la música. No obstante, se podría extrapolar a cualquier otra.

La música, el colegio/instituto y otras tres o cuatro actividades extraescolares más, no siempre son compaginables y hay que tomar decisiones: hay que priorizar y optimizar. Se puede dar el caso de que haya “niños superhéroes” que saquen satisfactoriamente adelante cualquier actividad en la que se vean involucrados, por muchas y distintas que se les echen encima, pero eso tiene un límite y algún día se pueden llegar a derrumbar moralmente ante esa presión. Es decir, el vaso se va llenando hasta que no entra ni una sola gota más.

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Al contrario que otras actividades extraescolares, el aprendizaje de la música siempre requiere un tiempo de estudio y dedicación fuera del tiempo de clase. Si ni los alumnos ni los padres están dispuestos a ser constantes y perseverantes, es mejor que lo dejen, porque lo único que van a conseguir es frustración, tanto de padres, alumnos, como de los propios profesores. Dicha frustración puede venir primero ante la evolución de otros alumnos y la correspondiente e inevitable comparación que entre ellos se suele dar y, segundo, con el propio no desarrollo de sus habilidades y conocimientos musicales, pues éstos necesitan sentir ciertos avances para sentirse continuamente motivados.

LA MÚSICA Y EL BAMBÚ JAPONÉS: NO APTOS PARA IMPACIENTES

3- MALA GESTIÓN DEL TIEMPO.

En el tercer caso, los alumnos presentan las capacidades necesarias y abarcan un número de actividades bastante asumibles y compaginables, pero lo que les falta es saber (y querer hacerlo) el cómo gestionar las clases, el estudio, el ocio y las propias inquietudes y aficiones que vayan adquiriendo por el camino.

Van sacando todo adelante, con altibajos en su motivación y rendimiento, pero se van salvando de todo con resultados no superiores al notable y no ciertamente irregulares.

En este punto, empiezan a tener una cierta libertad en cuanto al estudio y al ocio, pero no siempre responden bien ante la responsabilidad que esto supone. A ciertas edades ya poseen acceso ilimitado a tecnologías y medios digitales como móviles, tabletas, ordenadores, videoconsolas o redes sociales. Como bien sabemos todos, pueden suponer un vertedero de tiempo desorbitado para los que aún no hayan desarrollado las competencias de cómo gestionar el tiempo que dedicamos a cada cosa respecto a lo que ésta nos aporte. Si incluso para los más adultos, y, supuestamente, más maduros y responsables, ya es un gran reto al que nos enfrentamos cada día, imagínense para un joven de entre once y catorce años, por ejemplo. Y no hay más que ver la tremenda adicción que los chicos y chicas de esta franja de edad tienen con los teléfonos móviles.

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Todo ello, puede provocar que, a lo largo de una semana, no hayan tenido (o querido sacar) tiempo para dedicárselo a algo más allá que a lo estrictamente necesario, como puede ser sacar un suficiente en lo que sea, pues lo importante para muchos de éstos es aprobar y no repetir: ley del mínimo esfuerzo. Y la vida sigue.

En estos casos, cuando atraviesan la puerta del aula de música y dicen el famoso “no he podido, tenía mucho que estudiar”, en realidad se refieran a “no he estudiado nada porque el poco tiempo que he invertido en esforzarme en algo, lo he dedicado a estudiar para aprobar algún examen en el que espero sacar un cinco (y lo celebraré) para no suspender, no tener que repetir, que no me castiguen y poder seguir haciendo lo mismo que, por otro lado, me está yendo bien desde mi joven perspectiva de la vida”.

Éste es un claro ejemplo de falta de ambiciones, sueños, afán por hacer las cosas bien y respeto por aprender que gran parte de las generaciones venideras lastran.  En muchas ocasiones, estaríamos hablando de jóvenes que pasan horas incontables al frente de televisiones, ordenadores, móviles y consolas o, por otro lado, el otro perfil de alumnos; los que empiezan a pasar horas y horas (muchas) en la calle, y a saber haciendo el qué.

En otras ocasiones, no es cuestión de pérdida de tiempo o de mala gestión vista desde el pasotismo, sino del mal uso, o uso descompensado, de lo más preciado que tenemos: el tiempo, algo que debemos de aprender desde muy pequeños.

