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INTELIGENCIA EMOCIONAL Y MÚSICA: LA IMPORTANCIA DE LA AUTOMOTIVACIÓN EN EL AULA (PARTE 4/6)

SOBRE LA AUTOMOTIVACIÓN

La automotivación es aquella habilidad de la inteligencia emocional que regula nuestras emociones, siendo su principal objetivo el afrontar con éxito las diferentes situaciones a las que somos expuestos en nuestra vida cotidiana. Para ello, ésta articula todas las herramientas necesarias (emocionales y racionales) para cumplir las expectativas y metas que nos marquemos.

En primer lugar, entendamos el importante papel que desempeña la motivación positiva sobre el rendimiento. Según los testimonios recogidos por D. Goleman, todas aquellas personas que cosechan largas y exitosas carreras tienen un denominador común: una elevada motivación positiva y una rigurosa rutina de entrenamiento y/o estudio. La principal diferencia entre aquellas personas que llegan lejos en sus carreras profesionales/artísticas y las que no es, básicamente, la ardua y perseverante práctica y esfuerzo ejercidos durante años y años. Dicha perseverancia depende fundamentalmente de factores emocionales, como el entusiasmo, una actitud positiva y la tenacidad (perseverancia) frente a todo tipo de contratiempos.

La automotivación es una maquinaria que se pone en funcionamiento ante una situación concreta en la que aparece un motivo que nos impulsa a actuar. En ese momento, surgen emociones primarias, tanto positivas como negativas, que inhiben o favorecen dicha acción. Es justo ese momento en el que interviene la inteligencia emocional, determinando mediante sus habilidades la forma (adecuada o no) en las que las personas son capaces de utilizar sus capacidades mentales.

 

INFORMACIÓN SOBRE EL LIBRO “INTELIGENCIA EMOCIONAL” (1996) DE D. GOLEMAN

 

automotivacionLa preocupación es una respuesta útil para nosotros; nos protege y advierte de peligros advirtiéndonos por nuestra seguridad y bienestar, pero a veces esa preocupación puede mutar en miedos y estados de ansiedad innecesarios. Muchas veces un simple compromiso o posible situación que requiera una respuesta responsable de nosotros nos puede amedrentar, en esos contextos la inteligencia emocional actúa convirtiendo un compromiso o reto en una gran estrategia capitaneada interiormente por un estado de automotivación. Aquellos que reconocen y controlan sus emociones pueden convertir esa ansiedad anticipada en una situación común de estrés para motivarse a sí mismos, digamos que nos confiere la virtud de convertir un lastre en un cálido aliento.

Uno de los pilares de la automotivación es la expectativa y esperanza de superarse a sí mismo, es decir, ser capaces de imaginarnos consiguiendo lo que queremos, desearlo y poner en marcha toda la maquinaría emocional y racional a nuestra disposición para vernos dentro de la viñeta que hemos visualizado previamente. Lamentablemente, en contextos donde imperan los estados de ánimo negativos podemos dejarnos llevar por la aprensión, la temeridad y el miedo al fracaso, haciéndonos imposible el soñar y, por lo tanto, limitándonos vivir experiencias de automotivación.

Existen dos principales focos generadores de un estado de automotivación: extrínsecos e intrínsecos. Los extrínsecos utilizan refuerzos externos para estimular una conducta deseable, es decir, usan métodos de recompensa y castigo como medios incentivadores. En cambio, los intrínsecos no usa agentes externos para reforzar una acción determinada, es la propia satisfacción de conseguirlo lo que produce la motivación.

 

LA IMPORTANCIA DE LA AUTOMOTIVACIÓN EN LA MÚSICA

conscienciaGeneralmente, en los ámbitos de las enseñanzas artísticas no es difícil generar estados de motivación, sólo hay que saber gestionar adecuadamente algunos factores determinantes como: las preferencias y gustos de los alumnos, ayudarles a ser conscientes de su propio potencial, saber establecer (y enseñar a saber) correctamente la temporalidad en la obtención de nuestros objetivos (corto, medio o largo plazo), enseñarles a soñar, etc…

[LECTURA RECOMENDADA] EL SÍNDROME DEL MÚSICO IMPOSTOR

Entorno a la música y a lo que la automotivación concierne, podemos proponer actividades específicas que atienden al número de personas que atañen: automotivación individual o grupal. A continuación propongo alguna actividad o actitud concreta para trabajar en estos dos niveles.

