INTELIGENCIA EMOCIONAL Y MÚSICA: EL AUTOCONTROL Y LA PEDAGOGÍA DE “EL DIRECTO” (PARTE 3/6)

Teóricamente y considerado uno de los cinco elementos principales de la inteligencia emocional, el autocontrol es la capacidad que nos permite controlar los estados de ánimo que nos alteran, siendo necesario para ello y en primer lugar, ser conscientes de nuestras emociones, es decir, todo lo relacionado con la habilidad (ya abordada) del autoconocimiento. auto4Sentimientos como la ira, la rabia, el enfado, la preocupación y la tristeza provocan en nosotros alteraciones en nuestra conducta y nuestro estado de ánimo. Controlar todas estas emociones negativas constituye una ardua y constante tarea, de hecho y según los estudios de varios psicoanalistas*, todo lo que hacemos en nuestro tiempo libre, desde descansar hasta entretenernos de cualquier forma, son intentos de llegar a sentirnos mejor y alejarnos de aquello que nos perturba y nos aleja del bienestar emocional.

Enfadarse es normal, natural y normalmente viene dado por la interpretación o juicio que nosotros mismos hemos emitido sobre el hecho o acontecimiento que lo ha provocado. El enfado es considerado como la emoción negativa más seductora, ya que proporciona argumentos convincentes de “ajuste de cuentas”, nos hace sentir que dicha descarga está justificada y tiene un porqué racional.

Los estados de ira y de rabia se caracterizan por ser emociones de tristeza muy fuertes e intensos, tan intensos que la persona que lo experimenta se siente incapaz de perdonar y está cerrada a todo razonamiento. En estos casos se actúa sin considerar las posibles consecuencias de sus actos y pone en primer plano nuestro lado más primitivo, brutal y rudimentario en cuanto a lo conductual se refiere.

La catarsis, es decir, el hecho de dar rienda suelta a nuestro enfado, esta popularmente aceptado como un modo adecuado de despojarnos y controlar nuestra irritación, pero estudios específicos* demostraron que esto no es así, porque lejos de mitigar esa sensación de descontrol, la aumentan aunque, por otro lado, si es verdad que puede llegar a provocar sensaciones de placer. Realmente, la única forma de provocar un estado de enfriamiento del enfado es, alejarse del foco que está provocando dicha emoción acompañándolo, además, con pensamientos y realización de tareas que nos lo hagan pasar bien, distraernos, ya que es difícil estar enojado si otra cosa nos está haciendo sentir placer y bienestar en general.

 

 

Otra emoción, es la ansiedad, producida, a su vez, por un ciclo de preocupación que consiste, básicamente, en una anticipación ante los peligros que la vida pueda presentarnos y la búsqueda de soluciones positivas para evitarlos y combatirlos. La falta de autocontrol sobre el ciclo de la preocupación puede producir que miedos, fobias u obsesiones protagonicen un secuestro emocional que, si se intensifica mucho, puede desembocar en auténticos ataques y desequilibrios nerviosos. Las preocupaciones suelen estar presentes en nosotros a través de los pensamientos, por ello, la solución más eficaz es alejar la mente de dichas preocupaciones, sustituirla por otros quehaceres y realizar ejercicios físicos que nos ayuden a relajarnos y a mantenernos lejos de aquello que nos perturba.

La tristeza es, posiblemente, el estado de ánimo más común y del que más gente quiere despojarse, lo que muchos no saben es que no deberíamos de evitar toda la tristeza, pues tiene sus facetas positivas. La tristeza es una emoción que va en nuestro código genético y nos ha ayudado siempre a evolucionar y a sobrevivir, ya que cuando, por ejemplo, sufrimos una experiencia muy negativa (como una gran pérdida) nos permite crear un refugio reflexivo pudiendo así ralentizar nuestro ritmo de vida y llevar a cabo los ajustes psicológicos pertinentes para adaptarnos a la nueva situación. En cambio, no debemos confundir la tristeza con la depresión, un estado de tristeza profunda permanente que, a grosso modo, nos quita las ganas de vivir y nos despoja de, prácticamente, todas las habilidades emocionales que poseemos.