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No siempre el esfuerzo realizado y el resultado obtenido son recíprocos. A lo mejor se esfuerzan, pero no cosechan lo que deberían o les gustaría; ineficiencia de estudio, invertir tiempo de más en cosas que no lo requieren, sufrir inseguridades que les hacen pensar que no rinden lo suficiente o, entre otras causas, miedos.

¿Qué hacer?

Para el primer caso expuesto, para los pasotas, en primer lugar es muy importante hablar con ellos seriamente y hacerles ver la importancia que tiene la perseverancia en la práctica de la música, invitarles a que hagan una autocrítica del uso que hacen de las tecnologías y hacerles ver si desean o no seguir aprendiendo música. En este último caso, es importante hacerles ver todos los beneficios que la música les puede aportar en sus vidas (aquí es muy importante el papel motivador del docente como guía). Además, se puede aprovechar para realizar una importante enseñanza y ejemplificación de valores personales.

LA HUMILDAD COMO VALOR TRANSVERSAL EN LA MÚSICA

En el segundo, el de los quiero y no puedo (supuestamente, y aunque eso dicen muchos, pero mienten) hay que ayudarles a saber cómo gestionar el estudio de las tareas musicales en épocas o momentos más complicados y de estrés y agobio. Para ello, se pueden realizar cuadrantes de estudio semanal, ayudar a organizarse las tardes haciendo listas de actividades y responsabilidades y, también, enseñarles a cómo usar la música como herramienta de distensión, relajación y evasión de otras tareas más estresantes como por ejemplo, dedicarle unos minutos a tocar en el descanso del estudio preparatorio de un examen con un duro temario.

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Docentes, hay que aliarse con los padres: hablar con ellos de los posibles problemas que pueda presentar su hijo, ofrecerles asesoramiento y consejo desde la experiencia, informales de cómo y por qué deben ayudar a su hijo a que siga su camino en el aprendizaje de la música, guiarles a cómo no desvincular las actividades de música de sus responsabilidades académicas y, por encima de todo, llegar a conseguir que confíen en ti, el profesor de música, como una pieza clave e indispensable en la educación integral de sus hijos.

CONCLUSIÓN

Probablemente, piensen que dicho análisis es demasiado profundo y tremendista para un hecho tan insignificante como a algunos le puede parecer la situación supuesta, pero, en realidad, es una inmejorable situación para hacer pedagogía de la experiencia, pudiendo hacer crecer y aflorar excelentes valores de los cuales, por supuesto, se verá beneficiado más allá de la música y a lo largo de toda su vida.

Por otro lado, puede que en un principio, y sobre todo para los menos experimentados, de respeto el meterse en cómo una familia debe gestionar la formación y educación de sus hijos, pero yo opino que hay que dejarse aconsejar por aquellos que se dedican a trabajar con ellos, con los que tratan día a día a cientos, ya que para algo son profesionales de la educación.

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No son nuestros hijos, pero también queremos lo mejor para ellos, y hablo en plural, porque mi incluyo plenamente. Trabajan con múltiples de casos, perfiles e individuos distintos y similares a la vez, teniendo una perspectiva global del sector y de las materias primas, lo cual ayuda a detectar los posibles problemas con efectividad y a plantear diversas y ya experimentadas formas de cómo solucionarlo.

En cambio, si se ignora, comprende y/o cede, no estamos haciendo, para nada, un favor al alumno, ni a su familia, ni a la educación musical.

Todo sea por una mejora de la calidad y valor de la enseñanza musical en escuelas de música y conservatorios, concienciación de profesores, padres, madres, instituciones y alumnos, y de que nuestra labor pueda alcanzar la magnitud que puede, debe y merece.

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MÚSICOS PROFESIONALES VS PROFESIONALIZARSE CON LA MÚSICA

¿QUÉ ES EL ARTE? ¿MÚSICOS Y/O ARTISTAS?

MAMÁ, PAPÁ, QUIERO IR AL CONSERVATORIO.

Cada año, miles de jóvenes se preparan y conciencian durante todo un curso escolar para afrontar las pruebas de acceso a conservatorios profesionales. En ellas, intentan demostrar, a través de una sola oportunidad, todo su nivel en diversas disciplinas: interpretación  y técnica instrumental, entonación, habilidades auditivas, lectura rítmica y teoría musical.