 

+Automotivación individual:

En el ámbito de la docencia y, más aún en las actividades pedagógicas artísticas y no obligatorias, los profesores deben ser conscientes en todo momento del estado de motivación de sus alumnos (principalmente porque al ser una actividad “prescindible” podemos dejar de verles por nuestras aulas con cierta facilidad). Como principales responsables, los docentes tienen que ayudar a los educandos a marcarse objetivos y a que el camino hacia su consecución sea una experiencia positiva en todos sentidos, pudiéndolo extrapolar como una herramienta emocional más allá de lo meramente musical.

Una buena técnica es ayudar al alumno a marcarse objetivos a corto plazo y proporcionarle todas las herramientas necesarias para que alcance lo propuesto. Éste, al ver materializado de forma positiva y tangible el esfuerzo realizado, cosechará un feedback emocional muy valioso frente a la proposición de futuros retos, pero, ante todo, ese agradable y excitante sentimiento de poder que nos invade cuando estamos motivados. Por ejemplo, podemos ayudar a proponerse la grabación audiovisual de una obra o estudio para posteriormente editarla y subirla a “Youtube” o, por otro lado, le podemos ayudar a preparar un concierto o espectáculo que posteriormente interpretará públicamente.

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+Automotivación grupal:

Funciona de forma muy parecida a la individual, pero quizás, sea un poco más compleja. Normalmente, cuando hablamos de automotivación grupal, hablamos también de liderazgo o de la figura de un líder (no jefe), es decir, el arte o capacidad (y la persona que lo posee) de aunar el trabajo y voluntades de un colectivo en una misma dirección, algo así como ayudar a un grupo de personas a automotivarse entre sí  respecto a un colectivo con personalidad y funciones propias.

Para que se produzca una motivación general dentro de un grupo, alguien (una o varias personas) tiene que saber detectar que es lo que a cada uno le mueve o preocupa con el fin de saber establecer una dirección en la que todos caminen, favoreciendo el trabajo en equipo y creando sinergias. Por ejemplo, en la programación de un concierto por parte de una agrupación o aula, existen muchas más tareas a parte de la mera interpretación musical: marketing, preparación de papeles, puesta a punto de instrumentos, invitaciones para el concierto, elaboración y presentación del programa, encargados de instalaciones o material, y un largo etcétera.

En este caso, ejercer un buen liderazgo está directamente relacionado con tener la capacidad de empatizar y detectar qué tarea o acometido es el idóneo para cada componente, ya que todo el mundo, al sentirse útil, realizado y parte constructiva de un todo, está motivado frente a esta actividad. Los que lo hemos experimentado sabemos que, aunque es algo que no se ve, se puede oír de forma, casi mágica, en el momento en el que todos los instrumentos empiezan a sonar.

 

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Eduardo Sánchez-Escribano García de la Rosa.

 

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Desde un estricto punto de vista etimológico, la palabra inteligencia proviene del latín intellegere, término compuesto de inter ‘entre’ y legere ‘leer, escoger’, y hace referencia a la mejor elección para resolver una cuestión o problema. Desde el punto de vista puramente semántico, el concepto de “inteligencia” posee un gran abanico de acepciones y perspectivas dependientes de los entornos culturales, abordando “cultura” desde su significado más antropológico y no desde el artístico-humanista.

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Dentro del pensamiento occidental y siguiendo la línea de las disciplinas e investigaciones que han surgido respecto al estudio de inteligencia, podemos asegurar que, desde principios de siglo XX, casi todos los estudios y definiciones sobre la inteligencia han estado ligados al cálculo y desarrollo del cociente intelectual (CI).

Según nos íbamos acercando hacia finales de siglo, diversos investigadores ya empezaron a advertir respecto a la importancia del uso y control de las emociones como mecanismo imprescindible para obtener éxito; conectar con la gente, saber desenvolverse socialmente, conocerse a sí mismo, etcétera.

“Inteligencia Emocional” (1996), el best-seller mundial del periodista científico Daniel Goleman, recopiló y definió exitosamente diversos contenidos, anécdotas y teorías al respecto, aunque, a pesar del protagonismo que acapara, no fue él el primero en usar el término que puso título a su exitoso libro. Resumidamente, Goleman quiso insinuar y demostrar que el cociente intelectual no era más importante que aquello que conocemos como “carácter”, es decir, el control y conocimiento de nuestros sentimientos, emociones e impulsos morales.