 

INFORMACIÓN SOBRE EL LIBRO “INTELIGENCIA EMOCIONAL” (1996) DE D. GOLEMAN

 

En verdad, existen muchas actividades y técnicas para despojarnos de las malas sensaciones. Algunos de estos elevadores de ánimo pueden ser: el llanto, ya que ayuda a desahogarnos y a reducir la angustia, divagar e imaginarnos cosas agradables o soñadas, ejercicios físicos y técnicas de relajación en general, y, sobre todo, exponernos a alguna experiencia de entretenimiento que nos guste mucho como ver una película, escuchar música, leer, participar en eventos, etc… Nosotros no podemos decidir racionalmente no enfadarnos, lo que sí podemos hacer es tener herramientas para controlar estos estados y, sobre todo y lo más importante, desarrollar habilidades personales que eviten o mermen su aparición y/o intensidad.

 

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MÚSICA Y AUTOCONTROL

La interpretación musical en directo y los escenarios en general, por su propia naturaleza, nos hacen exponernos a situaciones de estrés y ansiedad, por ello, cada vez que realizamos una audición o concierto que vaya a requerir el cien por cien de nuestro nivel interpretativo y concentración, es una magnífica oportunidad para hablar de qué y cómo podemos hacer para que nuestro subconsciente emocional no nos arruine el trabajo previo, arrojándonos a vivir una experiencia, como mínimo, agria.

Para que resulte realmente eficaz y provechoso, es necesario realizar pedagogía de la experiencia que vivimos durante una audición. Para ello es necesario dividirlo en tres fases: la preparación, el directo y las conclusiones.

          +La preparación: En la fase previa, es importante imaginarse el futuro instante como algo, en general, bueno, agradable y provechoso. Es necesario interiorizarlo como una oportunidad para materializar el esfuerzo realizado; te has preparado para hacer música y lo vas a demostrar. Es muy aconsejable investigar distintas técnicas de controlar los nervios y la ansiedad como, por ejemplo, mantener la concentración racional en puntos concretos y estratégicos (el ritmo, la afinación, la musicalidad, etc…), evitando así que la mente empiece a generar pensamientos de miedo o preocupación. También es muy importante tener conocimiento y control sobre el ciclo del aire-respiración como técnica de relajación, pudiéndose realizar ejercicios previos específicos. No olvidemos que siempre podremos experimentar todo esto haciendo pre-audiciones privadas ante amigos y familiares, pues nos servirá de gran ayuda.

          +El directo: Ha llegado la hora de poner en práctica todo lo trabajado. Es muy importante tener una actitud proactiva, es decir, pensar que todo va a salir bien, está controlado y, ante todo, se va a disfrutar de la experiencia. ¡Suerte!

           +Conclusiones: Es hora de comparar y sacar conclusiones. ¿Qué sensaciones has vivido? ¿Sentías el control de tus movimientos y pensamientos? ¿Has logrado poner en práctica las técnicas trabajadas? ¿Esperabas este resultado? Y un largo etcétera de preguntas que nos tendremos que formular y responder si queremos que todo esto tenga repercusiones positivas en futuras ocasiones y, sobre todo, para nuestra inteligencia musical. Además, es muy recomendable extrapolar este tipo de procesos y experiencias con otras situaciones emocionalmente similares a las que nos podemos vernos expuestos en la vida, como puede ser una entrevista de trabajo o una fuerte discusión con alguien.

 

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Tanto para docentes como para intérpretes profesionales o amateur, es muy aconsejable ser conscientes y activos divulgadores de estas prácticas, pues pueden mejorar la experiencia y así ayudar a usar todo aquello que las música nos brinda para el desarrollo íntegro del individuo. Espero que hayáis disfrutado y aprendido con este artículo que vincula y resalta el valor que surge al interrelacionar disciplinas como la inteligencia emocional, la pedagogía y la música.

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Eduardo Sánchez-Escribano García de la Rosa

*Los estudios científicos y sus protagonistas a los que se hace alusión en el presente texto están nombrados y detallados en el libro Inteligencia Emocional, de Daniel Goleman.

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