Detrás de ese único intento, hay cientos de horas de clases, estudio, ensayos y preparación previa, fruto del trabajo, esfuerzo y sacrificio de muchos años atrás, y no sólo del presente curso que recientemente finaliza como preludio a dichas pruebas. En verdad, la ocasión, en sí misma, de materializar tantísimo trabajo en un escueto espacio de tiempo, ya merece la pena de experimentar para una persona que aún le queda tanto por vivir y desarrollar.

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Sí el trabajo da sus frutos, los jóvenes cosecharán buenos resultados y lograrán ingresar en los centros correspondientes, entonces, no se acordarán de todo el camino recorrido para llegar hasta ahí, simplemente, estarán rebosantes de alegría y con ganas de comerse el mundo; una gran dosis de confianza en uno mismo.

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Una vez dentro, serán muchos los factores que determinarán en cómo y cuánto su paso por este tipo de enseñanzas influirá en sus destinos: puede que se dedique profesionalmente a cualquiera de los múltiples oficios y disciplinas a las que el estudio de la música da acceso, puede que decida compaginarlo con otros estudios (medios o superiores) de forma paralela,  abriéndose una infinidad de posibilidades académicas y profesionales (existentes o por descubrir) o, simplemente, le habrá hecho desarrollarse artística y humanísticamente como individuo, conociendo un sinfín de personas y viviendo múltiples experiencias que, sin ninguna duda, no pasarán desapercibido en sus valores, educación, profesionalidad y exitosa relación con el entorno social.

CHINOS TOCANDO

Porque hay que tener una cosa clara, el hecho ingresar en un conservatorio profesional de música no significa que, obligatoriamente, tengamos que dedicarnos académica y profesionalmente a ésta de forma  exclusiva y/o excluyente, eso es algo que el destino de la propia persona decidirá, a lo largo de ir conociendo nuestras ambiciones, capacidades, pasiones y sueños.

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VÍCTIMAS DE NUESTRAS PROPIAS AMBICIONES

Hablaremos de la otra cara de la moneda, que, por otro lado, es el principal objetivo de este escrito. Éste, no es otro que hablar de todos aquellos jóvenes que habiéndose mentalizado y preparado durante varios años y, a última hora, deciden que no realizarán las pruebas de acceso a los respectivos centros de enseñanzas profesionales de música.

Es normal que en la recta final, cuando los aspirantes empiezan a visualizar el momento de los exámenes, entren los miedos y nervios, aflorando preguntas como: ¿Qué pinto yo aquí? ¿Qué necesidad hay de pasar por este mal trago? Si analizas superficialmente los factores, es fácil entender el porqué de estos pasos atrás de última hora; sólo tendrán una oportunidad para demostrar todo lo absorbido previamente, frente a un tribunal compuesto por numerosos desconocidos, en un lugar nuevo y rodeado de posibles nuevos compañeros que, a su vez, son sus competidores; una mezcla un tanto explosiva para alguien que, normalmente, rondará entre los 12 y 15 años de edad.

(No dejes de leer: EL SÍNROME DEL MÚSICO IMPOSTOR)

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Para continuar, me gustaría invitarles a hacer una reflexión haciendo uso de una frase que recuerdo siempre que me encuentro agobiado en la persecución de mis objetivos y sueños; “mar en calma no hace experto al marinero”. En otras palabras, esta sabia expresión nos invita a salir de nuestra zona de confort (en todos los sentidos) para poder avanzar, desarrollarnos y descubrir todo aquello que la vida nos depara, dentro, fuera o a través de la música. Lo que sí es obvio, es que los miedos o pasos hacia atrás de última hora, pueden aparecer, pero tenemos que afrontarlos, superarlos y salir reforzados de ello, para ello necesitaremos el apoyo incondicional de nuestros padres, madres, amigos y profesores.

 

FALTA DE APOYOS: SUEÑOS QUEBRADOS, ESFUERZO EN VANO.

Más allá de lo que debería de ser, no siempre se manifiesta el apoyo y aliento que en estas ocasiones suelen demandar en silencio los jóvenes músicos, es más, puede que las mismas personas que tendrían que motivarles, sean las que, a última hora, les frenen a seguir adelante con esta tan ardua como motivadora misión.

Inconscientemente, y, por otro lado y con total seguridad, queriendo lo mejor para sus hijos, a veces son los propios padres y madres los que, a última hora, desaniman a éstos para no continuar en este proceso, pudiendo incluso llegárselo a prohibir.