 

INFORMACIÓN SOBRE EL LIBRO “INTELIGENCIA EMOCIONAL” (1996) DE D. GOLEMAN

 

Según Goleman, tenemos dos mentes o inteligencias; una que piensa y otra que siente, una es reflexiva y analítica y la otra química e impulsiva, por ello definen la inteligencia emocional como aquella capacidad que tiene el ser humano para armonizar lo emocional y lo cognitivo, con el objetivo de comprender, controlar, expresar y analizar las emociones dentro de sí y en los demás. Esto, nos permite resolver problemas de forma creativa e interactuar con en el entorno y las personas de forma útil y eficaz.

 

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Retomando la propuesta de D. Goleman, éste, tras su profundo y dilatado estudio, identifica y propone que son 5 los elementos o habilidades en los que se divide la inteligencia emocional:

+El autoconocimiento: el poder de la introspección; la conciencia de uno mismo y de qué sentimos en cada momento. [INTELIGENCIA EMOCIONAL Y MÚSICA: VÍA DIRECTA AL AUTOCONOCIMIENTO  (PARTE 2/6)]

+El autocontrol: el control de las propias emociones, aquello que nos permite “no perder los papeles” [INTELIGENCIA EMOCIONAL Y MÚSICA: EL AUTOCONTROL Y LA PEDAGOGÍA DE “EL DIRECTO” (PARTE 3/6)]

+La automotivación: el estado que nos ayuda a desplegar de forma alineada todo nuestro potencial cognitivo y emocional hacia una perspectiva general o una meta determinada. [INTELIGENCIA EMOCIONAL Y MÚSICA: LA IMPORTANCIA DE LA AUTOMOTIVACIÓN EN EL AULA (PARTE 4/6)]

+La empatía: la capacidad de percibir y sentir las emociones y experiencias subjetivas que otros atraviesan, permitiéndonos interactuar eficientemente con ellos. [INTELIGENCIA EMOCIONAL Y MÚSICA: LA EMPATÍA Y LA DIRECCIÓN MUSICAL (PARTE 5/6)]

+Las habilidades sociales: las herramientas personales que desarrollamos para desenvolvernos en con éxito en contextos plurales. [INTELIGENCIA EMOCIONAL Y MÚSICA: LAS BANDAS DE MÚSICA Y LAS HABILIDADES SOCIALES (PARTE 6/6)]

 

Hablar de inteligencia emocional y hablar de música es, prácticamente, obligatorio. Dentro del estudio y, sobre todo, la práctica del bello arte de los sonidos, se encuentran infinidad de herramientas y manifestaciones del desarrollo de este tipo de inteligencia en las personas que lo practican.

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Por ejemplo, la música nos brinda la necesidad de ser conscientes de nuestras propias emociones para poder trasmitirlas o, incluso, de generarlas artificialmente (autoconocimiento). Por otro lado, me entenderán perfectamente cuando les hablo todos aquellos que se han visto invadidos por los nervios y la ansiedad ante una interpretación en público, y más aún si era en solitario o comprometida (autocontrol).
Otras veces, la música te hace sentir que eres capaz de conseguir todo lo que te propones y a saborear el dulce sabor del trabajo bien hecho tras un gran esfuerzo, tanto de forma individual como en colectiva (automotivación). El 90% de la información emocional que transmitimos y absorbemos no está verbalizada, es decir, no se necesitan las palabras para conectar emocionalmente a dos individuos, porque, a veces, la interpretación de una melodía es más que suficiente (empatía). Si algo caracteriza a la música como arte es su carácter social, ya que nos hace viajar, trabajar, conocer e interactuar con gente muy diversa y permitiéndonos desarrollar múltiples y valiosas herramientas para desenvolvernos con éxito este mundo que nos ha tocado vivir (habilidades sociales).

“INTELIGENCIA EMOCIONAL Y MÚSICA” es un conjunto de seis artículos que invita a adentrarse de forma teórica y práctica en el mundo de la inteligencia emocional y todo lo que la música tiene que decir sobre ésta, y viceversa.

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