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A veces, y por cualquier tipo de circunstancia, los medios económicos de algunas familias tampoco favorecen y permiten el esfuerzo que esto supone, aunque existen diversas becas y ayudas de estudio disponibles desde varias instituciones públicas. No obstante, no quiero pensar que es debido a la pereza y comodidad de los propios padres la que les hace de no asumir la responsabilidad y sacrificio que ésto supone; transportes a las clases, supervisar los quehaceres a mayores asumidos por sus hijos, asistir a conciertos y audiciones extraordinarias, estudio diario y ruidoso en casa, etcétera.

Sin duda alguna, los padres, por muy adultos que sean, también pueden caer presas de miedos como: “mi hijo no va a poder con todo (instituto/universidad y conservatorio)”, “no quiero que se dedique a la música, él puede estudiar una carrera de verdad”, “tengo miedo a que se le llene la cabeza de pajaritos con la música y no quiera terminar sus estudios obligatorios”, “en el mundo de la música va a conocer gente que no le conviene” y otro sinfín de preguntas fruto de la más profunda desinformación respecto a este mundo académico y profesional.

Estos tipos de padres y madres, recomendarán e intentarán reconducir, o en algunos casos prohibir, la voluntad de sus hijos hacia la de sus propios vértigos con el fin de moldearlos hacia sus sueños y ambiciones, e insisto, indudablemente, queriendo lo mejor para ellos. Para ellos sólo tengo unas palabras; estáis profundamente equivocados.

(Lectura recomendada: POR FAVOR, ESCUCHEN AL PROFESOR DE MÚSICA.)

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Hoy en día, el siglo de los “ninis”, de la ley del mínimo esfuerzo, del todo fugaz e inmediato, de los vicios tecnológicos y de las “litronas y cigarritos” en el parque recién tomada la primera comunión, me parece una absoluta barbaridad que un joven (pre-adolescente) solicite asumir más responsabilidades, esforzarse más de lo que debería, salir de su zona y burbuja protectora de confort, instruirse en las artes y las humanidades, abrirse tempranamente al mundo, y no apoyarle incondicionalmente a ello; éstos necesitan alientos y apoyo, no cadenas y prohibiciones.

Lo más importante es que se expongan a la experiencia, tanto a hacer la prueba de acceso como a dar sus primeros pasos en las enseñanzas artísticas, lo demás lo deparará el futuro: puede que no lleguen a aprender a compaginar y asumir todos los esfuerzos y responsabilidades que esta situación requiere (que, con ilusión y apoyo, lo dudo mucho), puede que descubra que el mundo académico de la música no es lo que esperaba y lo deje, puede que se convierta en un reputado y solicitado profesional en cualesquiera de las ramas que ésta ofrece, puede que, simplemente, acabe sus estudios profesionales y le supongan una diferenciación profesional y personal en su futuro algo que, por otro lado, cada vez se tiene más en cuenta en el mundo empresarial por los valores y personalidad que se adquieren en el camino musical académico.

 

NUNCA ES TARDE, PERO AHORA ES MEJOR.

Hay ciertas cosas en la vida para la que nunca es tarde, y la música es un claro ejemplo de ello, pero también es verdad que para adentrarse en un conservatorio y disfrutar al máximo de todas las oportunidades y beneficios que éste brinda, hay ciertos momentos más idóneos que otros, y es en esa franja de edad anteriormente mencionada (12-15 años) donde más disfrutarán de ello, en múltiples sentidos, aquellos que así lo decidan y no haya nada ni nadie que se lo impida.

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Curiosamente, la práctica totalidad de personas que tuvieron la oportunidad y nivel para acceder a este tipo de enseñanzas artísticas, y no lo hicieron, ahora se arrepienten, y no necesariamente por no haberse dedicado la música profesionalmente, sino porque la música, en la mayoría de los casos, te acompañará de por vida, como pasión, como nexo de unión con muchas de las personas que más aprecias, como desahogo y vía de escape, como actividad social prioritaria, como arte que te gustará enseñar y compartir con tus hijos, etcétera.

Lo que está claro, es que el camino sólo se sabe dónde llegará si se decide emprenderlo, y para ello necesitamos superar nuestros miedos, estar permanentemente apoyados, informados y continuamente motivados.

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Eduardo Sánchez-Escribano García de la Rosa.

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